El españolismo quiere recolectar en las calles aquello que no puede detener en los parlamentos. Bajo esta máxima, el Partido Popular y Vox apoyarán la manifestación que Sociedad Civil Catalana (SCC) ha organizado este domingo en Barcelona en contra de la amnistía y la autodeterminación de Catalunya en un momento en el que Pedro Sánchez se sienta a la misma mesa que Junts y ERC para negociar el apoyo a la investidura. De esta manera, seis años después, la derecha y la extrema derecha aspiran a rememorar el espíritu de la movilización del 2017 en contra de la independencia. El contexto ha cambiado, los actores se han movido, el decorado es el mismo y el recuerdo de Colón todavía perdura en la retina.

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❓ Sociedad Civil Catalana: qué es y por qué convoca la manifestación del 8 de octubre en Barcelona

A la manifestación asistirán, entre otros, Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal. A pesar de querer dar el protagonismo a la sociedad civil, a nadie se le escapa que la foto de Colón y, por lo tanto, la foto más buscada por los fotógrafos, será que la estampe en un mismo marco al líder del PP y al de Vox. Aquel retrato del 2019, bajo la bandera imperante de la plaza de Colón de Madrid, con Pablo Casado, Santiago Abascal y Albert Rivera, fue un estímulo movilizador para el electorado de izquierdas a las puertas del ciclo electoral, aunque se convirtió también en una losa y el punto de partida de la unión entre la derecha con la extrema derecha española en los años que tenían que venir.

Cuatro años después, de aquella icónica foto solo Abascal resiste el peso del calendario. Por su parte, Casado pasó a mejor gloria después de que lo defenestraran y lo sustituyeran por Feijóo y, de la otra, Rivera (y Ciudadanos) ha desaparecido del mapa político español. En consecuencia, el PP se ha zampado sus votos, ha eliminado a un competidor y ha recuperado fortaleza electoral por el carril de la derecha. Preguntado por la posibilidad de coincidir con Abascal, Feijóo lo relativizó esta semana en Onda Cero recordando que ya tiene "fotos" con el jefe de filas de los ultras. De hecho, no tiene tantas manías después de pactar coaliciones en un grupo nada despreciable de comunidades autónomas y ayuntamientos y de conseguir sus votos para la investidura fallida.

Feijóo mantiene la orden de agitar las calles

Volviendo a la cita barcelonesa, la movilización de SCC se convocó en el momento en que Feijóo ya tenía fecha para ir a la investidura, que ha resultado ser fallida. De hecho, la entidad españolista hizo el anuncio y, un día más tarde, el Partido Popular respondió organizando un acto de partido para el 24 de septiembre, dos días antes de que Feijóo solicitara la confianza de la cámara para sustituir a Pedro Sánchez en La Moncloa. La manifestación de Barcelona se ve desde Génova como la segunda vuelta. La orden es la misma: agitar las calles contra la amnistía.

La presión ejercida por Isabel Díaz Ayuso y José María Aznar empujaron a Feijóo a dar el paso con el objetivo de crear a un estado de emergencia nacional contra la amnistía. En cualquier caso, en una primera impresión el PP reaccionó con cautela a la propuesta de SCC, a excepción de Ayuso, que confirmó la presencia en Barcelona inmediatamente. En las últimas horas ha hecho un llamamiento público a asistir a través de las redes sociales.

Perdida la investidura habiéndose estancado en los 172 diputados y habiendo visto que Abascal también pisará la capital catalana, el líder del PP ha corroborado esta semana que quiere mantener la estrategia de hacer un pulso a los planes del PSOE desde la calle. "Irá como un ciudadano más", afirmaron desde la cúpula de los populares. Ahora bien, a pesar de la presencia de los tótems de la derecha y extrema derecha española, Sociedad Civil Catalana aspira a evitar el protagonismo de los partidos, a quienes han pedido que no se "apropien" y "deformen" la marcha llevando banderas y logotipos.

