El nuevo presidente del Partido Popular, el gallego Alberto Núñez Feijóo, ha tardado pocos días en criticar el modelo de escuela catalana y la inmersión lingüística. Siguiendo la línea de su predecesor, Pablo Casado, y recogiendo el concepto de "bilingüismo cordial" que propuso en su primer discurso como líder de los populares en el congreso extraordinario del partido en Sevilla, Feijóo ha asegurado que la inmersión no encaja porque "no es cordial", sino una imposición. "Para que haya bilingüismo cordial hay que conocer las lenguas con la misma intensidad porque nos las enseñan con las mismas horas lectivas", ha dicho, como a Galicia, dónde "el 50% de las clases están en castellano y el 50% en gallego". "La inmersión lingüística no es cordial, sino obligatoria. Los políticos obligan a la gente a hablar una lengua, y eso no es cordialidad, es imposición", ha dicho en una entrevista en la emisora Onda Cero.
Más allá de esta cuestión, Feijóo ha insistido en un nuevo talante que quiere imprimir como líder de la oposición a España. En la reunión que se tiene que celebrar este jueves con el presidente del Gobierno en Moncloa ha asegurado que irá con la "agenda abierta". En este sentido, aunque sitúa la renovación del CGPJ entre los temas urgentes, también espera poder abordar la complicada situación económica que sufre el Estado a consecuencia de la guerra de Ucrania con los precios disparados.
Críticas a Sánchez por su lentitud
A pesar de esta "agenda abierta", Feijóo ha aprovechado la entrevista para cargar contra el Ejecutivo de Sánchez por la lentitud a la hora de tomar medidas para reducir los efectos económico sobre la población: "Estoy sorprendido de que el gobierno de mi país haya sido el último a adoptar medidas", criticando "el lío que se ha producido por la soberbia de no adoptar decisiones" y el hecho de que en la conferencia de La Palma, a la cual él asistió en calidad de presidente de Galicia, se dijera que se rebajaría impuestos y esto no haya acabado pasando. Todo ello, cree Feijóo, demuestra que "el Gobierno ha desconectado de la realidad".
Con todo, ha evitado aclarar el voto del PP al decreto de medidas urgentes para rebajar el precio del carburante, pero sí que ha afirmado que "son un parche" porque "no hay medidas económicas detrás, solamente 16.000 millones" cuando "tenemos una inflación del 10%". En este sentido, ha insistido en la importancia de reducir impuestos, porque "si la base imponible de un litro de combustible era un euro y ahora son dos, se recauda el doble". Ahora, que ya ha asumido la presidencia del partido, no ha repetido que el Ejecutivo "se forra", como iba pregonando durante la gira previa a su designación como presidente del PP, pero sí que ha insistido en la crítica. "No comparto la política económica del Gobierno, porque no funciona", ha apuntado, ya que "se basa al incrementar el déficit y la deuda, y no quiero llevar a mi país a la ruina ni que se improvisen medidas como los céntimos de gasolina".
¿Diferencias con Vox?
Uno de los principales retos a los cuales se enfrenta Feijóo al frente del partido es intentar frenar el auge de Vox, partido en lo que ha rehusado tildar de ultraderecha, aunque ha remarcado las diferencias entre las dos formaciones. "Yo intentaré mantener el respeto hacia cualquier partido político aunque esté en las antípodas de lo que creo, y no me apuntaré al insulto y la descalificación". Entre las diferencias, ha dejado claro que el PP "es un partido europeísta, y Vox no", y "somos el partido de la Constitución española que es el Estado de las autonomías". "Eso son cuestiones que nos separan mucho", ha dicho.
En las últimas horas se ha planteado la posibilidad que se convierta en senador para hacer la tarea de líder de la oposición desde la cámara alta. "Presentaré la dimisión como presidente de la Xunta las próximas semanas y a partir de aquí me reuniré con los grupos parlamentarios del PP en el Congreso y en el Senado y decidiré si me incorporo al Senado".