El cortejo poligámico en que se ha embarcado Esquerra Republicana han entrado en velocidad de crucero entre el deseo de superar la alianza exclusiva con Junts y la realidad de que el el gobierno a cuatro que plantean es prácticamente una misión imposible. Los de Junqueras tratan de abrirse camino más allá de los antiguos socios y han chocado con las condiciones de partida de la CUP, que pasan por una moratoria del uso de balas de foam, apartar la Brimo de los desahucios y la retirada de la Generalitat de las causas contra activistas.

La portavoz y secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta, que forma parte del comité negociador del partido, ha anunciado que esta semana "habrá una aceleración de las negociaciones para concretar un acuerdo". La pregunta es, por donde avanzarán y si será compatible que una lado (Junts) y el otro (la CUP) compren los mismos compromisos. Especialmente delicada es la carpeta del modelo de seguridad de Catalunya. Todas las fuerzas implicadas reconocen la necesidad de revisarlo y mejorarlo. A partir de ahí, la CUP es quien plantea una reforma más profunda, con afectaciones de más calado. El viernes pasado puso sobre la mesa de ERC sus demandas y los republicanos respondieron con el compromiso de empezar los trabajos para ver si se pueden materializar.

 

Después de que desde la CUP se lanzara el mensaje que se había llegado a un principio de acuerdo por el uso de los proyectiles de foam y el papel de la Brimo, ERC ha aclarado que son "líneas de trabajo" a "explorar". "Estamos trabajando la viabilidad" de las propuestas cupaires, ha afirmado Vilalta, que ha remarcado que algunas implican cambios normativos, otros voluntad política o revisión de protocolos. "Algunas serán más fáciles, otras se tienen que estudiar", ha añadido.

En este sentido, ha dibujado la creación de una comisión específica en el Parlament, como la que se creó el año 2013 para eliminar las pelotas de goma, que aborde con detenimiento todo lo que tiene que ver con el orden público.

En cualquier caso, ERC ha admitido que sobre esta materia sólo está discutiendo con la CUP y que, en el caso de Junts per Catalunya, la negociación va por otros derroteros. Los dos partidos tratan de encajar la hoja de ruta hacia la República, con la mesa de diálogo y el referéndum en el centro.

Dead line a la mesa de diálogo

Para los republicanos, las últimas acciones de la Fiscalía contra el independentismo, desde la querella contra la Mesa del Parlament a los recursos contra el tercer grado, les cargan más de razones para insistir en la vía del diálogo. "Justamente eso que está pasando, en lugar de desanimar, afianza más que nunca la apuesta por la negociación", ha señalado Vilalta. Desde de ERC reclaman en el gobierno del Estado "hechos, no sólo palabras". Dicho de otra manera que el Gobierno de España, ponga, por fin, su propuesta concreta para resolver el conflicto.

Las conversaciones para llegar a una alianza van más lentas de lo que ERC querría. Según fuentes conocedoras de las negociaciones, ERC y Junts están concentrados al llegar a un acuerdo sobre qué límites hay que poner en la mesa de diálogo entre Catalunya y el Estado. El partido de Puigdemont se ha avenido a mantener la apuesta por este espacio de diálogo, pero aprieta para poner un dead line. Desde de ERC expresan sus recelos con la posibilidad de volver a poner fechas al procés, precisamente uno de los errores del pasado que todos los actores independentistas coinciden en señalar.

La alternativa, afirman desde el meollo negociador, pasaría por establecer una auditoría, un protocolo de evaluación y seguimiento sobre el cumplimiento por parte del Estado, para garantizar que el gobierno de Pedro Sánchez no se duerme en los laureles.