Mentir es feo, y más en campaña electoral. Pero eso no es obstáculo para que los candidatos en unas elecciones aprovechen sus discursos, parlamentos o participaciones en debates para dar datos o versiones que no se ajustan a la verdad. Ahora bien, en esta campaña de las elecciones municipales 2023, los representantes de los diferentes partidos que se presentan en Barcelona lo han tenido un poco más difícil gracias a la aplicación, en vivo y en directo, de la verificación de datos o fact-cheking. Eso es lo que se ha vivido este miércoles por la mañana en la Universidad Pompeu Fabra ante unas 150 personas, con un debate pionero en nuestra casa, un debate con verificación de datos para evitar las mentiras.

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Y es que, a diferencia de una vieja fábula, finalmente alguien se ha atrevido a ponerle el cascabel al gato, en este caso, político, y hacer que tintinee si este dice alguna mentira. Eso ha tenido lugar en la UPF de la mano de las entidades Verificat, primera agencia de fact-cheking de Catalunya y única entidad catalana miembro de la International Fact-checking, y deba-t.org, asociación juvenil que organiza desde hace más de una década los debates electorales en la UPF. El mismo título del debate ya era lo suficientemente esclarecedor: 'Aquí no hay espacio para mentiras', y más allá de la participación de diferentes miembros de todos los partidos con representación en el Ayuntamiento de Barcelona, la importancia ha estado en el formato y el propósito del debate.

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El debate ha contado con la participación de candidatos en las elecciones como Ester Capella, número 3 de ERC y Jordi Martí Grau, número 2 de Barcelona en Comú: Foto: Carlos Baglietto
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La exconsellera Vicòria Alsina y número 4 de la candidatura Trias per Barcelona, en un momento del debate / Foto: Carlos Baglietto

Por eso, más allá de los participantes políticos: Ester Capella, número 3 de ERC; Jordi Martí Grau, número 2 de Barcelona en Comú; Xavier Marcé, número 11 del PSC; Victòria Alsina, número 4 de Trias per Barcelona; Marina Bravo, número 3 de Ciudadanos, Paula Añó, número 6 de Valents y Tomás Ragué, el protagonismo lo han tomado los organizadores, que son los que han definido el formato. De entrada, desde Verificat y deba-t.org se pidió a los participantes que suministraran los datos que pensaban utilizar en el debate para poder verificarlas previamente. Además, en el debate ha cobrado importancia una mesa de verificación in situ, formada por tres miembros de Verificat -Javier Castillo, Ona Sindreu y Serena Iordache- que han podido intervenir en todo momento para puntualizar los datos que han manejado los candidatos.

El cascabel no ha tintineado

Esta situación ha permitido asegurar que los datos que se han puesto sobre la mesa durante el debate -moderado por el presidente de deba-t.org, Bernat Lleixà- hayan podido ser escrutadas al momento, cosa que ha tenido el efecto de contener y dotar de seguridad las intervenciones de los participantes en el debate a la hora de dar datos, que como mucho han tenido que escuchar matizaciones por parte de la mesa de verificación y avisos que algunos datos se verificarán a posteriori. Por eso, a lo largo de las dos horas de debate, más allá de puntualizaciones y aclaraciones, el cascabel no ha tintineado en ningún momento, es decir, ningún candidato ha sido pillado mintiendo, como mucho, exagerando.

Alba Tobella, codirectora de Verificat, ha sido la responsable de presentar el debate, y lo ha hecho de forma muy esclarecedora cuando ha afirmado que "la desinformación es una amenaza para la democracia y especialmente en tiempo electoral". De aquí, el propósito del debate verificado: "Hemos intentado cambiar la lógica y forma de los debates electorales, con un formato único que requiere colaboración y compromiso con los hechos", empezando por los mismos partidos participantes, que previamente tuvieron que compartir con Verificat, de forma confidencial, los datos que quisieran utilizar y aceptar la norma principal del debate, tener al lado un "equipo de fact-cheking político que vele por los datos".