El azar ha querido que el Tribunal Supremo haya confirmado la condena a Iñaki Urdangarín el mismo día que salía el libro Pedro Horrach, el fiscal que puso en jaque a la corrupción (Planeta, 2018), escrito por la periodista Ana Martínez Aguirre. Pedro Horrach (Sa Pobla, 1966) está más aliviado después de que se confirme que el yerno del rey emérito y el cuñado del rey actual tenga que entrar en la cárcel, aunque no sea la pena que esperaba. El exfiscal anticorrupción de Baleares, que ha sentado en el banquillo de los acusados a personalidades como Jaume Matas o Maria Antònia Munar, está satisfecho. Cree justamente que en el caso Nóos se ha demostrado que la Casa Real no es intocable, a pesar de las acusaciones que ha recibido por haberse negado a la imputación de la infanta Cristina. Hoy sigue defendiendo que no se ha demostrado su culpabilidad.
Parece exactamente que haya hecho coincidir la publicación de su libro con la condena a Urdangarín.
(Ríe) No tengo ningún poder de influencia. Hace cuatro o cinco meses que se está diciendo cada semana que la sentencia tenía que salir la semana siguiente. Sería preocupante que yo lo supiera estando en excedencia.
¿Hoy se siente más aliviado?
Sí, mucho más. Es un procedimiento que ha durado ocho años... ¡Ahí es nada! Por fin se ha puesto punto y final al debate.
Pero no era la condena que usted esperaba...
No era la condena que esperaba desde el momento en que pedí una condena superior. De hecho, la Fiscalía del Tribunal Supremo también pidió una condena superior...
Entonces no le deja satisfecho.
Es una satisfacción parcial. Pero también es cierto que en algún momento se tiene que poner punto y final al debate. No podemos estar debatiendo eternamente. Ya se ha decidido lo que se creía oportuno y amén.
¿Qué han supuesto para usted estos ocho años?
Yo he disfrutado de mi profesión, la he vivido con mucha pasión. No sólo ha sido el caso Nóos, sino que han sido muchos otros casos durante estos años. Me quedo con la satisfacción de haber llevado a cabo en las diferentes investigaciones algunos éxitos profesionales. También ha habido fracasos, como en otras profesiones. Pero la valoración global es positiva.
¿Ha compensado los ataques, la exposición mediática, el estar en la diana...?
No he llevado muy bien la exposición mediática. Sobre todo las calificaciones y críticas constantes a mi actuación en el caso de Nóos, cuando han puesto en duda el ejercicio profesional de mi trabajo. Te acusan de estar actuando por órdenes de no se sabe muy bien quien del aparato del Estado. Ante estas afirmaciones que han hecho algunos medios he reaccionado muy mal.
¿A veces se ha sentido solo?
Sí, pero no sólo yo. Los compañeros que han llevado y llevan temas de corrupción, normalmente siempre están solos. No hay nadie más.
Pero quizás ha echado de menos...
Lo que he echado de menos siempre es que la institución de la Fiscalía sea más fuerte, que tenga medios de comunicación a su alcance. De hecho, el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal determina que los fiscales pueden informar a la opinión pública de aquellos asuntos de trascendencia. En pro de la transparencia, deberíamos hacer efectiva esta previsión: informar de lo que hacemos. Se vería que priman los principios de imparcialidad y legalidad por encima de la dependencia jerárquica.
No he llevado muy bien la exposición mediática, sobre todo las críticas constantes a mi actuación en el caso Nóos, cuando han puesto en duda mi ejercicio profesional.
Ha tocado una institución clave como la Casa Real. ¿Más allá de que no lo hayan conseguido, ¿lo han intentado presionar?
Nadie se ha atrevido a coger el teléfono y llamarme...
¿Ni a través de terceros?
