El acto del sábado en Perpinyà acabó de profundizar la fractura entre los socios del Govern. Algunos de los discursos que se escucharon encima del escenario por parte de representantes de JxCat —especialmente el de Clara Ponsatí— se indigestaron a los dirigentes de Esquerra Republicana. Su jefe de filas en el Parlament ha reprochado públicamente al president Torra que la semana pasada encabezara la delegación catalana en la mesa de negociación con la Moncloa y que "el sábado su espacio político menospreciara la mesa debilitando la posición del Govern". El president ha replicado que ellos no van "con el lirio en la mano".
Lejos de limar diferencias, JxCat y ERC han hecho evidente durante la sesión de control del Parlament la distancia estratégica entre ambos. Hace sólo 24 horas Gabriel Rufián allanaba el camino, afirmando desde Madrid que "está muy bien que te aplaudan en Perpinyà, pero el reto es que lo hagan en Cornellà". Hoy Sergi Sabrià lo ha rematado, con más finura, pero con la misma contundencia.
Durante su turno para preguntar al president de la Generalitat, ha criticado con dureza la actitud de JxCat. "No entendemos como en un mismo espacio uno se puede sentar a defender la autodeterminación y la amnistía y después cargar con amargura contra la mesa", ha sentenciado. Al mismo tiempo, ha recordado que el mérito de conseguir que el Gobierno de España se siente para abordar de forma bilateral el conflicto político es de ERC. Y ha añadido que son conscientes de que "no se puede fiar todo a una carta" y que no lo harán porque no son "ilusos". En ese sentido ha aclarado que los republicanos no renunciarán a "ninguna vía" y que entienden que "la negociación política es una herramienta complementaria y aliada de la calle y la mobilización", que "no se contraponen, se retroalimentan".
El president ha expresado sorpresa por las palabras del dirigente de ERC. Y a pesar de evitar un ataque directo, se le ha entendido todo. "Nosotros no vamos con el lirio en la mano, sabemos perfectamente quién es el Estado español", ha señalado, insistiendo en "el escepticismo" con que se miran la mesa de negociación. En este sentido ha dejado claro que su único objetivo es que del diálogo con la Moncloa se salga "con la fecha para el referéndum".
El fuego cruzado no ha quedado ahí. Si hay una figura que Torra tiene cruzada políticamente este es el president del Parlament, Roger Torrent. Primero por la no investidura de Carles Puigdemont, después por la polémica en relación con la suspensión de los diputados presos y finalmente por la asunción de la retirada de su escaño. Torra ha aprovechado su intervención en el pleno para pedir directamente a Torrent que le restituya como diputado. Minutos después, y a raíz de una bronca con Cs, que le ha acusado de ocupa —de la Generalitat—, ha recriminado a Torrent que permita que le insulten en la cámara y "no proteste".