El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha vuelto este jueves a Barcelona, solo seis días después de su última visita. Y es que el gallego está convirtiendo Catalunya en uno de sus destinos principales, desde su llegada al liderazgo de los populares hace solo unos meses. De hecho, él mismo ha admitido que es posiblemente la región en que más ha estado desde entonces, después de Andalucía (caso comprensible por las recientes elecciones allí). En esta ocasión, Feijóo tampoco ha dudado a enviar algunos dardos hacia el proyecto independentista, como ya ha hecho anteriormente. El cierto es que su participación en el coloquio de hoy ha sido bastante reservada, pronunciándose principalmente sobre su proyecto económico y la situación en el Gobierno. Una retórica pública hacia Catalunya que, sin duda, contrasta con la de su predecesor, Pablo Casado.
A pesar de todo, ha tenido tiempo para lanzar algunos ataques. Así, ha reivindicado la necesidad del PP en Catalunya como elemento fundamental para "contribuir a la reconciliación social y a la recuperación económica", defendiendo también que una sociedad "libre y abierta" es mejor que la "polarización y ruptura" que, según Feijóo, existe actualmente en la región. "Tenemos que trabajar para consolidar la convivencia en Catalunya", ha afirmado. "Catalunya tiene que esforzarse por hablar menos de la política partidaria y más de la economía y las empresas". Si eso se cumple, dice Feijóo, España podrá beneficiarse de "la estabilidad a esta comunidad autónoma".
Un discurso que, a pesar de no ser belicista, no se aleja del interés básico de los partidos españoles para acabar con el proyecto independentista y efectuar lo que se describe como un 'reencuentro' entre catalanes, supuestamente divididos precisamente por el independentismo. Según su opinión, este movimiento no solo ha provocado un enfrentamiento entre dos mitades de la sociedad, sino que también ha hundido Catalunya. Así lo ha evidenciado cuando ha lamentado que el territorio "ha perdido gran influencia en la política española y en la economía". "El Partido Popular garantiza ganas y argumentos para combatir la decadencia a que los partidos quieren llevar Catalunya", ha añadido en una referencia clara, si bien no explícita, hacia Esquerra Republicana y Junts, en el Govern de la Generalitat.
Vincula el independentismo con Rusia
Sus palabras sobre Catalunya no han ido mucho más allá, pero sí que ha lanzado algunos reproches más al independentismo, como acusar al ejecutivo catalán de limitarse a "ir tirando, sin ningún otro norte que la supervivencia." También cuando ha criticado el programa de Vox, advirtiendo de que "la solución a los problemas generados por un radicalismo no es el radicalismo contrario". Y aún en un último apunte, ha aceptado de manera evidente aquel discurso reciente que se ha esforzado en vincular al independentismo y al presidente Carles Puigdemont con Rusia y Vladímir Putin, especialmente después del inicio de la guerra en Ucrania. Así, ha acusado al país eslavo de intentar socavar las democracias europeas con "un estímulo a movimientos extremistas" para intentar romper la integridad de los Estados y así debilitar Occidente. Con todo, un relato que no es nuevo, pero que deja claro qué pie calza.