La apuesta del PP para llevar el combate contra la amnistía a las calles se interpreta como un movimiento para capitalizar el espacio electoral que queda a la derecha del PSOE después de la práctica desaparición de Ciudadanos. De esta manera, Feijóo quiere seguir captando y robando votantes a Vox, a quien ya frenó parcialmente en las elecciones del 23 de julio, haciéndoles pasar de los 52 a los 33 diputados. En el PP existe el convencimiento de que la esperanza para el retorno a La Moncloa pasa por reunificar el voto de la derecha y erigirse como opción consistente, con el objetivo de deshacerse de los pactos con Abascal.

Sin socialistas: "Nunca de la mano de Vox"

La manifestación del 2017 con la que SCC se inspira, en un clima político y social especialmente tenso después del referéndum del 1 de Octubre, tenía el apoyo fiel de los partidos del 155: PSOE y PSC, PP y Vox. Haciendo la comparación con el conclave antiindependentista de este domingo, los grandes ausentes serán los socialistas, si bien el protagonismo se lo llevará el exalcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, que rompió el carné del PSOE en 2014 y no se ha privado de arremeter contra la amnistía. Hará uno de los parlamentos final.

Con todo, hace seis años los socialistas enviaron a las calles al entonces secretario de Organización, Salvador Illa, y al actual Alto Representante de Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, que hizo uno de los parlamentos desde el escenario, al lado del escritor Mario Vargas Llosa. Los dos con discurso muy encendidos contra los planes del independentismo catalán. En esta ocasión, los socialistas plantarán  a Sociedad Civil Catalana.

Desde la sede de Ferraz, el entorno de Sánchez marca distancias con la marcha contra la amnistía y el referéndum. A pesar de respetar el "derecho de manifestación" que "todo el mundo puede ejercer", fuentes del PSOE consultadas por ElNacional.cat subrayan que renuncian acudir a la capital catalana porque, según dicen, "nunca iremos a ningún lugar de la mano de los ultras de Vox". La sala de máquinas de los socialistas considera que ir con la extrema derecha corresponde "a Feijóo".

Iceta, con Millor y Montserrat, en la manifestación de SCC de 2017 / Foto: EFE

En cualquier caso, a pesar de las afirmaciones del PSOE, el anterior primer secretario del PSC y actual ministro de Deportes, Miquel Iceta, sí que compartió espacio con los ultras en la manifestación que se convocó el 29 de octubre de 2017, dos días después de que se proclamara y se congelara la Declaración Unilateral de Independencia. Iceta compartió selfies con cargos del gobierno central comandado por el PP, como Dolors Montserrat o Enric Millo, aunque muy cerca tenía el exsecretario general de Vox, Javier Ortega-Smith. En aquellos momentos la formación ultra todavía era embrionaria y no tenía representación en ninguna institución. Aquellos selfies indignaron -y todavía indignan- las filas independentistas.

El giro copernicano de Puigdemont

Los esfuerzos argumentales a partir de los cuales el PSOE rechaza la concentración olvidan y evitan un aspecto fundamental. En comparación con 2017, en la actualidad los socialistas tienen enfilada una negociación con Junts per Catalunya y Esquerra con el objetivo de seducirlos para que acaben invistiendo a Pedro Sánchez, en un debate al que todavía se le tiene que buscar fecha. En un giro copernicano de los acontecimientos, los socialistas necesitan la complicidad de aquellos a quien hace seis años querían parar en su propósito de declarar la independencia de Catalunya.

Por eso, cualquier gesto a favor de SCC podría lesionar gravemente las negociaciones que hay en marcha para activar una ley de amnistía, aunque el referéndum está más que descartado, en opinión del PSOE. La amnistía es el gran botín a proteger para no hacer descarrilar la negociación. El gran enemigo público desde los hechos de Octubre, Carles Puigdemont, ahora se ha convertido de forma azarosa en un eje fundamental para el devenir de la política española.