Por primera vez, desde el mismo CNI, se hace autocrítica y se admite el desastre que supuso para la imagen del Estado español que aseguraran que no se celebraría el referéndum del 1 de octubre de 2017 y, posteriormente, se llevara a cabo negando la mayor.
Quien fue director del CNI desde el año 2004 al 2009, Alberto Saiz tilda de "gran pinchazo" y "error muy grave" por parte de los servicios del Centro Nacional de Inteligencia Español, ver las imágenes de la votación y pone el acento, especialmente, en un elemento: "Las urnas se estuvieron buscando. Cuando el presidente del Gobierno sale diciendo que no habrá referéndum porque no hay urnas es porque alguien se equivocó. Y este alguien pudo ser el CNI", confesa Saiz en el programa Salvados de La Sexta.
También admite el error con Puigdemont
Más allá de las urnas, también admite un doble error: no ser capaces de parar al president Carles Puigdemont. "Se reaccionó tarde con Puigdemont. Y una vez ha huido y está buscado por la justicia española sí es un objetivo del CNI". Nuevamente, llegan tarde. El desastre de lo que dijeron a lo que se vio, se confirmó sobre todo con la figura de Mariano Rajoy.
Como presidente, entonces, del Gobierno reiteró que no habría urnas. "No habrá ningún referéndum", pronunció el 28 de julio de 2017 después de un Consejo de Ministros; también el 3 de agosto calmó su parroquia diciendo que "con toda tranquilidad, no habrá urnas"; y posteriormente, el 7 de septiembre del mismo año, sentenció subrayando que "la consulta no se celebrará en ningún caso". Por todas estas declaraciones, Saiz recuerda que la hemeroteca castigó mucho la imagen del CNI al verse incapacitada para cumplir las promesas de la Moncloa.
El CNI y el Rey
Pero Saiz confesó otros temas de Estado que sitúan los niveles de corrupción del país en diferentes materias. Otra es la figura de Juan Carlos I. Ahora emérito, pero cuando era amante de la vedette Bárbara Rey, ejercía el cargo de Jefe de Estado. Mucho se ha hablado sobre sus relaciones amorosas y cómo el silencio de la actriz tenía un precio. Un mismo alto cargo del CNI admite públicamente cómo pagaban su silencio: "Había un chantaje allí sobre la mesa. Se estaban haciendo determinadas acciones a favor de la persona mencionada de manera que tuviera acceso a algún contrato de trabajo, alguna publicidad o alguna cosa de estas. Si no se hacía, estaba la posibilidad de que alguien dijera que había habido una relación íntima".
Y acaba poniendo el ejemplo de "la televisión valenciana" de donde Bárbara Rey cobraba. Los acuerdos para hacerla callar se basarían en un pago inicial de 25 millones de pesetas, posteriormente un contrato en Televisión Española y después se llegó al acuerdo de pagarle 600 millones de pesetas durante 10 años.
El 11-M, otra pifia
Y otro de los temas clave que confiesa Saiz es la mala gestión de los atentados del 11-M. Hasta el punto de que él, como un representante de los principales protagonistas que protagonizaron este lamentable episodio, admite que se habría podido evitar el ataque terrorista yihadista en Madrid el 11 de marzo del 2004.
"Desde noviembre de 2003, el CNI tiene reuniones regulares con la Comisaría de Información de la Policía Nacional y en noviembre, la línea de investigación más potente era el argelino Allekema Lamari, que manifestó desde el principio los ánimos de venganza contra España. Estos llamamientos de atención sobre la peligrosidad se reprodujeron hasta días antes del atentado". Y concluye: "Se podría haber hecho algo más si se hubiera hecho un poco más en los días previos, el control e incluso detención de Lamari. Y no se hubiera producido (el atentado) casi con certeza porque él era un elemento principal dentro del grupo".