El expresidente de Sociedad Civil Catalana, Josep Ramon Bosch, ha pedido que los presos políticos del procés queden libres. En una entrevista a Aquí Cuní, en Ser Catalunya, ya ha anunciado que sacará adelante esta propuesta desde la Lliga Democràtica, el espacio político desde donde trabaja ahora: "Tramitaremos el indulto de los presos del procés, ya hemos anunciado que a través de la ley de 1870 se puede obtener, es una gracia que concede el estado". Bosch considera que esta solución es legal, constitucional y puede ayudar "a la distensión".

Además, ha reiterado que la Lliga quiere ser un think tank "más que un partido político" y ha destacado que la mayoría de sus miembros, incluido él, no han participado ni "han cobrado un céntimo de forma profesional". Aunque dos integrantes sí tienen una carrera en este terreno: Santi Fisas, exdiputado en el Parlamento Europeo y consejero de cultura de la Comunidad de Madrid con el Partido Popular; y Nicolàs de Salas, exdiputado con Convergència y Unió.

Por su parte, Bosch dejó el cargo de presidente a Sociedad Civil Catalana en junio del año pasado después de, según él, "dejar las cuentas de la entidad totalmente saneadas" y habiendo demostrado con dos auditorías externas que "no hubo malversación". El discurso que ahora da sobre los presos choca con la ideología de la formación que lideró donde consideran que la libertad de los presos políticos catalanes no es posible por "la gravedad de la insurrección", según el actual presidente Fernando Sánchez Costa.

Más allá de esta anómala declaración, Bosch reitera los problemas que ha vivido por defender la no independencia de Catalunya: "Yo he sido agredido, mi casa ha sido asaltada, me han hecho pintadas, han agredido a mi hija... Creo que el procés tal como lo hemos conocido ha muerto". Y se ha puesto como ejemplo de los que pasaron vergüenza con las leyes de desconexión en el Parlament que llevaron a celebrar el referéndum el 1 de octubre del 2017. Por todo ello, concluye: "Quiero pasar página lo antes posible". Y cree que hablar de independencia es incompatible con centrarse en las políticas sociales y económicas del país como el corredor mediterráneo o las mejoras en el Puerto de Barcelona.

En la línea de la oposición al govern catalán, Bosch ha pedido disolver el Parlament y convocar elecciones con urgencia: "La guerra sucia entre dos partidos (Junts per Catalunya y PDeCAT), repercute al tercero, Esquerra".