Los presuntos espías del presidente en el exilio Carles Puigdemont aprovecharon las reuniones que mantenía durante los primeros meses del exilio en el Hotel Husa President Park de Bruselas para colocar en sus coches dos balizas de seguimiento.
Según ha podido saber la ACN a través de fuentes próximas a las investigaciones de la policía belga, el primer dispositivo de seguimiento se colocó en el Renault Espace durante la mañana del 2 de febrero mientras estaba en el aparcamiento del establecimiento. El segundo se habría colocado dos días más tarde, el 4 de febrero, en el mismo hotel.
Los expertos belgas determinaron que se trataba de dispositivos "sofisticados" que antes de ser colocados se prepararon a nivel técnico con "material de alta calidad y por manos expertas", probablemente, según las investigaciones, en la zona de Arquennes, un municipio a veinte minutos de Waterloo y a cuarenta de la capital.
Por lo tanto, y de acuerdo con estas informaciones, podría haber hasta tres localizaciones relacionadas con la presunta operación de espionaje: el hotel de una cadena de Bruselas donde llamó brevemente una de las tarjetas SIM vinculada a las balizas -el Thon Bristol Stephanie donde se alojaba el fiscal Carlos Bautista Samaniego y donde los agentes sitúan a cinco personas más que también destacan en relación con la investigación-, el hotel Presidente Park donde se colocaron, físicamente, las balizas; y un espacio sin confirmar en la zona de Arquennes donde se habrían preparado los dispositivos a nivel técnico.
El análisis de las dos balizas localizadas y la actividad de las tarjetas SIM, todas británicas, que habían estado en contacto permitieron a la policía belga centrar la investigación en estos diversos espacios de la zona de Bruselas y alrededores.
Así, las investigaciones belgas permitieron determinar que las balizas con las tarjetas SIM ya tenían actividad en los días previos a ser colocadas en los coches. Por ejemplo, la SIM dentro de la primera baliza ya se comunicó con un receptor la noche del 1 de febrero en Arquennes, en una antena de telefonía que conectó, en un momento u otro, con la mayoría de dispositivos y tarjetas SIM investigadas -como la que llamó brevemente, el mediodía antes, a la centralita de la cadena de hoteles donde se alojaba el fiscal de la Audiencia Nacional.
La baliza 1
La baliza 1 salió de Arquennes durante la madrugada del 2 de febrero, y conectó con antenas en todo el recorrido de este municipio hasta Waterloo, donde el 1 de febrero se hizo público que vivía Puigdemont. Una posible hipótesis es que los espías siguieran el vehículo del líder de JxCat hasta encontrar el momento más propicio para colocar la baliza, según fuentes consultadas por la ACN.
Los investigadores belgas concluyen que la baliza no la pudo colocar un ciclista o un peatón mientras el coche estaba parado en un semáforo, porque se situó en el interior del parachoques. Tampoco la pudieron colocar mientras el coche del presidente en el exilio estaba en el garaje de la casa de Waterloo, porque estaba vigilado de cerca en todo momento. Por eso, concluyen que la colocaron en el Renault Espace aparcado dentro del hotel de Bruselas. A partir de la noche del día 2, la señal de este dispositivo ya correspondía con los movimientos de Puigdemont.
El domingo 4 de febrero Puigdemont se reunió con ERC y JxCat en el hotel de forma discreta. Aquella mañana, hacia las 11.45 horas, con la baliza colocada en el coche sin saberlo, el escolta que protegía Puigdemont hizo unas maniobras de distracción en la avenida Louise, una de las principales de Bruselas que conecta el centro de la ciudad con la autopista hacia Waterloo, para despistar un Ford Foco de matrícula alemana que creía que los seguía.
En aquel momento, los movimientos de la baliza 1 correspondían con los del coche de Puigdemont, y uno de los números SIM con los que conectaba, según ha podido saber la ACN, no se pudo localizar porque podría haber estar "activo fuera de Bélgica". Aparte, sin embargo, la baliza seguía conectando con otros móviles en marcha que daban señal en la región de Seneffe-Arquennes.
