Minutos antes de la habitual comparecencia de los lunes de la portavoz de ERC, Marta Vilalta, se ha filtrado la noticia que confirmaba la negativa de los de Jordi Sànchez a hacer president Aragonès. Cuando menos, en el corto plazo. No ha sido ninguna sorpresa. A lo largo del fin de semana, todas las fuentes implicadas en el maratón de contactos desde la investidura fallida del viernes, coincidían en señalar que este martes se repetirá el mismo guion, con una abstención de Junts que volverá a conducir al fracaso. A pesar de saberlo, Pere Aragonès no renunciará a presentarse a la votación, como le ha pedido Junts. ERC exige un "gesto de responsabilidad y confianza" como el que hicieron ellos entregando la presidencia del Parlament a Laura Borràs.
"Demuestra que es un órgano de partido", comentaba a ElNacional.cat un alto dirigente de ERC minutos después de que el Consell per la República emitiera un comunicado abriéndose a reformular la cúpula para dar más peso a los republicanos. Sin embargo, y para no estirar mucho más la maltrecha cuerda que todavía los une a Junts, de quien depende ahora mismo la investidura, desde la dirección de ERC han optado por tragarse el grueso de los reproches, a 24 horas de la segunda votación y agarrarse al movimiento del ente que Carles Puigdemont preside desde Waterloo para pedir a Junts que "repiensen la abstención".
"Se avista ya la solución, hemos desencallado este escollo", ha afirmado Vilalta, poniendo el acento en que la propuesta de rediseño del Consell per la República que los republicanos hace meses que reclaman "sitúa más cerca la solución". Si se consigue materializar esta reformulación del CxR para acabar con las "disfunciones", ERC aceptaría que fuera esta entidad quien se erigiera como la mesa de dirección estratégica, sin necesidad de crear un nuevo órgano.
Reunión en Waterloo
El equipo negociador de los republicanos no descarta desplazarse a Waterloo para abordar con Puigdemont el tuétano de la negociación, aunque insiste en que "no hay escollos insalvables" que imposibiliten contar ya mañana con el sí de Junts a Aragonès. Afirman que "queda sólo la concreción de algunos flecos" y entienden que "no hay que esperar más".
En la sede de Calabria no quieren anticipar escenarios y aseguran que ahora mismo no contemplan ningún otro que no pase por un acuerdo entre independentistas, que sumaría 74 escaños.
A pesar de la oferta de mano tendida de los comunes, confirman que no ha habido contactos con este partido.
Las alternativas a un gobierno ERC-Junts
Aunque la investidura de Aragonès no prospere en la segunda votación de este martes, prevista alrededor del mediodía, la probabilidad de que se active el botón de la repetición electoral dentro de dos meses parece remota. Antes de volver a repetir comicios, los partidos podrían explorar alternativas que, calculadora en mano, son viables, aunque de momento puedan parecer rocambolescas.
Una de las opciones sería que JxCat facilitara la investidura pero sin entrar en el Gobierno. Es decir, prestar a ERC los diputados mínimos imprescindibles para gobernar —en solitario, con la CUP o con la CUP y los comunes— y quedarse en la oposición. Algunas voces dentro de la formación son partidarias de esto, aunque de momento están en clara minoría.
En este caso, suponiendo que ahora mismo hay 61 escaños contrarios a Aragonès —PSC, Vox, comunes, Cs y PP— y 42 favorables —ERC y la CUP—, los de Puigdemont podrían ceder 20 de sus votos para decantar la balanza a favor del presidenciable republicano. Esta posibilidad libraría a Junts del estigma de haber sido responsable de malbaratar la histórica mayoría independentista del 14-F y les daría la oportunidad de crecer si la vía dialogada de Aragonès fracasa.
El viernes pasado, los ocho diputados de los comunes votaron en contra de investir a Aragonès. Con todo, Jèssica Albiach dejó clara su predisposición de saltar al sí siempre que antes ERC se divorcie de Junts. "Con nosotros, mañana mismo habría Govern", dijo, una posición que el portavoz del partido ha afianzado hoy. Poco después del 14-F, varias voces de la izquierda catalana se pronunciaron a favor de una alianza ERC-CUP-comunes. Aritméticamente estaría en minoría y sólo podría hacerse realidad si contara, como mínimo, con las abstenciones del PSC y Junts. Hoy por hoy, muy poco probable.
Lo que sí que se da por descartado, aunque sumaría, es un tripartito que uniera a ERC y los socialistas en el Govern de la Generalitat. Salvador Illa espera su momento. Si Aragonès vuelve a tropezar, el exministro del PSC intentará otra vez ir a la investidura.