A principios de 2024, ERC empezó a temer que el ataque de falsa bandera orquestado en marzo de 2023 contra los Maragall y el Alzhéimer los salpicara, mientras en paralelo la investigación judicial ya sospechaba de que la acción era una operación política. Los indicios de la policía indignaron a Ernest Maragall y ante esta situación, según publica este martes el diario Ara, la dirección de comunicación del partido diseñó un plan para proteger el partido.
El rotativo publica que el pasado febrero el exviceconseller del Govern, Sergi Sabrià, y el vicesecretario de comunicación del partido, Oriol Duran, establecieron a la persona que se convertiría en el "cortafuego" si los hechos se hacían públicos y solo apuntarían hasta donde hubiera llegado la policía. El término cortafuego lo utilizaron en una reunión.
El partido se puso en marcha para obtener los informes policiales y conocer los nombres que en él se incluían. Uno de los que sabían que figuraba en informes era el del militante de Anoia que había encargado los carteles y con quien Sabrià había hablado. La policía le había intervenido el teléfono y habían hablado directamente con él. ERC decidió, pues, que ese militante fuera el cortafuego y evitar que se destapara la B, la estructura paralela del partido para efectuar acciones de contracampaña.
El equipo de comunicación era consciente de que la investigación policial amenazaba el partido, pero esperaban que no se hiciera público y tenían miedo de la reacción de Maragall cuando descubriera la verdad. Maragall tenía acceso al sumario, por ser parte acusadora, y compartió información con Pere Aragonès el pasado febrero. El president de la Generalitat en funciones, según fuentes del Govern que cita el rotativo, animó a Ernest Maragall a continuar con la investigación policial y llegar hasta el final.
Objetivo: desactivar la investigación
La dirección de comunicación de ERC dedicó esfuerzos para desactivar la investigación y también convencer a Maragall para que se pusiera de su parte. De hecho, cuando Sergi Sabrià compareció en la sede del partido para anunciar que dimitía, aunque se desvinculaba de la acción —afirmando que él solo había intentado apagar un fuego—, Ernest Maragall estaba presente en la sala, como muestra de apoyo.
El escándalo político de los carteles de los Maragall ha obligado a ERC a realizar una investigación interna, que el viernes pasado llegó a las conclusiones: dos militantes han sido suspendidos por falta grave y muy grave (el militante de Anoia y el exdirector de comunicación Tolo Moya) y otros dos han sido expedientados por faltas leves, Sabrià y Marc Colomer. Precisamente, tanto Sabrià como Colomer han retirado sus firmas del manifiesto de renovación que un sector del partido ha impulsado para contraponerse al sector en torno a Oriol Junqueras.