Confirmados los resultados que lo sitúan como el único con opciones de ser president, hasta bien entrada la madrugada el teléfono de Pere Aragonès estuvo vibrando. Y lo ha seguido haciendo ya de buena mañana. Ya ha habido contactos con los dirigentes de los tres partidos con quien aspira a compartir una gran coalición, con él en el timón. Con Laura Borràs, con Dolors Sabater y con Jéssica Albiach. Con las dos primeras pudo hablar brevemente. Con la última se cruzaron mensajes. Ahora llega el momento de sentarse para empezar en serio las conversaciones, cosa que sucederá a lo largo de esta semana.
El 12 de marzo es la fecha límite para la constitución del nuevo Parlament. En los diez días hábiles posteriores, se debería de celebrar la primera sesión de investidura, a más tardar el 26 de marzo. Aragonès quiere estar y pretende cerrar un pacto mucho antes del deadline. De salida, ERC juega a máximos. Los republicanos no quieren sólo una suma para salvar la investidura y llegar a la presidencia, sino que se proponen consolidar una mayoría sólida para que, por primera vez en más de diez años, el Govern que salga no esté en minoría en el Parlament. Su apuesta, prácticamente una misión imposible, pasa por una gran coalición que integre a Junts, la CUP y los comunes. Una fórmula que sumaría una mayoría sobrada de 82 diputados —a mayoría absoluta son 68.
Con todos ellos, Aragonès quiere acordar un esquema de gobernabilidad que, además de la investidura, vaya ligado a un pacto por los próximos presupuestos de la Generalitat. Precisamente, ante aquellos que le plantean que el reto es imposible porque Junts y comunes se han vetado mutuamente, el vicepresident en funciones esgrime el acuerdo por las cuentas que alcanzó la pasada legislatura, y que contó con el aval de ambos partidos. La idea es ahora hacer de cemento para juntar a todas las fuerzas soberanistas que están a favor de la amnistía y el referéndum pactado.
La suma "imposible"
Para aquellos que dudan sobre si los de Junqueras cumplirán con la promesa de campaña de no entenderse con el PSC, el presidente del partido ha sido rotundo en una entrevista en Els Matins de TV3. "Es imposible un Govern con el PSC, somos incompatibles", ha sentenciado. Aritméticamente, el tripartito es posible, sumaría 74 diputados, que son exactamente los mismos que tienen los independentistas, pero los republicanos entierran cualquier opción de pacto con los socialistas. Otra cosa es Madrid.
Resurrección de la mesa de diálogo
En paralelo a las conversaciones para hacer Govern, la mirada de ERC está puesta en Moncloa. Pedro Sánchez se comprometió a reactivar la mesa de negociación entre Catalunya y el Estado inmediatamente después de las elecciones del 14-F. Que ERC se haya hecho con la hegemonía del bloque independentista resucita el espacio de diálogo. Los republicanos fueron los impulsores, a raíz del acuerdo para investir a Pedro Sánchez, pero Quim Torra y el resto de miembros de Junts se la miraban con recelos y eso dejó la mesa en una letargia que ahora tendría que acabarse.