El voto de confianza que Esquerra Republicana ha hecho en el pleno de constitución del Parlament con Junts per Catalunya y la CUP responde al objetivo último de llegar a la presidencia de la Generalitat. Los republicanos han pagado por adelantado a sus virtuales socios. A Junts, concediéndoles la presidencia de la cámara sin poner pegas a quien fuera la candidata, a la CUP abriéndoles la puerta de entrada a la Mesa del Parlament. Dos gestos con que pretende desbrozar el camino hacia el Palau de la Generalitat y que pedirá cobrar dentro de dos semanas en forma de investidura de Pere Aragonès.

 

Dar el pistoletazo de salida a la decimotercera legislatura era un paso previo indispensable en el camino hacia la formación del nuevo Govern. En las filas republicanas se muestran satisfechos por el acuerdo in extremis cerrado la víspera de la sesión inaugural. "Hemos conseguido empezar con buen pie", aseguran desde la delegación encargada negociar con el resto de fuerzas soberanistas. Sin embargo, no esconden su indignación con las palabras de Borràs, que ha obviado el trabajo hecho por Roger Torrent y ha evitado mencionarlo en su discurso inaugural después de ser proclamada, como sí que ha hecho con Forcadell.

Encender los motores de la legislatura, sin embargo, no habrá sido lo más complicado. Ahora llega la hora de la verdad y es cuando la interlocución con junteros y anticapitalistas se pondrá más seria. Ya no valdrá quedarse en la superficie, como ha denunciado la CUP, sino que habrá que entrar en el fondo del plan de gobierno.

En ERC interpretan que de las conversaciones con Junts se desprende el compromiso que los de Puigdemont darán apoyo a la investidura de Aragonès, que se tendrá que votar como máximo dentro de quince días, el viernes 26 de marzo. "El trabajo que queda todavía es muy grande", reconocen, a la vez que reivindican la "generosidad" con que han actuado para repartir los asientos de la Mesa del Parlament. Confían en que su actitud tenga recompensa.

Malestar con el discurso de Borràs

A pesar del desgaste de las relaciones con Junts y el mal inicio con el discurso de Borràs, en ERC dan por hecho que después de haber accedido a que la exconsellera -imputada por presunta corrupción- sea la nueva presidenta del Parlament, podrán afianzar su apoyo para Aragonès en la segunda fase de las negociaciones que empieza a partir de ahora. Ambas formaciones han avanzado en la unificación de la estrategia que hay que seguir para alcanzar la independencia y aunque quedan flecos al aire, las bases están. Queda por definir cómo se auditará el espacio de diálogo con el Estado, la gran apuesta de ERC de que Junts siempre ha recelado.

En paralelo, llega el momento de empezar a abrir la carpeta de la estructura de gobierno, tanto con respecto al reparto de conselleries como a las personas que se pondrán al frente. Ahora mismo, el escenario más probable es que la CUP quede fuera y, por descontado, tampoco estarán los comunes.

Lo que es seguro es que habrá como mínimo dos departamentos más, el de Igualdad y Feminismos y el de Transición Ecológica. También se da por hecho que habrá un intercambio de papeles. Para Junts será la vicepresidencia económica, que previsiblemente irá a manos de Elsa Artadi, y carteras clave como Salud y Exteriores. A ERC, además de la presidencia, le llega el momento de asumir el control de Interior.

Acento de izquierdas

Los dos principales partidos del independentismo suman 65 escaños, por lo tanto, no llegan a la mayoría absoluta necesaria. Por eso, convencer a la CUP vuelve a ser imprescindible. ERC ha cuidado todo lo que ha podido a los anticapitalistas durante las negociaciones, tanto que ha tensado al máximo la paciencia de Junts dando alas a la posibilidad de que la CUP se quedara la presidencia del Parlament. Los de Junqueras acentúan la buena sintonía con la CUP en las políticas de izquierdas y esperan contar con su apoyo. Más teniendo en cuenta que en las anteriores legislaturas los cupaires han investido a presidentes de la órbita convergente.

Lo que ya se da por descartado es la posibilidad de incorporar los comunes a la ecuación. Jèssica Albiach ha criticado que ERC se haya entregado a Junts, obligándolos a quedarse a la oposición. Aún asi, no ha cerrado la puerta en posibles alianzas puntuales, como hubo la pasada legislatura para los presupuestos de la Generalitat.

En la imagen principal, Pere Aragonès llega al Parlament. / Sergi Alcàzar