Mientras Yolanda Díaz, vicepresidenta en funciones del Gobierno, se reúne con Carles Puigdemont en Bruselas, y el president se prepara para anunciar sus condiciones a una posible investidura de Pedro Sánchez, que para el independentismo pasa obligatoriamente por una amnistía a los represaliados por el 1 de octubre y la consulta del 9-N, Pedro Sánchez no solo se tiene que enfrentar a esta negociación, sino que también tiene que esquivar los reproches dentro de su propio partido. Y estos provienen del de siempre: Felipe González. Este martes, en una entrevista en Onda Cero, ha asegurado que votó al PSOE el pasado 23 de julio, aunque con poco convencimiento, ha lamentado que un posible nuevo gobierno de coalición esté en manos de Carles Puigdemont y ha mostrado su negativa a una ley de amnistía: "La Constitución no es un chicle que se adapta al deseo particular de cada uno". Desde el PSOE y el PSC han ido insistiendo en que sus límites en esta negociación los marca, precisamente, la Constitución, sin cerrar la puerta a una ley de amnistía.
González ha criticado duramente la posibilidad de amnistiar a los represaliados del Procés, asegurando que supondría darles la razón. "Yo no cometí ningún delito ni ninguna falta, yo hice lo correcto y me reconocen que el sistema represor es el que me culpabilizó injustamente de haber hecho la desconexión el seis y siete de septiembre. Soy yo la víctima de la represión, yo hice lo correcto y lo puedo volver a hacer", ha reflexionado González, poniéndose en la piel de un independentista condenado. Sobre la visita de Díaz a Puigdemont en el Parlamento Europeo, González también ha criticado que no se sabe con qué condición iba la gallega a este encuentro: "¿Tiene algún encargo? No se sabe. ¿Con qué condición lo vio? ¿Como representante de Sumar, sin consultarles? ¿No va como vicepresidenta? Ah, entonces que lo deje de ser durante un rato".
González, alineado con las tesis de Feijóo durante la campaña
A pesar de haber votado al PSOE en estas elecciones, admitiendo que le costó hacerlo, durante las semanas previas al 23-J, González se sumó a las tesis de Feijóo, que se pasó la campaña electoral pidiendo a Sánchez que gobernara la lista más votada para evitar "depender de extremos", una propuesta que el socialista nunca aceptó. En un artículo titulado Pónganse de acuerdo y publicado en Nueva Revista, editada en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), el expresidente del Gobierno pedía buscar "pactos de centralidad", ya que, según él, cada vez que se hace lo contrario, "el país se debilita, pierde fuerza y credibilidad, tanto interna como internacionalmente". En la reunión de Sánchez y Feijóo en el Congreso, en que el popular le pidió que lo dejara gobernar durante dos años, también le propuso cinco pactos de Estado, como reclamaba González. El expresidente del Gobierno también defendía al principio de julio que "los ciudadanos sienten un enorme alivio cuando ven que, en lugar de estar peleándose por cuestiones personales, para destruir al otro, los políticos se ponen de acuerdo". Sánchez ha cerrado la puerta a cualquier pacto con el PP, después de unos resultados electorales que superaron sus expectativas, y trabaja para formular un nuevo gobierno de progreso, que en esta legislatura tendrá que tener imprescindiblemente el apoyo de Junts per Catalunya.