El 24 de febrero ya había presidentes en las Canarias, como el valenciano Ximo Puig o el cántabro Miguel Ángel Revilla. Al día siguiente se celebraba la conferencia de presidentes en la isla de La Palma, en solidaridad con sus vecinos afectados por el volcán Cumbre Vieja. Pero la invasión rusa de Ucrania aquella misma madrugada cambió los planes y la anulación les pilló ya en el archipiélago. Quien no estaba ni se le esperaba era el president de la Generalitat, Pere Aragonès, que en cambio sí que estará este domingo. Una excepción que llega después de una década con la silla de Catalunya vacía y que el jefe del Govern ha justificado justamente por Ucrania. Este jueves confirmó por carta a Pedro Sánchez su asistencia: "Ante esta situación excepcional provocada por una guerra en territorio europeo como hacía décadas que no se producía, la Generalitat de Catalunya reafirma la voluntad de trabajar en todos los espacios que puedan contribuir a ofrecer una mejor atención a los refugiados y una mejor respuesta a la crisis social y económica que está provocando el conflicto". Aragonès estará en Los Llanos de Aridane y desde la Generalitat esperan que haya respuestas claras y ambiciosas. Se pondrán encima de la mesa hasta veinte medidas.
Hay que remontarse casi una década, al inicio del procés, para encontrar una fotografía al completo como la que se verá este domingo, con el presidente español, todos los presidentes autonómicos y el Rey. Fue el 2 de octubre del 2012, cuando Artur Mas se desplazó hasta el Senado para la reunión convocada por Mariano Rajoy. En la de enero de 2017, tanto Carles Puigdemont como el lehendakari Íñigo Urkullu se ausentaron. Y los presidents Quim Torra y Pere Aragonès sólo han participado de las conferencias telemáticas, pero no en las presenciales. Ni en la de La Rioja (julio 2020) ni en la de Salamanca (julio 2021). Hasta ahora la prioridad siempre ha sido el tú en tú, en la comisión bilateral y en la mesa de diálogo, y en no los órganos multilaterales.
Catalunya vuelve a ocupar la silla, pero la intención de Aragonès es ir al grano. Por eso, ni siquiera participará de la fotografía de familia de todas las autoridades con Felipe VI ni del posterior encuentro con el monarca. Tampoco participó ayer del acto del Rey en homenaje a los habitantes de La Palma, afectados por el volcán Cumbre Vieja. Los planes del president de la Generalitat pasan por incorporarse a las once de la mañana (hora canaria), para la sesión de trabajo.
Ha habido muchos contactos durante los últimos días para que fuera posible. La ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, ha hablado con el president Aragonès para trasladarle qué "era muy importante la unidad entre administraciones, la cogobernanza y la cooperación para poder hacer frente a la llegada de refugiados y a las consecuencias económicas y sociales de la invasión", según fuentes de La Moncloa. Un dirigente de ERC avala la presencia: "La situación lo requiere. Tenemos que poder hacer política sin complejos". Pero también son conscientes de que el formato no ayuda.
A pesar de todo, desde la Generalitat trasladan que es una excepción y que la apuesta sigue siendo la bilateralidad. Lo aseguraba Aragonès en su carta a Sánchez este jueves: "En ningún caso este nuevo contexto que nos condiciona enormemente se tiene que entender como un paso en la normalización de las relaciones entre las instituciones del Estado y las de Catalunya, especialmente porque sigue la represión y estamos lejos de resolver el conflicto político que hace tiempo que espera una propuesta valiente del gobierno del Estado que dé respuesta a la voluntad mayoritaria de la ciudadanía de Catalunya de decidir libremente, democráticamente y pacíficamente el futuro político del país". Fuentes republicanas lo certifican: "Hay que ir partido a partido".
Las veinte propuestas de Aragonès
Después de lo que ha pasado durante las dos últimas semanas, la conferencia de presidentes será prácticamente monográfica. La invasión rusa de Ucrania tiene y tendrá consecuencias en multitud de ámbitos. Allí, el Gobierno planteará una serie de mecanismos para hacer frente, según el borrador al que ha tenido acceso ElNacional.cat. Se trabaja en cuatro ámbitos: la ayuda humanitaria, la acogida y protección de refugiados, las medidas de impacto socioeconómico y la ciberseguridad. El documento que busca el acuerdo empieza con una previa: "La condena más enérgica a la agresión militar ilegal, no provocada e injustificada de la Federación de Rusia contra Ucrania, así como la participación de Bielorrusia en esta agresión".
El president Aragonès mantuvo el viernes en el Palau una reunión con los agentes sociales y les trasladó la necesidad de que en la conferencia de presidentes se tomen "medidas concretas ambiciosas, de aplicación inmediata" en todos los ámbitos a abordar y que haya "compromisos económicos claros", por ejemplo para frenar la subida del precio de la energía. Avisó de que no puede servir "sólo para consensuar un acuerdo de mínimos insuficiente". Todo eso se ha concretado en una veintena de medidas que desde Catalunya se pondrán encima de la mesa, como la aprobación de un fondo extraordinario para hacer frente a la acogida de refugiados, ayudas directas a empresas, alargar los ERTE, ampliar la prohibición de cortar la luz a personas vulnerables o reducir la presión impositiva sobre el combustible, entre otros.
Rehacer los puentes
Todo esto no se puede desligar del contexto de relaciones entre el Gobierno y ERC, una alianza estratégica que no pasaba por su mejor momento desde la aprobación de la reforma laboral ahora hace un mes. Aquella negociación dejó muchas heridas. Esta semana ya ha habido síntomas de recomposición, con los republicanos facilitando la tramitación de la ley de vivienda después de un pacto con el PSOE. El resto de formaciones independentistas votaron en contra. En paralelo se trabaja en algún tipo de acuerdo para poder llevar a la mesa de diálogo, todavía sin fecha. Pero aún faltan piezas en el engranaje.