A las puertas de una serie de importantes celebraciones para la historia de México, como los 200 años de su independencia o los 500 de la caída de Tenochtitlan, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió en 2019 una carta al jefe del Estado español, el rey Felipe VI, instando a que ambos países hicieran una “reflexión” sobre su pasado común, haciendo especial hincapié en los aspectos negativos de la conquista, desde la época de Hernán Cortés, y las posteriores relaciones coloniales: “esclavitud”, “saqueos”, “usurpación”, “imposiciones” y “vulneraciones de derechos”.

En este sentido, el mandatario mexicano pidió que España “admita su responsabilidad histórica por esas ofensas y ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan”. También invitó al Rey a celebrar un gran acto de reconciliación histórica en 2021, en el cual también participaran representantes de los pueblos originarios del territorio del actual México, para redactar “un relato compartido, público y socializado de su historia común” con el que iniciar una “nueva etapa” de “convivencia más estrecha más fluida y más fraternal”.

Con todo, ni el rey Felipe VI ni el Gobierno contestaron a la misiva del presidente mexicano y esto ha sido el desencadenante del actual conflicto diplomático entre España y México. México invitó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al acto de toma de posesión de la nueva presidenta del país, Claudia Sheinbaum, si bien la representación institucional en estos casos suele recaer sobre el Rey. España transmitió a las autoridades mexicanas que sería Felipe VI quien acudiría a la cita, y México se ha opuesto, en virtud de la carta enviada, que quedó sin respuesta. Además, la presidenta electa Sheinbaum ha reprochado en un comunicado reciente que la carta no solo se respondió con silencio, sino que “se filtró a los medios de comunicación”.

 

En la misiva, el presidente mexicano reprochó a España que la incursión de Hernán Cortés en el territorio que ahora es la república mexicana fue un episodio “tremendamente violento, doloroso y transgresor”, que dio pie a una conquista con “innumerables crímenes y atropellos”.  En este sentido, la carta de Andrés Manuel López Obrador destaca el “encarcelamiento y asesinato de Cuauhtémoc, último mandatario azteca, en 1525”. El mandatario también señaló las “incuantificables violaciones de leyes entonces vigentes”, como el quinto real, o la “imposición” de fe, la construcción de templos católicos “sobre las antiguas pirámides”, o la usurpación y reparto de tierras entre los colonizadores. 

También se reprochó el “saqueo de las riquezas naturales”, “la segregación de castas y razas”, que “se impuso la lengua castellana y se emprendió la destrucción sistemática de las culturas mesoamericanas”. “Y si en los años inmediatamente posteriores a la conquista los abusos fueron atribuibles a adelantados que actuaron por cuenta propia, los actos de autoridad durante el largo periodo colonial fueron consecuencia de la aplicación de políticas de Estado: las instituciones virreinales fueron parte de la Corona española, pese a que en todo ese periodo ningún monarca peninsular visitó a Nueva España”, apunta la misiva. Finalmente, el presidente mexicano también reprochó los intentos “de reconquista” por parte de España entre 1821 y 1854 y que Fernando VII muriera en 1833 “sin haber reconocido” la independencia de México, efectuada en 1821.