El presidente del Gobierno ha aprovechado la sesión de control este miércoles en el Congreso para sacar pecho de los resultados de su candidato en Catalunya, Salvador Illa. La lectura que hace del 14-F es que ha habido una victoria abrumadora del PSC que obliga a un gobierno de los socialistas con los comunes. Ahora bien, a parte del triunfalismo, Pedro Sánchez ha ido más allá, equiparando a Junts per Catalunya con Vox, dos fuerzas que considera que hay que aislar por sus "expresiones de odio y xenofobia".

Las declaraciones del líder del PSOE han desencadenado una avalancha de reproches. Los últimos en salir al paso, Esquerra Republicana, que expresa "perplejidad y preocupación" por esta comparación entre "un partido de extrema derecha como Vox con un partido democrático y comprometido con los derechos y las libertades como es Junts per Catalunya". Una manera, según lamentan, de blanquear la formación que encabeza Santiago Abascal.

En un comunicado, los republicanos alertan de que "banalizar el fascismo y la extrema derecha es un grave error", porque cuando todas las formaciones son acusadas de extrema derecha, ninguna lo es. Desde de ERC reclaman una rectificación a Sánchez de sus declaraciones, pero también lo invitan a hacer público su "rechazo explícito a las formaciones de ultraderecha".

No es un caso aislado

Echando un vistazo a los hechos más recientes, ERC pone de manifiesto que no se trata de un caso aislado. La portavoz del partido, Marta Vilalta, recuerda como "hace nada más unos pocos días, el mismo presidente del Gobierno alababa el sentido de estado del mismo partido de ultraderecha", cuando agradeció a Vox que permitiera la aprobación del decreto de los fondos europeos del gobierno PSOE-Podemos. Al mismo tiempo, denuncia que la Delegación del Gobierno en Madrid autorizara "la celebración de una ceremonia de homenaje a la División Azul, donde abiertamente se hacía apología del nazismo y se promovía el antisemitismo y la xenofobia".

A lo largo de la campaña electoral, Pere Aragonès y el resto de dirigentes de ERC han alertado de que los socialistas estaban dispuestos a contar con la participación de Vox para llegar a la presidencia de la Generalitat. Durante la última semana pidieron a Salvador Illa que se comprometiera a hacer un cordón sanitario a los de Ignacio Garriga en el Parlament, pero el exministro echó pelotas fuera.

Vox ha entrado en el Parlament de Catalunya con 11 escaños, situándose como cuarta fuerza, por delante de la CUP, los comunes, Cs y el PP.