Lo que tendría que ser un baño de masas para el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha acabado en una bronca. El acto de celebración de la festividad de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil, a la ciudad de Córdoba, empezó con mal pie. Cuando el ministro llegó con su coche, fue recibido entre silbidos y gritos que reclaman su dimisión.
Por desgracia para Marlaska no es la primera vez que el ministro se encuentra en esta situación, según recuerda El Independiente. Hace unos meses fue recibido de la misma manera la ciudad de Valladolid. En aquel momento el motivo del descontento de los asistentes era el acercamiento de los presos de ETA a Euskadi.
Marlaska por su lado se ha limitado a seguir el guion establecido. Se ha focalizado en la incorporación de las mujeres en el cuerpo policial, para que este sea cada vez más igualitario. "Tenemos que evolucionar para que la Guardia Civil siga garantizando la convivencia", para lo que ha anunciado una "potente oferta de empleo pública que permita reforzar todas las plantillas y más inversión en innovación para conseguir los mejores medios". Además, también ha hecho especial mención a la necesidad de facilitar el acceso de la Guardia Civil a la universidad.
A la defensiva con Puigdemont
Si bien la intención del ministro era pregonar sobre las mejoras que quiere implantar en el cuerpo de la Guardia Civil no ha perdido la oportunidad para cargar contra el presidente en el exilio, Carles Puigdemont. Marlaska durante el acto aseguró que "aquello que decidan los jueces italianos será correcto".
A pesar de estas declaraciones aparentemente moderadas, el ministro de Interior ha añadido que a él no le gusta hacer pronósticos y que "aquello importante es confiar en los diferentes poderes, en este caso al poder judicial italiano, que es un poder judicial europeo", de manera que "aquí está el entorno de la orden europea", ha remarcado.
Por su parte, Puigdemont ha solicitado al Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) que le devuelva la inmunidad de forma cautelar con el objetivo de evitar una nueva detención como la que se produjo en Cerdeña. Este paso ya había sido avanzado por los abogados del presidente Puigdemont y el trámite se formalizó el pasado viernes.