España intuía hace más de 300 días que el bipartidismo estaba amenazado por la pujanza de la nueva política. Más de nueve meses después y tras dos convocatorias electorales, ahora sabe que el PP gobernará en minoría y que el PSOE está completamente roto. Quince socialistas de 83, siete de los cuales eran del PSC, han ilustrado su rechazo al ya presidente Mariano Rajoy votando no y rompiendo la resolución del comité federal. Rajoy vuelve a sus funciones con 111 no, 68 abstenciones y 170 sí del PP, Ciudadanos y Coalición Canaria, los suficientes para revalidar como jefe de gobierno y concluir la larga película de la ingobernabilidad en el Estado.
Rajoy había ofrecido en la primera vuelta de la sesión de investidura diálogo a cambio de gobernabilidad. Este sábado ha ido más allá, vinculando el hecho de validar la presidencia con la aprobación de los presupuestos y otras leyes. "España necesita más que una simple investidura, necesita un gobierno en condiciones de gobernar, no de ser gobernado", ha denunciado. Se dirigía a los socialistas, pues más tarde les ha desafiado con su argumento patriótico de la sesión anterior. "¿España nos necesita... y mañana?, ¿ya no nos interesa?, ¿no nos importa la calidad de este Gobierno"?, les ha dicho, exigiéndoles una "oposición responsable" de ahora en adelante.
Así las cosas, la afirmación se volvía exigencia conforme el jefe de gobierno imponía los limites de su mandato. No quiere romper los compromisos con la Unión Europea, no quiere que sus reformas le sean derribadas, ni tampoco piensa comprometer la aceleración económica. Menos, "romper la unidad" de España. Y si sus rivales no piensan abrirse a diálogo, Rajoy podría aprovechar la potestad de convocar elecciones para no verse abocado al abismo. "Que nadie se llame a engaño", sentenciaba, desafiando a la cámara.
Pero el grupo socialista ya apunta maneras sobre qué PSOE será, después de que Pedro Sánchez haya dejado el acta de diputado este mismo sábado por la mañana. El portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, ha reiterado que no les gustaba Rajoy, pero que su partido garantizaría la "responsabilidad" del desbloqueo "para evitar terceras elecciones y el deterioro de las instituciones". Ahora el PSOE luchará por liderar la oposición: "Vigilaremos cada paso que dé", ha dicho Hernando. A cambio, exigirán gestos "generosos" como la paralización de la LOMCE, tras la suspensión de las reválidas educativas este jueves por el gobierno.
Podemos quiere emerger como la izquierda transversal y de lucha en la calle que cuida de las Españas: "La de las mujeres precarias, la plurinacional, la de los jóvenes...", entre otras, citadas por el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. No por casualidad, mientras pronunciaba esas palabras en la calle tenía lugar una manifestación –llamada Rodea el Congreso– donde llamaban a Rajoy presidente "ilegítimo". Iglesias no se ha acercado a saludar a los manifestantes, finalmente, pero ha advertido al PSOE que con la abstención quedaría "destruido", y a Rajoy le ha avisado de que "pronto" le ganaría las elecciones, ante la sonrisa nerviosa del presidente.
Ciudadanos no ha perdido el tono moralista ante el ejecutivo que vendrá y los retos que asume España con un Parlamento sin mayoría para el partido que gobierna. "Si uno aspira a gobernar este país tiene que hacer cesiones, incluso cuando no es él quien mandará", ha dicho Albert Rivera para excusar el haber apoyado a un candidato del PSOE en una investidura fallida, y al del PP, en otra. Rivera pondrá las cosas difíciles a los populares con la corrupción y ante la mirada reprobadora de Rajoy le contaba que habría una comisión parlamentaria para investigar la financiación ilegal de su partido.
Frente esta situación, Gabriel Rufián ha reivindicado el papel del independentismo como oposición al PP y ha pronunciado el "no es no" de Sánchez en la votación. Su intervención ha consistido en una crítica contundente al PSOE, avivando así el malestar de esta bancada. "Ustedes llevan 40 años dando una de cal y otra de arena", ha sido el comentario que ha dado lugar al enfrentamiento con el diputado Eduardo Madina. Más tarde, el portavoz Hernando ha denunciado sus palabras sobre que el partido tenía las manos "manchadas de sangre", siendo aplaudido por PP y C's.
Quien de forma más directa ha aludido a la independencia es el portavoz del PDECat, Francesc Homs. Con anterioridad, Hernando había apremiado a Rajoy a abordar la cuestión catalana. "La fractura y la distancia que hay entre Catalunya y el resto de España es sencillamente insostenible", había indicado el socialista. Homs ha reivindicado entonces el diálogo entre la Moncloa y la Generalitat y ha lanzado una advertencia al Congreso. "El futuro de Catalunya no lo decidirán ustedes, lo decidirán los catalanes, [...] a través de la democracia y la ley", ha dicho al presidente del PP.
Así las cosas, Rajoy ha conseguido lo que llevaba 314 días anhelando: quedarse en la Moncloa y seguir gobernando. Dice a sus nuevos ministros –que presentará este jueves– que no le será "fácil" la tarea, pero que el año 2011 tampoco lo fue cuando España estaba en crisis económica. Ahora el Estado vive una crisis política, mientras el principal partido de la oposición lucha por recuperarse de la grieta de la abstención y Podemos procura arrebatarle a ese el lugar. Del éxito de Rajoy tejiendo acuerdos dependerá la estabilidad, y del diálogo, dar una salida al proceso catalán; sus dos prioridades, dice el presidente ya en plenas funciones.