Estrategia: bailar al mismo son. Ya hace tiempo que Bildu se ha convertido en la pareja de danza de ERC en Madrid, en detrimento de JxCat, liderado en el Congreso por Laura Borràs. La operación para aprobar los presupuestos generales del Estado a cambio de más recursos para sus respectivos territorios, fue el resultado de una coreografía ensayada conjuntamente por la izquierda independentista catalana y vasca. Como pasó, pronto hará un año, con la investidura de Pedro Sánchez. Un giro histórico en la política de alianzas del Gobierno que Gabriel Rufián bautizaba hace unos días de "cambio de paradigma".

Desde este domingo que ERC ya conoce quien disputará a Pere Aragonès las opciones independentistas de presidir a la Generalitat, después de que la militancia de JxCat haya designado a Laura Borràs como presidenciable efectiva. La portavoz republicana ha deseado suerte a JxCat, porque "que vaya bien a todas las formaciones independentistas es lo mejor para avanzar". Por eso ha invitado a los de Puigdemont a "seguir sumando cada uno desde su espacio", en su caso, "reforzando el centroderecha del espacio independentista para superar el 50%". En este sentido ha advertido que ERC no entrará "en el juego de quien es más independentista". Y ha lamentado "la obsesión de Junts por atacar a ERC".

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Iceta o Aragonès

Con la mirada puesta en un escenario puesto electoral fragmentado donde será inevitable tener que buscar aliados para construir mayorías, los de Junqueras han movido ficha los primeros. Este fin de semana, el presidente del grupo parlamentario de ERC y hombre fuerte del partido, Sergi Sabrià, avanzaba en una entrevista en ElNacional.cat que si JxCat gana las elecciones de l14-F, ellos investirán a su candidato. Y pedía a Junts que se comprometieran a hacer lo mismo. Este lunes, sin embargo, Laura Borràs ha tirado pelotas fuera.

El escenario que plantea ERC de cara al futuro más inmediato es repetir la alianza con Junts y ampliarla a la CUP, pero también, más allá del independentismo, con los comunes. En cambio, y a pesar de la sintonía que mantienen con el gobierno Sánchez, los republicanos descartan de todas todas cualquier tipo de pacto con el PSC. Ya no para gobernar, sino de ningún tipo. En palabras de Sabrià, tampoco aceptarían los votos de los socialistas catalanes para investir Aragonès.

Frenar la ultraderecha y neutralizar a Cs

Confirmados los respectivos acuerdos presupuestarios de republicanos y abertzales, los dirigentes de ambos partidos han querido compartir este lunes pista de baile. Virutal, como mandan los tiempos pandémicos que corren. Arnaldo Otegi y Marta Vilalta ha comparecido juntos, cada uno desde su propia sede. El uno en Donosti, la otra en Barcelona. El objetivo, en palabras de la portavoz de ERC, "poner en valor el acuerdo estratégico de coordinación" que las dos formaciones mantienen en el Congreso y en el Senado. "Representamos 18 diputados", han afirmado la una y el otro. Es el resultado de la suma de los 13 de ERC y los 5 de Bildu.

Vilalta y Otegi han explicado que la misión que se han marcado en Madrid es "frenar la agenda reaccionaria de la ultraderecha y conseguir recursos para el día a día". Dos objetivos que avanzan en paralelo al de la independencia de Catalunya y Euskadi, afirman.

Los 5 diputados de Bildu y los 13 de ERC se han convertido en necesidad para el gobierno PSOE-Podemos.

Conscientes de la aritmética endemoniada que acompaña a Pedro Sánchez, unos y otros hicieron valer su peso en elCongreso. La alternativa de Sánchez al pacto de la investidura era Ciudadanos, una opción que se indigestaba a su socio de gobierno, Pablo Iglesias.

Finalmente hubo carambola. El lunes de la semana pasada, Marta Vilalta se subía en un tren dirección Madrid para sellar el acuerdo en la misma sala del Congreso de los Diputados donde rubricaron el acuerdo de la investidura, en una reunión con Rufián, Lastra y María Jesús Montero. Un acuerdo que dejaba fuera del tablero a Inés Arrimadas, que hasta el último minuto ha intentado meter baza.

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La basquitis actualizada

Ya hace cuatro años que Arnaldo Otegi salió de la prisión de Logroño, tras cumplir una condena de seis años y medio que, según resolvió más tarde Estrasburgo, fue injusta. Poco después de quedar en libertad, el líder abertzale viajó a Catalunya. En el Parlament, la entonces presidenta -ahora encarcelada- Carme Forcadell lo recibió con todos los honores.

Aquel mismo día, Otegi protagonizó un acto multitudinario en la Fabra i Coats. Ante las 1.200 personas que se reunieron, admitió que los atentados de Hieprcor no se tendrían que haber producido nunca. Al mismo tiempo, alabó el papel del independentismo catalán que, por aquellas fechas, la primavera de 2016, se encontraba en uno de los momentos más álgidos. "Nos estáis dando una lección a todos", confesó Otegi, que reconoció que la izquierda abertzale empezaba a reflejarse en un procés que calificó de irreversible. Si a lo largo de la historia el independentismo catalán se había fijado con admiración en la manera de hacer de sus compatriotas vascos, la famosa basquitis, aquella afirmación de Otegi lo actualizaba con un intercambio de papeles.

Preguntado directamente si ha cambiado aquella percepción, Otegi se ha reafirmado en aquellas palabras. Ha calificado "de ejemplar" el procés catalán. . "Vascos y vascas hemos aprendido que se puede hacer, si se ha hecho una vez se puede hacer más veces," ha sentenciado.