¿Espionaje interesado o difusión de información de servicio? El debate está abierto entre los que creen que el juicio de Julian Assange, fundador del portal Wikileaks, pone el periodismo y la libertad de prensa en riesgo y los que consideran que el secretos de Estado tienen que seguir siendo eso, información confidencial.
El proceso de extradición en los Estados Unidos de Assange por difundir información confidencial de este país en el 2010, empieza este lunes en el tribunal Woolwich Crown Court, en el sureste de Londres. Assange, que está detenido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, justo al lado del tribunal, comparecerá después de 10 años de confinamiento en un juicio que está previsto que dure cuatro días. Si finalmente es extraditado, al fundador de Wikileaks se lo podría condenar a 175 años de prisión culpable de 18 cargos de espionaje.
Filtraciones que dejan en evidencia a los EE. UU.
Washington lo reclama por la filtración de centenares de miles de documentos que ponían en evidencia la actuación del ejército norteamericano a las guerras de Irak y Afganistán. En el 2010, Wikileaks publicó un vídeo militar clasificado de los Estados Unidos que mostraba un ataque del 2007 de helicópteros Apache en Bagdad en que murieron una decena de civiles, incluidos dos periodistas de la agencia Reuters. Las filtraciones fueron múltiples, y Assange difundió también miles de fotografías —teóricamente inaccesibles— que ponían en compromiso al ejército norteamericano.
Estados Unidos considera que Assange conspiró entonces con Chelsea Manning, el soldado norteamericano que filtró una gran cantidad de material diplomático confidencial del gobierno. Documentaban, entre otros temas, violaciones de derechos humanos y el asesinato de civiles por parte de tropas norteamericanas.
El año 2016, Wikileaks fue objeto de más investigaciones de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos después de que se filtraran correos electrónicos que afectaban la campaña electoral de la candidata Hillary Clinton para la presidencia del país. Más tarde, estos mismos correos sirvieron para corroborar por parte del FBI la presunta interferencia rusa en las elecciones presidenciales que ganó Donald Trump.
Diez años confinado
Assange, que había sido detenido inicialmente en el 2010 en el Reino Unido a petición de Suecia por un caso de presuntos delitos sexuales que ya está archivado, ha pasado los últimos diez años confinado, primero bajo arresto domiciliario y después refugiado durante siete años en la embajada del Ecuador en Londres hasta que Westminister le retiró el exilio en el 2019 y fue arrestado por la policía británica y deportado en Belmarsh. El cambio de presidencia en el gobierno de Ecuador de Rafael Correa a Lenín Moreno supuso un paso atrás para su protección. Durante su detención, una parte del foco mediático se centró en el aspecto desmejorado de Assange, que provocó unos meses más tarde que una sesentena de médicos alertaran de que podría morir en la prisión si no recibía atención médica urgente.
El joven hacker
Julian Assange nació en 1971 en Australia y adoptó el apellido de casada de su madre después de que ella y su padre biológico se separaran de un primer matrimonio cuando faltaban pocas semanas para que él naciera. Muy pronto, su interés para la informática le hizo desarrollar un talento que utilizó para hacer de hacker durante su juventud. Ya de mayor, utilizó este don para hacer tambalear estructuras a priori impenetrables a través del portal Wikileaks, hasta llegar a hacer peligrar el sistema de seguridad nacional de los Estados Unidos.
Un asunto internacional
La ANC Internacional ha convocado para este lunes 24 de febrero una concentración a la plaza Universitat de Barcelona en contra la extradición de Assange. Barcelona se suma así a la veintena de ciudades de todo el mundo que han acogido este fin de semana protestas en apoyo del periodista australiano. Melbourne, Auckland, Brisbane, Adelaida, Atenas, Londres, Edimburgo, Nueva York, Whasington, México DF o Bruselas han reclamado la libertad de Assange.
Medios internacionales como el The New York Times y The Guardian le han dado apoyo, así como también asociaciones de Derechos Humanos como Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras. Todos ellos, consideran que el resultado del juicio de Assange determinará "el futuro del periodismo" porque sentará un precedente sobre que es lo que le espera a un periodista cuando difunde información confidencial de un gobierno.