En el aparcamiento del Presidente Park la policía también investigó una furgoneta VolksWagen Crafter potencialmente sospechosa, de una empresa de carpintería alemana, y que fue vista en la misma jornada en que el mosso que protegía al presidente en el exilio despistó el turismo. Al día siguiente, el lunes 5 de febrero, el conductor de Puigdemont explicó a la policía belga el incidente.
El 7 de febrero los Mossos d'Esquadra que escoltaban Puigdemont en su tiempo libre localizaron la primera baliza, pero no la desactivaron. En todo caso, sin embargo, esta dejó de emitir el día 8 a primera hora de la tarde, cuando la baliza entró en dependencias policiales belgas.
La baliza 2
Mientras Puigdemont circulaba por Bruselas con la primera baliza bajo el coche, los técnicos seguían preparando la segunda en Arquennes, que estuvo en este municipio hasta el día 4, cuando se colocó en el motor de un Renault Laguna también cuando probablemente estaba aparcado en el hotel. La tarjeta SIM que estaba dentro de esta segunda baliza, mucho más escondida que la primera, se corresponde con los movimientos de Puigdemont en el Hotel Presidente Park a partir de aquel día.
Esta segunda baliza estaba activa al menos desde el día 2 a las 10.49 horas, en Arquennes, pocas horas después de la primera, pero se quedó allí hasta que fue colocada en el segundo vehículo del presidente en el exilio.
Las investigaciones belgas determinaron que, durante aquel periodo, y hasta que se localizaron las balizas, el 7 y el 8 de febrero, los movimientos de los dispositivos y los teléfonos móviles con los que estaban relacionados no correspondían, excepto en una ocasión: el día 8 de febrero, cuando uno de los móviles conectó con las antenas de Waterloo y, posteriormente del hotel Presidente Park. Es decir, que el grupo de espionaje siguió físicamente a Puigdemont durante aquella jornada y el resto de días lo hizo a distancia.
La jueza rechaza investigar más
La exhaustiva investigación de la policía belga incluyó, por ejemplo, la petición de las imágenes de seguridad de otro hotel de Bruselas, que finalmente fueron desestimadas, y pudieron reducir la lista de más de cien huéspedes del hotel Bristol Stephanie de aquellos días a los seis posibles sospechosos finales.
Los investigadores también pudieron concretar en cuatro los distribuidores de los dispositivos de rastreo (un italiano, de la baliza 1, y un alemán, un danés y un taiwanés que vendieron en total 150 aparatos iguales que la segunda baliza) y analizaron más de 100 páginas de actividad entre todos los aparatos. Aun así, la jueza belga encargada del caso rechazó localizar a los compradores.
Entre sus argumentos, según ha podido saber la ACN, la jueza señaló que sería "desproporcionado" el gasto que haría falta en traducción y medios para conseguir un resultado positivo sobre los potenciales compradores de las balizas.
La jueza también desestimó estirar el hilo sobre la estancia del fiscal Carlos Bautista Samaniego en Bruselas y pedir explicaciones oficiales sobre su viaje a Bélgica. La policía belga lo mencionaba en sus indagaciones sobre las operaciones de preparación de la operación de espionaje.
Pero según ha asegurado la Asociación de Fiscales y el propio Bautista Samaniego este martes, él estaba en la capital belga, en el hotel Bristol Stephanie, por una reunión sobre la lucha antiterrorista.
De hecho, la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha negado también este martes una "supuesta implicación del fiscal Carlos Bautista Samaniego en cualquier actividad relacionada con el señor Carles Puigdemont". La fiscalía indica que el fiscal estaba en Bruselas en el marco de las actividades del proyecto europeo JUPITTER de lucha contra el terrorismo.
"Los gastos de transporte y alojamiento para esta reunión se sufragaron por la Unión Europea", asegura la fiscalía de la AN. "Los fiscales seguirán ejerciendo sus funciones con estricto respeto por la legalidad, imparcialidad y la protección de los derechos y libertades fundamentales", concluyó.