El 28 de mayo como catapulta hacia las elecciones generales previstas para finales de año. De esta manera interpreta el Partido Popular (PP) la cita electoral en todos los municipios y en buena parte de las comunidades autónomas que se lo juegan todo en plena primavera. Un mal resultado en mayo puede estropear el relato victorioso de Alberto Núñez Feijóo, pero dejar una buena huella en las urnas puede apuntalar los aires de cambio que la dirección popular hace tiempo que promueve. En este trayecto para asaltar la Moncloa, el líder del PP ha dejado de lado la faceta de gestor con la que llegó a Génova y se ha entregado a la "batalla de las ideas" que plantea Isabel Díaz Ayuso para convencer a los votantes de Vox.
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El tándem galaicomadrileño se homogeneíza con vistas al 28 de mayo y se lanza a la caza del exvotante del PP que se ha pasado a Vox. "Ayuso lucha con éxito contra tópicos y prejuicios en un doble frente: el de las ideas y el de los hechos", alabó Feijóo de la presidenta de la Comunidad de Madrid este lunes en un desayuno informativo que dio el pistoletazo de salida a la precampaña madrileña. Y continuó: "Ante las tentaciones de otras ideologías, ella defiende que nadie imponga sus pasiones, emociones o sentimientos porque, por encima de todo, está la libertad". Así el líder de la oposición avala la estrategia de la madrileña de librar "la batalla cultural" a Vox para combatir el discurso de la "derecha cobarde" con que Santiago Abascal martiriza al PP.
Para entrar en la pugna, Díaz Ayuso, con el aval incondicional de José María Aznar, no ha dudado ni un momento en asumir el rearme ideológico y disputarle a Vox debates ubicados en el marco mental de la extrema derecha. "Me quiero dirigir a los votantes de Vox, en los que se fueron del PP porque sentían que no se ocupaban de los grandes debates más allá de la buena gestión", arrancó Ayuso constatando su gobierno "ha entregado todas las batallas y ha tomado la iniciativa en todo aquello importante; y lo hemos hecho acertante en el cuándo, el dónde y el cómo". "Si no se hace así, se acaba perdiendo la razón, los ciudadanos se desilusionan y los enemigos de España, de la familia y de la libertad se hacen más fuertes", remató apelando a los desencantados del PP.
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Feijóo abraza el plan de Ayuso en las elecciones municipales y autonómicas
El plan del cual se vanagloria Ayuso -ahora asumido por Feijóo- pasa para entrar al trapo en temas relacionados con los derechos y libertades sexuales, el feminismo o utilizando un lenguaje mucho más beligerante para denunciar los pactos de Pedro Sánchez con independentistas vascos y catalanes. Todos estos son debates que la derecha y ultraderecha considera que la izquierda se está afanando por patrimonializar a la vez que también enfrentan los sectores conservadores y moderados del PP, como pasa con el aborto. Al margen de eso, en el ámbito económico, la presidenta madrileña también hace gala de una política fiscal beneficiosa para los madrileños bajando impuestos aunque sea a costa del dumping fiscal respecto de otras comunidades como Catalunya. De hecho, este lunes se comprometió a una rebaja de medio punto en todas los tramos del IRPF si vuelve a ganar las elecciones.
También hay coincidencia discursiva para arremeter con dureza contra Pedro Sánchez a razón de los independentistas. "Su pecado [de Ayuso] ha sido no haber declarado la independencia unilateral ni incumplir sistemáticamente sentencias del Tribunal Supremo. Si hubiera sido una presidenta sediciosa habría recibido más favores del gobierno tripartito de Pedro Sánchez", dijo con sorna Feijóo, que escuchó cómo Ayuso replicaba recordando que el presidente español "amnistió de facto a los políticos que cometieron el mayor ataque a la Constitución desde el 23 de febrero de 1981". La idea del "constitucionalismo cordial" respecto de Catalunya con que llegó de Galicia ha dejado paso al rescate del delito de sedición, derogado a partir del pacto entre Esquerra y el PSOE, que propone Feijóo en Madrid.
De esta manera, Núñez Feijóo se encomienda a los designios ideológicos de Ayuso para afrontar el ciclo electoral determinante de este 2023 y arrinconar al máximo las opciones de Vox. En el bunker del PP tienen entre ceja y ceja depender el mínimo de Santiago Abascal para gobernar el máximo de capitales de provincia y gobiernos autonómicos. El espejo es el éxito fulgurante de Juanma Moreno Bonilla en Andalucía y procurar que se repitan pocas experiencias como la de Castilla y León, dónde Alfonso Fernández Mañueco convive con Juan García-Gallardo, quien acostumbra a provocar polémicas con sus salidas de tono. Después de zamparse los votos de Ciudadanos, ahora el objetivo es recuperar el espacio entregado al auge de Vox, que tampoco traviesa un momento muy dulce en las expectativas electorales.
Y Ayuso, que ha partido peras con Rocío Monasterio en la Asamblea de Madrid para preparar el terreno, está convencida que su modelo de pugna en el cuerpo en cuerpo con Vox le permitirá alcanzar la mayoría absoluta que en el 2021 le quedó a 4 diputados reflejándose en los éxitos conseguidos por su madre política, la expresidenta Esperanza Aguirre.
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La apuesta por "gobiernos fuertes" en las elecciones municipales y autonómicas
El gallego y la madrileña han juntado sus destinos electorales y han acordado compartir un relato, que está basado la estabilidad y fortaleza con que pretenden gobernar sin ataduras peligrosos ni dependencias turbulentas del ultra derecha. "El mejor camino son gobiernos fuertes, mayorías suficientes y presidentes que puedan cesar libremente a miembros de su gobierno", aseguró Feijóo en referencia a la convivencia torpe entre el PSOE y Podemos en el Consejo de Ministros.
Con todo, la alianza con Ayuso y la obstinación por la "batalla de las ideas" desdibuja la faceta de gestor con que Feijóo aterrizó en la sede de la calle Génova de Madrid en abril de 2022. Él y su entorno asumió el liderazgo del partido con la convicción de que derrotarían a Pedro Sánchez desplegando una estrategia centrista y moderada basada en la gestión de la economía y huyendo de debates ideológicos y de cuestiones que acostumbran a despertar mucho ruido entre la derecha y la izquierda. Nada más lejos de la realidad porque, un año más tarde de dar el salto de Galicia a Madrid, Feijóo se ha visto en apurosA raíz de las presiones del ala conservadora del PP, que, en el aborto, lo criticó por la tibieza tan pronto como el Tribunal Constitucional avaló la llamada ley de plazos. Las elecciones, al fin y al cabo, lo ponen todo en su sitio.