España es el estado del mundo con más artistas encarcelados. Así lo asegura un informe de Freemuse, una ONG consultora de la ONU que se dedica a defender los derechos de los artistas en todo el planeta.

Según el coordinador de la organización en el Estado español, Alberto González Pulido, en España hay actualmente 14 artistas procesados, convirtiendo el país en líder mundial en esta práctica represiva.

A España la siguen países como Irán, que cuenta con 13 artistas encarcelados, Turquía que tiene nueve, y Rusia, con cuatro. El informe también pone sobre el papel que durante el año 2019 se coartó la libertad artística hasta 711 veces en 93 países diferentes por todo el mundo. Aunque no están encarcelados, por ahora, en España destacan los casos del mallorquín Valtònyc y del catalán Pablo Hasél.

 

"El informe muestra que Occidente está perdiendo rápidamente su posición de líder de respeto por los derechos humanos y de defensa de la libertad, mientras que en el mundo crece la intolerancia y la violencia contra las visiones y las expresiones no mainstream", ha comentado el director ejecutivo de Freemuse, Srirak Plipat.

El texto también denuncia que el 42% de todos los encarcelamientos de artistas en el 2019 fueron debido a críticas contra el gobierno, con Europa como la región con más presos por este motivo. El escrito también lamenta que los gobiernos fueron los responsables del 55% de todos los actos de censura, llegando a afectar a un total de 847 artistas y obras.

"La censura social"

"Hoy día tenemos un fenómeno, que sería la censura social. Es más fácil que la gente tenga voz y que las opiniones de todo tipo lleguen inmediatamente en todas partes", ha señalado el escritor y periodista Nacho Carretero. Para Carretero, las redes sociales pueden servir de altavoz democratizador para justificar la violación de la libertad de expresión.

"Una serie de boicots o de presiones a las empresas que de alguna manera están coartando la libertad de expresión y que pueden ser peligrosas", ha instado el actor Israel Errejalde como posible solución. Sin embargo, también sirven para dar a conocer la misma censura. Se censura alguna cosa y de repente decimos: '¿Qué pasa? Por qué lo han prohibido?'. Me interesa, y se produce el efecto que pasó con 'Fariña': '¿Cómo es que prohíben este libro? Ahora lo quiero leer'", ha apuntado Carretero.

La religión, el contraterrorismo, el racismo o la homofobia son los principales argumentos utilizados por los estados para violar la libertad creativa.