Dos meses y medio después de las elecciones, hacía falta un empuje para encauzar la negociación para la investidura y el nuevo gobierno en los raíles del tramo final del trayecto. A grandes rasgos, para eso ha servido la cumbre que este martes por la tarde se ha celebrado en el Centro Penitenciario de Lledoners, en el Bages, para lubrificar el acuerdo. Aunque unos y otros han intentado restar trascendencia a la cita, la expectación generada por la entrada en acción de Pere Aragonès y Oriol Junqueras para desbloquear el pacto en una reunión al más alto nivel con Jordi Sànchez —que es quien dirige desde Junts las conversaciones con ERC— evidencia la importancia de una cita que casi ha durado cuatro horas y que ha acabado con un comunicado conjunto y optimista.
La imagen del candidato a la presidencia entrando en la prisión para compartir con las primeras espadas de ERC y Junts su proyecto para gobernar Catalunya ha sido la prueba gráfica de la excepcionalidad en la que vive inmersa la política catalana desde el encarcelamiento de los principales líderes independentistas. Más allá de la fotografía y del gesto, la visita a Lledoners ha servido para que Aragonès expusiera cómo quiere que se estructure su gobierno. Ha sido la primera vez que formalmente se empiezan conversaciones sobre este punto, que en toda negociación se aborda cuando ya se entra en la recta final.
Sin límite temporal
Ambos partidos han enviado un comunicado en el cual valoran "positivamente el encuentro", que ha arrancado poco después de las cinco y se ha acabado prácticamente a las nueve de la noche. Asimismo, ERC y Junts afirman "haberse conjurado en seguir trabajando para hacer un gobierno independentista liderado por Pere Aragonès, que dé respuesta al mandato electoral del 52% de los votos". Sin límite temporal. A pesar de que ERC presiona para que sea antes de este sábado, fuentes consultadas admiten que probablemente sea ya entrado el mes de mayo. Tienen margen hasta el 26 de mayo.
Como ya avanzó ElNacional.cat, en el cónclave han participado Aragonès, Junqueras y Jové por parte de ERC y Sànchez, Artadi y Rius, en nombre de Junts. Estaban, por lo tanto, quienes están llamados a ser los dos miembros de más rango en el futuro gobierno: el —futuro— president Aragonès y la —virtual— vicepresidenta Artadi. Nombres aparte, el diseño desgranado por el líder republicano prevé la creación de tres nuevas conselleries —Igualtat y Feminismes, Acció pel Clima y Universitats i Coneixement— que comportaría la fusión o disolución de otros departamentos para mantener el organigrama de 13 conselleries.
Aparte de la arquitectura del ejecutivo, la reunión ha servido para repasar otras carpetas donde el trabajo está mucho más maduro, como es el programa de gobierno.
La CUP, al corriente
Hace días que, como ERC, la CUP se impacienta porque el acuerdo no llega. Aunque han sido discretos, los contactos entre los dos grandes partidos del independentismo y los anticapitalistas se han mantenido a lo largo de las semanas y se ha podido avanzar, a tres bandas, en la concreción de la revisión del modelo de seguridad y orden público.
Los cupaires mantendrán abierta su disposición a sumarse al gobierno, pero no lo harán de entrada. Si llega, la incorporación de los anticapitalistas al ejecutivo sería más adelante, cuando la legislatura haya empezado a rodar y puedan certificar si Aragonès va cumpliendo o no con los puntos acordados en el documento que ha servido para que la CUP vote a favor de su investidura.
Conscientes de que cualquier modificación del documento pactado puede alterar el apoyo de la CUP, ERC mantiene a los anticapitalistas al corriente de la evolución de la negociación con Junts. Si finalmente se acabara concluyendo que es imposible repetir la coalición, los cupaires garantizan que darán apoyo a un gobierno de los republicanos en minoría.
En la imagen principal, Aragonès. Artadi, Rius y Jové se despiden a la salida deLledoners / Eva Parey