La vicepresidenta y ministra de Administraciones Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría, contempla la tesis de que el independentismo ha crecido en los últimos años porque el Estado habría dejado de ser visto como necesario y propio por parte de la ciudadanía de Catalunya. Según ha podido saber El Nacional, tras las múltiples visitas de Santamaría a Barcelona en el marco de la Operación Diálogo hay una voluntad de "fundirse en el ambiente, estar presentes y hacerse necesarios", en una ofensiva a medio y largo plazo. Por ello, parte de su labor irá orientada a deshacer esa imagen, y proyectar la idea de que "Estado somos todos", como ella misma aseguraba hace unos días.
Como explicaba este diario, Santamaría repetirá este miércoles el viaje de hace unas semanas, cuando asistió a la entrega de premios del Foment del Treball con el rey Felipe VI, y más tarde, a la toma de posesión del nuevo delegado del Gobierno, Enric Millo. "En poco más de un mes, ya ha ido tres veces", resaltan fuentes de su máxima confianza, en un intento de dar dimensión a los gestos de la vicepresidenta, como garantía presunta de sus palabras. Ya lo dijo Rajoy en la ceremonia de investidura: la estabilidad política y Catalunya son prioridad para la legislatura.
Pero esta vez la agenda de la vicepresidenta será privada y se verá con colectivos de la empresa y la sociedad civil. No será el primer contacto de este tipo. Como explicó El Nacional, Santamaría asistió hace un mes a un desayuno del empresario catalán Luis Conde, fundador de la compañía Seeliger y Conde, en el hotel Ritz de Madrid. Conde se autodefine como "posibilista", es decir, una Tercera Vía en la relación entre España y Catalunya. "Os dirán que quieren la independencia, pero no dejéis de hacer ofertas, y sobre todo, cumplidlas", les avisó Conde entonces.
Así las cosas, la número dos del Gobierno no se abrirá a la solución del soberanismo al conflicto, porque ya parte de una premisa: que incluso una reforma de la Constitución pivotará sobre la unidad de España. De momento, Santamaría quiere que su presencia "deje de ser noticia", y hacer contactos más allá de los actos político-institucionales. "No hace falta más que una mesa, una silla y un enchufe", dicen las fuentes sobre el despacho que la vicepresidenta inauguró en la delegación, como exhibiendo voluntad de pisar calle, cosa que Rajoy había descuidado.
Parte de la propuesta política ahora encima de la mesa, como se vio en la riña con el líder del PDECat en el Congreso, Francesc Homs, es abordar los 45 puntos del "45+1" –que es como llaman en privado en la Moncloa a los 46 puntos del presidente Carles Puigdemont, donde el 1 es el referéndum y rechazan porque creen que "no se pueden resolver discrepancias políticas complejas con un tipo test"–. La vicepresidenta dice estar trabajando en relación con el resto, y sobre todo, en Rodalies. "La legislatura anterior era de emergencia, teníamos una crisis", se defienden fuentes del Ministerio Territorial sobre la desinversión en Catalunya.
Puigdemont y Junqueras
Parte del "hacerse necesarios" pasa por elaborar una Conferencia de Presidentes Autonómicos operativa, que deje de ser un encuentro "protocolario". Rajoy enviará la carta los próximos días y la comisión preparatoria tendría que ser previa a enero, cuando será la reunión. La número dos del ejecutivo español piensa que si esta es "suficientemente importante", el presidente catalán no podrá negarse a asistir. Pero no hay previsión en La Moncloa de qué escenario se abrirá, si la Generalitat mantiene la voluntad de no ir, debido a los incumplimientos del Estado.
La financiación es uno de los principales elementos con que Santamaría dice querer llegar a un entendimiento en la reunión con el conseller de Economía y vicepresident Oriol Junqueras. Y en privado, esta reconoce la "buena sintonía" con Junqueras. Todavía no hay nada cerrado, pese a que el político catalán envió una carta hace unas semanas, pero la reunión podría ser a mediados de enero y fuentes del Ministerio de Hacienda se congratulan de las previsiones de reducción de déficit que se esperan para las finanzas catalanas los próximos años.
De mientras, el Gobierno español trata ahora de dar una imagen de intransigencia de la Generalitat. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, lamentó el lunes que "referéndum sí o sí no parece de alguien que quiera dialogar". Ahora bien, la maquinaria judicial tampoco se detendrá, porque Catalá está esperando a que los Presupuestos catalanes se aprueben para impugnarlos. Por su parte, fuentes de Justicia también descartan que se pueda llegar a un acuerdo político que frene el rodillo de los tribunales para los representantes catalanes que ahora se encuentran encausados.