Después de la tensión entre el Gobierno y la Casa Real a raíz de la negativa de la Moncloa a que Felipe VI asistiera en Barcelona a la entrega de las acreditaciones a los nuevos jueces hace dos semanas, esta mañana ha sido el presidente español, Pedro Sánchez, quien ha recibido al monarca en la Estación de Francia, mientras se escuchaban de lejos las protestas de los manifestantes independentistas que el cordón de seguridad contenía en el Pla de Palau.
La mascarilla no permitía ver el ademán del monarca y del presidente, lo cual no ha impedido que se haya interpretado sus gestos como excesivamente distantes y forzados, precisamente hoy que el monarca reclamaba una "imagen de unidad".
Sánchez ha recibido a Felipe VI con la mano en el corazón, en señal de saludo. Pero el monarca no ha respondido con el mismo gesto mientras caminaba hacia él. De hecho, ha mantenido los brazó ostensiblemente bajados, sin responder con ningún otro movimiento de la mano. Desde la Casa Real no han querido explicar si habían viajado juntos hasta Barcelona. Los dos han mantenido una breve conversación antes de saludar al resto de los presentes.
La analista de imagen Patrycia Centeno subraya en un comentario a través de su Twitter la frialdad del monarca y la contrasta con otras imágenes que ha ofrecido estos días de pandemia.
Según la analista, el ademán del monarca, que al bajar del coche se ha girado para observar la calle -vacía por el cordón policial-, demuestra la contrariedad ante las protestas que eran perfectamentes audibles.
En contraste con esto, durante la entrega de premios el monarca sí ha saludado a uno de los premiados, estrechándole la mano, aunque inmediatamente se ha dado cuenta del error y al siguiente le ha depositado en la palma que le ofrecía el galardón en lugar de estrechársela.
En cambio, una vez ha acabado el acto, la distancia social obligada para evitar la expansión de la pandemia, ha saltado por los aires. Sánchez se ha hecho selfies con muchos de los asistentes, mientras el Rey conversaba con los invitados, con golpes en el hombro incluidos, los mismos que no había recibido el presidente.