Segunda semana de juicio en la Audiencia Nacional con dos protagonistas: Diego Pérez de los Cobos y Ferran López.
De Ferran López muy pocos sabían nada hasta el 28 de octubre del 2017, cuando lo nombran jefe de los Mossos d'Esquadra con la aplicación del artículo 155. Y sin saber casi nada de él, algunos lo consideran afín al otro bando, el del estado español. Pero nada más lejos de la realidad.
Primero porque los Mossos d'Esquadra no se alinean en ningún bando, como el resto de los funcionarios públicos, a quien el Govern Puigdemont procuró la máxima protección en la organización y ejecución del referéndum del 1-O. Son servidores públicos. Están al servicio de la ciudadanía, y en el caso de la policía catalana, con un mandato complicado como es el de la seguridad.
Y segundo, porque la discreción de Ferran López hizo que pasara siempre desapercibido a ojos de la opinión pública, que nunca hasta ahora ha sabido cuál ha sido su papel dentro del cuerpo.
El juicio al major Josep Lluís Trapero y a la cúpula de Interior que se hace estos días en la Audiencia Nacional está destapando cuál era el papel de la mano derecha de Trapero. Ferran López hace 30 años que es mosso d'esquadra y 10 que forma parte de la jefatura, el máximo organismo técnico de mando del cuerpo. Su trabajo discreto ha sido indispensable para todos los comisarios jefes que ha tenido el cuerpo, pero desde el 20-S su papel no sólo ha sido clave, sino que, además, ha salido a la luz pública.
López aparece por primera vez a ojos de la ciudadanía en las reuniones previas para organizar el dispositivo policial del 1-O en la delegación del Gobierno después del "encontronazo" entre Trapero y Diego Pérez de los Cobos en la Fiscalía.
Su talante y sus capacidades negociadoras lo hacían el mejor candidato para tomar el encargo del major de encontrar el encaje en el dispositivo conjunto con el CNP y la Guardia Civil bajo las órdenes de un teniente coronel.
Pero el 20-S el papel de Ferran López ya fue clave. Fue él quien estaba en contacto con la Guardia Civil durante el registro en el Departament d'Economia. Hasta 40 llamadas hubo para garantizar la seguridad de la comitiva judicial y para garantizar el orden público.
Este papel en la sombra se evidencia en el juicio. A cada pregunta del fiscal o los abogados para determinar si los Mossos hicieron bien su trabajo o no, la respuesta de Trapero siempre empieza con un "Ferran López".
Ferran López es el interlocutor el 20-S, quien asiste a las reuniones con De los Cobos, quien intenta coordinar con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado el dispositivo del 1-O, quien informa de todas las incidencias al major, quien controla todos los movimientos del cuerpo en los registros, quien detecta el seguimiento de los mossos que fueron a la incineradora de Sant Adrià, quien aconseja a Trapero que no detenga él a Carles Puigdemont y quien diseña el plan para detener a todo el Govern. Finalmente, es quien recibe la llamada para ser el jefe de los Mossos durante el 155, que acaba aceptando, a petición de Trapero, para que el cuerpo no se caiga en manos de un mando de la Guardia Civil.
Trapero ha explicado algunos puntos clave de aquellos días liderados por López y esta semana será el mismo Ferran López quien explicará cómo los Mossos hicieron todo lo posible para cumplir las órdenes de la Fiscalía y el TSJC, y al mismo tiempo garantizar el orden público.
Ya lo oímos en el Tribunal Supremo. Esta semana lo volveremos a oír. Hoy y mañana tiene que declarar Diego Pérez de los Cobos. El miércoles y jueves está previsto que lo haga Ferran López. En el juicio en el Supremo se pidió un cara a cara entre los dos, pero Manuel Marchena no lo quiso. Había demasiadas contradicciones. En este juicio, de momento, el tribunal ha habilitado dos días de interrogatorio para cada uno previendo la densidad de la declaración. Veremos si alguien pide el cara a cara y si la presidenta, Concepción Espejel, lo autoriza.