Oriol Junqueras anunció que dimitiría como presidente de Esquerra Republicana el 15 de mayo del 2024. Un día antes había asegurado por carta que se veía preparado para seguir liderando Esquerra Republicana a pesar de los numerosos porrazos electorales que había sufrido su partido. Diez meses después, este fin de semana, ERC celebrará el plenario de su congreso en Martorell (Baix Llobregat) donde la militancia votará las ponencias elaboradas por la nueva dirección de los republicanos, con Junqueras de nuevo al frente y con Elisenda Alamany a su lado como secretaria general del partido.

Congrés ERC, segunda gira|pasea|recorre elecciones, junqueras / Foto: Carlos Baglietto
Junqueras, acompañado de Elisenda Alamany y Diana Riba, la noche que recuperó la presidencia de ERC / Foto: Carlos Baglietto

Desde aquel 15 de mayo y hasta este 15 de marzo el partido ha estado inmerso en una grave crisis interna, especialmente durante el verano y el otoño del año pasado, con reproches cruzados en público y con una ruptura total entre Junqueras y quien había sido su número 2 durante 13 años, Marta Rovira. Las aguas se han calmado y este cónclave será, si no hay nada nuevo, mucho más tranquilo de lo que se preveía hace pocos meses cuando las espadas todavía estaban en alto tras la victoria de Junqueras con el 52% de los votos en la segunda ronda de las primarias. Un Junqueras tras después de conseguir pactar con el Gobierno la condonación de la deuda del FLA o el traspaso de Rodalies y habiendo marcado las líneas rojas con los socialistas en Catalunya. Con todo, todavía hay interrogantes sin resolver que se tendrán que aclarar en Martorell.

Votaciones de las ponencias

A diferencia de lo que hacen habitualmente los partidos, Esquerra escoge primero la nueva dirección (este año se presentaron cuatro candidaturas, tres de las cuales consiguieron los avales y se tuvo que ir a segunda vuelta) y después se votan los documentos que tienen que regir la actuación del partido durante el mandato que empieza y que se alarga cuatro años. Si normalmente se somete al aval de la militancia dos textos (la ponencia política y la estatutaria) este fin de semana se tendrán que validar tres, ya que a estos dos se les suma la ponencia estratégica, bautizada como Objetivo 2031, en referencia al centenario del partido y también a las elecciones municipales que se celebrarán por todo el país aquel año, por el cual la formación se fija como hito haber recuperado la mayoría social a favor de la independencia. A diferencia de otras ocasiones han desaparecido las referencias a otros países de otros países por tener como ejemplo: ni rastro de Escocia, Montenegro o el Quebec.

Junqueras volvió a la presidencia del partido el 15 de diciembre, cuando se impuso en segunda vuelta al candidato de los "roviristes", Xavier Godàs, con el 52% de los votos con una participación altísima de la militancia, que meses atrás había avalado que los 20 diputados de ERC conseguido en las elecciones del 12 de mayo votarán a favor de la investidura de Salvador Illa. Un pacto sellado por Marta Rovira, que ya de salida, asumió la máxima responsabilidad una vez Junqueras dimitió. El apoyo de las bases que tiene el presidente en esta "nueva etapa" de Esquerra es mucho menor del que había tenido en el pasado. Junqueras y Rovira fueron durante muchos años una rara avis en un panorama político cada vez más volátil, ya que estuvieron al frente del partido desde el 1 de octubre del 2011 hasta el 10 de junio del 2024, trece años, una cifra muy poco habitual. Durante estos años, la militancia los ha avalado con altos porcentajes de apoyo, aunque este fue disminuyendo lentamente desde el 2019, cuando quedó por escrito la apuesta de Esquerra y su dirección por el diálogo como vía para resolver el conflicto político y el pragmatismo después del referéndum de autodeterminación. Habrá que ver qué porcentaje de apoyo tienen las ponencias este fin de semana.

Las enmiendas más jugosas, retiradas

También se votarán las enmiendas, aunque las que prometían generar más alboroto han sido finalmente retiradas. Estamos hablando de las que planteaban limitar, por un lado, la posibilidad de que Junqueras se volviera a presentar como a presidente del partido en el próximo congreso y separar los cargos orgánicos de los institucionales. Esto afecta hoy por hoy mucho más a Elisenda Alamany, que también se concejala a lo Ayuntamiento de Barcelona (y rozó ser teniente de alcalde de Jaume Collboni, pero el congreso de la federación barcelonesa que lo tenía que votar en junio se aplazó porque los militantes acudieron en masa y todavía no se ha tomado una decisión al respecto), que no Junqueras, inhabilitado todavía a la espera de que se le aplique la ley de amnistía. Según explican desde la candidatura de Xavier Godàs, Nova Esquerra Nacional, se ha tomado esta decisión después de un pacto con la dirección de Junqueras, que se ha comprometido, dicen, a abordar la cuestión con profundidad durante el mandato. También porque "no quieren que este tema tan trascendente como el modelo de partido no quede salpicado por debates personales". Para muchos, este congreso ha sido un plebiscito en la figura de Junqueras que ha terminado ganando.

 

El asunto de los carteles: ¿el desenlace?

Durante la campaña electoral para las primarias internas, Oriol Junqueras prometió ser más duro con los cumplimientos de los pactos con los socialistas y "limpiar" el partido tras del asunto de los carteles contra los hermanos Margall que en julio salió a la luz que habían salido de ERC. Junqueras siempre negó haber sabido nada hasta que no se publicó en los medios, mientras Rovira y otros exdirigentes aseguraban que se enteró como ellos, meses antes. El presidente puso sobre la mesa la creación de una Comisión de la Verdad, presidida por Joan Tardà, el conseller nacional más votado por la militancia y que quiere aprovechar su influencia para tirar la formación más hacia la izquierda y hacer que deje de ser únicamente  independentista.

Una vez ganado el congreso, Junqueras puso en marcha esta comisión que tenía encomendado aclarar el asunto que acabó de convertir la crisis interna en una guerra a plena luz del día. Finalmente, no se llama Comisión de la Verdad sino "sobre las supuestas estructuras paralelas a los órganos de gobierno", que explicará sus conclusiones ante la militancia. Con todo, los inscritos en el congreso no votarán el dictamen que haga a esta comisión puramente política con la cual la dirección aspira a terminar de "limpiar", tal como prometió el pasado septiembre Junqueras en el acto en Olesa de Montserrat, donde puso todas las cartas sobre la mesa para recuperar la presidencia.