Es la primera vez que despiden a Miquel Ferreres en 42 años de caricaturista por los diarios. Él dice que le han despachado, que suena más novecentista. Este jueves, el director de El Periódico le anunció que el dibujo del 29 de febrero que viene sería el último y lo despachó. Han sido veinte años de nada a viñeta casi diaria. Para hacérsela corta, Ferreres es quien ha trasladado a la prensa catalana la onda de los cartoons políticos de caricaturistas como Herb Block, Pat Oliphant o Kevin Kallaugher (KAL).
¿Por qué lo han despedido?
Las razones que me dio el director del diario son que tienen que hacer una planificación nueva. Nada ideológico ni político, o que no encajo con la línea editorial, aunque es evidentísimo que no encajo, como todo el mundo ve desde hace tiempo. No quiero disimularlo ni esconderlo.
¿Había aumentado la conflictividad con la dirección, últimamente?
A ver... Cuando la conflictividad menudea y ves que lo que haces no encaja con el diario... Estás como en falso, pensando qué toco, qué no toco y todo eso. La verdad, me extraña que no pasara antes. Mi nariz ya me decía que no era un dibujante para este tipo de diario.
¿Es un despido por motivos ideológicos?
Así tal cual no lo podría decir. Pero tengo la sensación incómoda de no saber dónde llegan los motivos económicos y dónde la represalia ideológica. Hay un problema económico auténtico [en el diario] que podría utilizarse para disimular motivos que no son económicos. Es lo que sospecho y me parece entrever.
¿Para un caricaturista editorial, se trata justamente de no encajar en la línea?
Mi línea tenía que molestar porque la evolución del diario iba en sentido contrario. Yo tengo opiniones muy claras que no quiero esconder, aunque me interesa ser justo dentro de mi forma de pensar. Pero no soy neutral ni equidistante ni mandangas. A los que hacen eso se les acaba notando: pierden el sentido de la transgresión.
¿En La Vanguardia sí encajaba o tampoco?
En La Vanguardia tampoco encajaba con la línea editorial. Contrastaba bastante. El dibujo rompía un poco. Esta es la función del dibujante. Y yo, por carácter y forma de hacer, no sé hacer dibujos de miel y requesón, de pastelería que no empalague, como un alioli que no pica.
¿Qué pierde El Periódico con su despido?
Pierde agudeza. En 20 años he conseguido que mucha gente siga la viñeta y haya tomado complicidad con el diario y conmigo. Eres como de su familia. Para quienes compran diarios, la viñeta es como un vicio. Si consigues encajar con ellos, les ofreces un respiro, un momento de humor. Para otros soy como una espina clavada... Si he durado tantos años es porque hacía vender diarios. No pagan por alguien indiferente o anodino. Si los que piensan como el diario dicen ¿este tipo, qué hace aquí?, y los que piensan de otra manera dicen lo mismo... eso da categoría al diario.