No. Nadie. Las decisiones que se han tomado en este procedimiento han sido mías. La responsabilidad, sea por los aciertos o por los errores, es mía. Es que tampoco lo hubiera consentido. Tenemos medios suficientes para oponernos a cualquier orden que consideramos que va contra la legalidad. Me gustaría que la gente conociera más de cerca la institución de la Fiscalía, porque así sabría que no hay órdenes particulares.
¿El rey Juan Carlos tendría que haber declarado como imputado, como ha dicho el juez Castro?
No se planteó nunca, ni por parte del juez Castro ni por parte de nadie. Porque legalmente no es posible. ¡Hubieran cometido una ilegalidad!
Pero sin la figura de la inviolabilidad...
Como imputado, lo dudo. No había ningún indicio que lo relacionara con las actividades del Instituto Nóos. Otra cosa es que se le hubiera podido llamar como testigo.
Sí hizo una donación a su hija camuflada como préstamo para defraudar impuestos...
Desde mi punto de vista, es una suposición. La Fiscalía analizó si esta escritura de préstamo encubría una donación, si había algún delito fiscal... Y se descartó. Era una simple infracción administrativa. Y no pudimos ir más allá. Partimos de la base que era una simulación de préstamo. Pero como no se ha podido probar, no existe.
¿La figura de la inviolabilidad no es una anomalía? A veces puede convertirse en impunidad.
Tiene su sentido en el momento en que se tiene que preservar la figura del jefe de Estado de denuncias fraudulentas. Si no, estaría expuesto a denuncias constantes desde muchos sectores. Ahora bien, que eso suponga tener inviolabilidad en cualquier hecho delictivo muy graves, parece que no. Debería restringirse.
¿A qué se tendría que restringir?
Tendría que estar abierta su imputación a posibles delitos contra la vida, delitos contra la libertad... Delitos graves.
Parece que Urdangarín podrá acceder al tercer grado pronto. ¿Es una condena con privilegios?
Eso es otra suposición equivocada. En dos meses, ni siquiera se habrá hecho la clasificación por parte de Instituciones Penitenciarias. Podrá acceder a un tercer grado como han accedido otros. Pero también lo dudo. Mi experiencia dice lo contrario: en el caso de delitos económicos vinculados a la corrupción, las condenas se cumplen.
¿Sigue pensando que la Infanta era inocente? Era socia al 50% de Aizoon, hacía gestiones para el Instituto Nóos...
Es que no se puede llegar a otra conclusión. Está ratificado primero por lo Audiencia Provincial y después por el Tribunal Supremo. Primero de todo, que conocer no significa participar. Y después, que ni siquiera se pudo probar que lo conociera. De hecho, lo que se trasladó a un procedimiento penal es una valoración ética de una conducta. Y eso, desde mi punto de vista, es impresentable. Sólo se tiene que determinar si unos hechos son delictivos o no. No es un foro para valoraciones éticas.
No he recibido presiones de nadie, pero tampoco lo hubiera consentido.
Si usted sostiene inocente, ¿cómo acabó imputada? Inicialmente el juez Castro también se negó a citarla.
Lo dejé escrito en algunos informes: determinadas decisiones judiciales estaban acondicionadas por la opinión pública derivada de la presión mediática.
¿El juez se dejó llevar?
Él hizo lo que consideraba más justo. Pero creo que esta decisión estuvo condicionada. No puedo ir más allá.
¿Lo habló con él?
Lo dejé por escrito y se lo remití.
¿Recibió instrucciones, teniendo en cuenta que la Fiscalía es jerárquica?
Es que en todo el mundo es jerárquica. No podría ser de otra manera. La aplicación de la ley penal es la misma en todo el Estado. No puede ser que en Barcelona un señor se siente en el banquillo y por los mismos hechos no se siente uno en Madrid. Desde este punto de vista, hay unas directrices generales. Pero también están los principios de legalidad e imparcialidad.
Se llegó a publicar que usted tenía un "manual" para salvar a la Infanta...
Desde luego que no tenía el título de "manual para salvar a la Infanta". Ni su contenido era un manual para salvar a nadie. