El Audiencia Provincial de Zaragoza ha cerrado este jueves el caso Ghali sobre el hospedaje al líder del Frente Polisario, y ha exculpado a la exministra de Exteriores Arancha González Laya, según ha informado la Cadena Ser. Es un cierre provisional pero en la práctica es definitivo porque si no hay más indicios no habrá nada más para investigar. Laya estaba siendo investigada como autora de un presunto delito como autora de prevaricación, falsedad documental y encubrimiento. Pero lo que dice el tribunal es que no existe ninguno de estos delitos. El magistrado ya archivó el caso contra el diplomático Camilo Villarino, pero dejó la puerta abierta a juzgar a la exministra. El tribunal dice ahora que el recurso presentado por la Fiscalía y la Abogacía del Estado a favor de González Laya tiene sentido porque la entrada de Ibrahim Ghali en España se debió a una decisión política y no tiene trascendencia penal en ningún momento.
González Laya permitió que el líder del Polisario fuera acogido en España para ser tratado de la covid, lo que provocó un conflicto institucional con Marruecos. Al cabo de pocos días se produjo una invasión en la frontera de Ceuta, con la tensión consiguiente en el Gobierno entre el PSOE y Podemos. A raíz de eso, finalmente la ministra fue destituida en julio del 2021. El gobierno de Marruecos se atribuyó la caída de la ministra de Asuntos Exteriores, después de la remodelación del Gobierno por parte del presidente Pedro Sánchez. Según explicó el diario L'opinion de Rabat, la destitución "se puede ver como una señal de apaciguamiento hacia Marruecos", después de la cuestionada gestión de la ministra en la crisis diplomática abierta entre los dos países.
González Laia asumió la dirección de la diplomacia española después de ser directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional (ITC), la agencia de desarrollo de Naciones Unidas y la Organización Mundial de Comercio (OMC) desde septiembre de 2013. Fue sustituida por José Manuel Albares, hasta entonces embajador en París y hombre de la máxima confianza de Sánchez, que lo había acompañado como asesor internacional desde que este llegó a la secretaría general del PSOE. La crisis de Marruecos fue el primer trabajo que encontrará sobre la mesa, y fue el artífice de la recuperación de las relaciones diplomáticas, con la decisión de España de entregar el Sáhara Occidental a Rabat. La Moncloa, sin embargo, no sabía que en paralelo Marruecos los espiaba supuestamente con el programa Pegasus.