El Partido Popular trabaja permanentemente para evidenciar la debilidad parlamentaria del Gobierno. Es incuestionable a ojos de todo el mundo que los resultados del 23-J dejaron una aritmética endemoniada en el Congreso de los Diputados y el PP lo aprovecha cada semana para ir debilitando a Pedro Sánchez progresivamente. Como una gota china. Los populares, sabedores de que, haciendo pinza con Vox, necesitan pocos votos extra para sacar adelante sus textos (tienen suficiente con Junts o el PNV y UPN), tienen una consigna clara: escoger bien las temáticas que plantean en la cámara baja para herir al Gobierno a través de victorias parlamentarias. Así lo reconocen fuentes de la sala de máquinas de Génova, que apuntan a la estrategia de buscar “temas sensibles” con la voluntad de que se imponga el eje izquierda-derecha y puedan conseguir la complicidad de juntaires o jeltzales. Lo que se propone el PP es “gobernar desde fuera” y “legislar desde la oposición”. Así, por ejemplo, ha logrado reclamar exenciones fiscales para jóvenes o la deflactación del IRPF y ha conseguido empezar a tramitar una ley para relajar la protección del lobo. Esta es una estrategia que el PP también lleva a la práctica en las comisiones.
Al igual que algunas voces en la bancada de la izquierda, desde Génova subrayan que en la actual legislatura no hay una mayoría progresista y que, por lo tanto, hay determinados temas que pueden ofrecer en bandeja al PP triunfos parlamentarios frente al PSOE. “Junts no es lo mismo que Bildu”, apuntan las mismas voces, que señalan que las iniciativas que impulsa el PP miran de reojo las posibilidades de sumar con los de Míriam Nogueras y los de Aitor Esteban. Junts y el PNV, que en los últimos meses están recosiendo sus puentes, ahora están alejados del PP a causa del procés, la amnistía y las demandas de Catalunya y el País Vasco como naciones, pero son más afines a los populares en algunas cuestiones económicas, sociales o de política exterior.
Fuentes de la dirección del PP consultadas por ElNacional.cat añaden que el PNV es más fácil de arrastrar porque siempre se mueve cuando huele a muerte y apuntan que con Junts, vista la relación que tienen con Sánchez, puede ocurrir lo mismo. No hay que olvidar que en 2018 pasaron tan solo nueve días entre que los vascos avalaron los presupuestos de Rajoy y apoyaron la moción de censura de Sánchez. Está claro que, para el PP, toda esa estrategia es una especie de propulsor en dirección a la Moncloa. Teniendo claro que Junts y el PNV son “incompatibles” con Vox, voces de la dirección del partido reconocen a este medio que al partido se le plantea una disyuntiva: decidir qué hacer con Vox. Y las mismas fuentes confiesan que crecen las voces dentro de la formación que apuestan por separarse y dejar que el partido de extrema derecha muera.
Exenciones fiscales para jóvenes, deflactación del IRPF y reducción de los precios de los alimentos básicos
Una de las principales líneas de actuación del PP en los primeros meses de la legislatura ha tenido que ver con la economía. Y en este periodo sobresalen cinco votaciones. “Implementar exenciones fiscales para jóvenes de entre 18 y 34 años”. Lo reclamó el Congreso gracias al apoyo de Junts (y con la abstención del PNV). Como la mayoría de ellas, era una iniciativa política no vinculante. Se solicitaba al Gobierno que impulsara medidas para “eximir del pago de impuestos a los jóvenes los primeros cuatro años de la vida laboral”, a fin de que pudieran dedicar el dinero a su “formación, vivienda, familia y emprendimiento”, y para “bonificar la cuota tributaria hasta los primeros 30.000 euros”, para que puedan “alimentar el proyecto de vida durante los cuatro años”.
Juntaires y jeltzales también estuvieron detrás de la aprobación de una iniciativa relativa a la deflactación del IRPF. Sus abstenciones permitieron que una proposición no de ley del PP recibiera luz verde y apostara por compensar al IRPF “el efecto de una inflación acumulada desde febrero de 2021 del 17%” y por “ajustar las retenciones para que el aligeramiento fiscal a las familias sea inmediato”.
Pero no siempre ha operado esta lógica: el PP ha conseguido la complicidad de otros grupos en su camino para hacer la zancadilla al Gobierno. El acceso a los alimentos básicos es un claro ejemplo. La cámara baja pidió “poner en marcha todas las medidas oportunas para reducir los precios de los alimentos básicos en todos los eslabones de la cadena alimenticia” con el apoyo del PP, Vox, ERC, Bildu y Podemos. Además, reclamó “mantener la reducción de IVA de productos básicos y ampliarlo, cuando menos, a carne, pescado y conservas” con los votos del PP, Vox y Podemos. En los dos casos, con la abstención del PNV.
