Hace días que entre los negociadores de Esquerra Republicana ha calado el concepto de "el elefante en la habitación" para retransmitir el transcurso de las reuniones con Junts per Catalunya. Este elefante es el papel del Consell per la República. La entidad con sede en Waterloo y desvinculada de la vigilancia del Estado español entorpeció las conversaciones durante semanas. Viendo el bloqueo, ERC y Junts optaron por seguir avanzando en todas las demás materias —que no son pocas— y en la mayoría han ido cogiendo buen ritmo. La sombra del elefante, sin embargo, siempre ha estado allí, pendiente de resolver, como lo está también el reparto definitivo de responsabilidades en el gobierno.
Por primera vez, el entorno del presidenciable empieza a ver la luz. Después de la cumbre del sábado en Lledoners, en la cual participaron los mismos actores que en la primera —Aragonès, Junqueras y Jové por ERC y Sànchez, Artadi y Rius por Junts—, los republicanos hablan de "punto de inflexión" que les hace ser optimistas para un acuerdo inminente. Fuentes del partido afirman a ElNacional.cat que detectan un cambio esencial. Y es que ya no perciben la voluntad que tanto les enervaba, indignaba e incomodaba de tutelar al futuro president Aragonès en todo aquello que tenga que ver con la hoja de ruta independentista. "Ellos todavía necesitan unos días más, pero parece que hemos encontrado una salida", explican. Su versión difiere de la de los junteros, que apuntan que quizás habrá que agotar los 23 días que quedan antes de la repetición de elecciones.
Quien tendrá que llevar las riendas en la preparación de lo que han bautizado como "nuevo embate democrático" está siendo el hueso más duro de roer. A discusión, cómo hacer compatible el liderazgo incuestionable de Aragonès —sin sombras ni tutelas— con el nuevo estado mayor del procés, una comandancia colegiada que —como ya ha pasado anteriormente— incorpore a los tres partidos independentistas, la ANC y Òmnium. El objetivo, y lo que más está costando, es cómo enmarcar esta dirección estratégica y colegiada en el Consell per la República, que se encuentra inmerso en una refundación para hacerlo más participativo. Así lo han pedido ERC y la CUP, que ven un sesgo en favor de Junts.
A la espera de acabar de perfilar este capítulo, que incluye también la voluntad de Junts de especificar negro sobre blanco qué se hará si la mesa de diálogo naufraga y la unidad de acción en Madrid, los republicanos esperan el retorno de la oferta de estructura de gobierno que Aragonès en persona expuso a Lledoners en la cúpula juntera.
El pulso por el reparto de carteras
La propuesta prevé una sacudida profunda al actual esquema de reparto de conselleries. La idea de Aragonès es que haya catorce, una más de las que hay ahora, reformulando y absorbiendo algunas de las que existen actualmente. Uno de los cambios de más impacto a primera vista es la conjunción en una sola área de la conselleria de Exteriors i Acció Climática. El argumento que comparten con este diario fuentes de ERC es que todo lo que tiene que ver con la lucha contra el cambio climático se basa en los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, la famosa agenda 2030. "Ahora mismo, buena parte de la gestión ya la está haciendo Exteriors", explican. Ahora bien, según el reparto que tiene en la cabeza Junts, a ellos les corresponde encargarse de Exteriores y, por lo tanto, decidir qué se engloba y qué no.
Otra de las novedades, derivada de la primera, será la transformación de la conselleria de Territori y Sostenibilitat, que desaparecería como tal y pasaría a llamarse de Infraestructures.
La macroconselleria de ERC
Sin duda, sin embargo, una de las revisiones de más envergadura tiene que ver con la conselleria de Presidència, que pasará de Junts a ERC. La intención de los republicanos es convertirla en una macroárea que gestione ramas hasta ahora dependientes de Polítiques Digitales —un departamento que desaparecería y que fue una apuesta de Puigdemont—. Así, por ejemplo, Presidència —que todo apunta que pilotará Laura Vilagrà— se encargará de la función pública o el CTTI. Aparte, también controlaría la Comunicació i la Difusió. ERC quiere luchar por quedarse también aquí la gestión de los Fondos Europeos, pero Junts insiste en que eso tiene que colgar de Economia. La desaparición de Políticas Digitales es una batalla que Junts piensa luchar.
Con respecto al resto de conselleries, habría Vicepresidència y Economia —para Junts—, Interior —que tendría que pasar a ERC—, Justícia —que previsiblemente se quedaría Junts—, Empresa, Cultura, Asuntos Sociales, Agricultura, Educación, Igualdades y Feminismos, Universidades e Investigación y Salud. Un detalle, Interior y Salud se tendrán que repartir entre los dos partidos, ya que son los dos departamentos que forman parte del Procicat.
Por si el camino al acuerdo no fuera lo bastante empinado, habrá que ver la dimensión del impacto del terremoto de las elecciones madrileñas que se celebran este martes.
En la imagen principal, Aragonès y Jové en el Parlament. / EFE