Una España que no se adapta a las demandas de sus ciudadanos (los catalanes en este caso), se arriesga a perderlos. Escogerán otro proyecto político que los represente mejor y los entusiasme más, como pasa con las empresas que no se acoplan a las necesidades y prioridades de sus clientes o a los partidos que no consiguen ilusionar a los votantes.
Así ve la crisis española Matt Kilcoyne, director de comunicación del Adam Smith Institute, uno de los think tanks más reconocidos del mundo, de tendencia —naturalmente— liberal.
"España se arriesga a pagar un precio muy alto por el uso de la fuerza contra Catalunya", se titula el artículo de Kilcoyne. ¿Qué pasa, se pregunta, si Mariano Rajoy opta por seguir utilizando la fuerza bruta en Catalunya? "Corre el riesgo de minar no solo su propia autoridad, sino también la legitimidad de la Unión Europea". Y concluye: "Eso supone un coste demasiado alto para la UE por defender la integridad [territorial] de un estado miembro".
Para Kilcoyne, la solución pasa por que España presente a los catalanes un nuevo acuerdo constitucional y que estos decidan en otro referéndum. Rajoy "podría ganarlo", pronostica.
Renovar la Constitución
La Constitución de 1978, según el autor, ya ha cubierto los objetivos para los que fue diseñada, "poner fin a una dictadura y ayudar en la transición del país a una democracia moderna". El coste de mantenerla "rígida e inmutable" es muy elevado: "Corre el riesgo de perder el respeto de los ciudadanos a los que supuestamente sirve".
No parece que este sea el camino del gobierno de Rajoy ni del Rey. El referéndum del 1-O en Catalunya manifiesta que el sistema "se mantiene al margen de las prioridades cambiantes de su ciudadanía". Los catalanes, añade Kilcoyne, cada vez más "se suman a un proyecto rival [la independencia] que refleja mejor sus objetivos, su identidad y sus aspiraciones".
La represión policial y los 900 heridos, la intervención del Govern de la Generalitat y el bloqueo del Parlament de Catalunya, continúa, son síntomas claros de que España prefiere usar la fuerza que adaptar el sistema. "El Estado español tiene que para cuenta, porque su constitución y su autoridad se derivan de su compromiso con la democracia".
La opción para España pasa por "la flexibilidad, la conciliación y un segundo referéndum, un derecho que Catalunya se ha ganado después de una década de intransigencia y un fin de semana de violencia". Si el Estado español no asume este riesgo puede encontrarse con que no tiene bastantes seguidores catalanes que justifiquen su control sobre [Catalunya]".
La tozudez del Gobierno español tiene riesgos elevados para la misma Unión Europea, explica Kilcoyne. El hecho de que "España pueda reprimir a sus ciudadanos sin ninguna repercusión internacional mostraría la mentira de que la UE es un proyecto para la gente y no para sus burocracias y elites".
Con el conflicto catalán, "la UE (...) también corre el riesgo de una crisis de su propia legitimidad, (...) la crisis catalana también es una crisis europea". La reflexión se cierra con esta pregunta: "¿Sabrá la UE adelantarse al juego en esta partida"?.
Kilcoyne ha trabajado cerca de un año como consejero comercial en Catalonia Trade & Investment, parte de la acción comercial en el exterior de la Generalitat, y en Atradius, filial de la aseguradora Catalana/Occidente, según su perfil en LinkedIn.
El artículo ha generado una intensa polémica en Twitter, que puedes seguir aquí.