La soledad del PSOE con el Sáhara Occidental
Si la economía ha comportado más de una derrota parlamentaria, el otro gran talón de Aquiles para el PSOE ha sido la política exterior. Y, especialmente, el Sáhara Occidental. Uno de los principales reveses que han sufrido los socialistas fue la petición que unió a todo el hemiciclo (con la única abstención de Junts) para rechazar el “posicionamiento unilateral adoptado por el presidente del Gobierno en marzo de 2022” y pedir que Sánchez “recupere la posición histórica de neutralidad activa de España respecto al contencioso del Sáhara Occidental”. El PSOE se quedó solo.
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La iniciativa, claro, era del PP, sabiendo que era un tema en el que podía poner el dedo en la llaga. La votación fue el 23 de mayo, pero justo esta semana los populares quisieron hacer sangre y llevaron al pleno una nueva iniciativa no legislativa para reafirmar ese triunfo. “Comunicar al gobierno del Reino de Marruecos la posición adoptada por parte del Congreso el 23 de mayo de 2024, relativa al Sáhara Occidental y a las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla”, aprobó la cámara baja marginando al PSOE. El texto tenía siete puntos, el PP optó por votarlos por separado y se anotó (es cierto, en cierto modo, artificialmente) siete victorias en el casillero. El Congreso también reclamó, por ejemplo, “apoyar los trabajos de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental”.
Justamente el 23 de mayo, la votación relativa al Sáhara Occidental no fue la única que rompió la mayoría de la investidura. Con el voto a favor del PNV y la abstención de Junts, el Congreso condenó las “violaciones cometidas contra los derechos humanos, la democracia, la libertad y el Estado de derecho por las dictaduras de América Latina”, especialmente en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Mientras que el apoyo de Podemos y la abstención de ERC, Junts y Bildu permitió pedir a la Moncloa que haga público el “calendario acordado con Marruecos” en el que “se establezca la fecha de reapertura de la aduana comercial en Melilla y la apertura de la de Ceuta”.
Empezar a estudiar la relajación de la protección del lobo
Pero los intentos del PP de ir desmenuzando la mayoría de investidura no se limitan a temas económicos o de política exterior. A finales de abril, los populares consiguieron que se empezara a tramitar una proposición de ley sobre la “conservación del lobo” a España y su “cohabitación con la ganadería extensiva y la lucha contra el reto demográfico”. El PSOE y Sumar, al lado de ERC, se opusieron, pero el ‘sí’ de Junts y el PNV permitió al PP ganar la batalla. Además, en esta ocasión Bildu se abstuvo. Sin embargo, el PSOE suele maniobrar en el Congreso para paralizar las proposiciones de ley que le son incómodas, así que los textos legislativos impulsados por el PP tienden a tener pocos visos de prosperar.
Un cambio de voto del PSOE sobre la multirreincidencia para no acabar derrotado
Iniciativas vinculadas a la seguridad también permite en el PP seducir Junts y el PNV y poner al PSOE contra las cuerdas. Un ejemplo lo vimos justo hace dos semanas. Los socialistas votaron a favor de empezar a tramitar una proposición de ley impulsada por los populares para endurecer el castigo para la multirreincidencia en hurtos y estafa. Ahora bien, era una iniciativa parecida a otra que se votó en marzo de 2023 y que contó con la negativa total del PSOE.
En los pasillos del Congreso, se interpretó el voto afirmativo de los socialistas como un intento para no volver a poner en evidencia que Alberto Núñez Feijóo conseguía resquebrajar la mayoría de la investidura. Y es que Junts y el PNV también avalaron la toma en consideración de la iniciativa, cosa que garantizaba que el texto superara el primer examen parlamentario. El PSOE acabó optando por votar a favor para no quedar retratado.
Aunque el PP no siempre sale con la suya. El pasado martes los populares defendieron una proposición de ley para que el vandalismo contra el Patrimonio Histórico “no pueda quedar impune”. Ahora bien, solo consiguieron la abstención del PNV y, por lo tanto, el ‘no’ de Junts impidió que prosperara.
Los guardias civiles de Barbate y el caso Koldo
Con sumas variables, el PP también ha conseguido derrotar el Gobierno con otros temas que han salpicado la actualidad política. Primero fue a finales de febrero, con la reprobación al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por “el asesinato de dos guardias civiles en Barbate en su misión de lucha contra el narcotráfico”. En este caso, salió adelante gracias a las abstenciones de Junts y de Podemos.
Quince días más tarde, a instancias del PP y con la abstención de ERC y Junts, que abandonaron la mayoría de la investidura, la cámara baja reclamó a la Moncloa que “reconozca, aclare y depure todas las responsabilidades políticas” vinculadas con el caso Koldo, remita al Congreso la auditoría del Ministerio de Transportes y solicite a la AIReF que haga “auditorías independientes” en todos los departamentos implicados.