Los tres jóvenes que colgaron los carteles de la campaña "Fuera el Alzheimer de Barcelona" contra Ernest Maragall antes de las elecciones municipales de 2023, y que ElNacional.cat pudo identificar, no actuaban solos. Era un secreto a voces, pero nadie lo quiso confirmar hasta ahora, que el diario Ara, en una investigación que ha durado varios meses, ha podido confirmar que quienes les encargaron el trabajo fueron del mismo partido donde está afiliado Maragall y por el que se presentaba a las elecciones municipales en el Ayuntamiento de Barcelona, Esquerra Republicana de Catalunya.
Según esta investigación realizada por el diario de Barcelona, los carteles que difamaban a Maragall, mezclando la enfermedad que padece el expresidente Pasqual Maragall, hermano de Ernest, se coordinaron desde Calàbria, la sede de Esquerra, y se gestionó a través de uno de los 150 militantes que el partido tiene en la comarca de la Anoia, quien fue el encargado de reclutar a los tres jóvenes que fueron atrapados por los Mossos. Fueron investigados y llamados a declarar en una investigación que llevó a cabo la Comisaría General de Información, pero no dijeron quién los había contratado para bajar de Igualada a Barcelona para colgar estos carteles de mal gusto. Los carteles se colgaron frente a algunas sedes del partido y luego se activó una campaña de victimización para sacar provecho de este ataque de falsa bandera. ElNacional.cat pudo tener acceso a las imágenes de los tres jóvenes de la Anoia que colgaron los carteles y ahora se han confirmado todas las sospechas.
Cobraron por colgar los carteles
Según esta investigación periodística, quien reclutó a los tres jóvenes para colgar los carteles cobró desde una empresa pantalla por el trabajo. Se trata de un militante de base, pero muy activo en las redes sociales, que se dedicaba a acciones de guerrilla digital, y que fue retribuido por la campaña contra Maragall a las puertas de las elecciones en el Ayuntamiento de Barcelona, según el diario. Cuando se supo que la campaña se había diseñado desde la sede de Esquerra, Maragall tuvo conocimiento, aunque diez meses después, y retiró la denuncia. Algunos dirigentes del partido lo sabían casi desde el primer día. Desde el partido no abrieron ninguna investigación interna y tampoco rompieron relaciones con el hombre que se había encargado de orquestar la campaña.
Los dirigentes del partido que según el diario sabían que la campaña era propia fueron el viceconseller del Govern en funciones, Sergi Sabrià —entonces era director de la oficina de estrategia y comunicación del presidente, Pere Aragonès—, y el entonces vicesecretario de comunicación de Esquerra, Marc Colomer. Aun así, Sabrià y Colomer niegan haber orquestado la campaña contra Maragall. Desde el partido creen que quien ideó la campaña fue, según Ara, el director de comunicación del partido, Tolo Moya, quien también estaba en contacto con el militante joven de la Anoia y de estrecha confianza de Sabrià. El presidente Pere Aragonès y el presidente del partido hasta hace pocos días, Oriol Junqueras, preguntados por el diario, han asegurado que no tenían conocimiento de los hechos. Junqueras asegura sentirse "decepcionado, asqueado, enfadado y sorprendido".
Estructura paralela para pagar los carteles
Los carteles denigrantes contra Pasqual Maragall durante la campaña electoral de Barcelona fueron pagados mediante un esquema de estructura paralela dentro de ERC conocido como "la B". Un militante de ERC encargó los carteles y se contrató a personas externas para colgarlos. Las facturas, que sumaban entre 1.000 y 2.000 euros, fueron presentadas a los responsables de comunicación del partido, quienes las enviaron a la empresa de marketing digital Relevance para realizar los pagos. Aunque oficialmente se justificaban con conceptos genéricos como "Técnico de comunicación", los pagos incluían servicios prestados por los jóvenes que colocaron los carteles y también por el militante que los contrató.
Este sistema de financiación no era nuevo dentro del partido, ya que diversas personas implicadas han confirmado que se trata de una práctica habitual dentro de "la B". Los altos dirigentes políticos de comunicación de ERC estaban al corriente de esta estructura, aunque lo niegan. Relevance, la empresa utilizada para gestionar estos pagos, también reconoce la existencia de las facturas, pero afirma que siempre obtenían un retorno en forma de informes sobre redes sociales. Así, los pagos se realizaban regularmente sin necesidad de justificar acciones concretas, manteniendo una relación discreta con los militantes a través de aplicaciones de mensajería difícilmente rastreables, detalla también esta investigación que se ha conocido hoy.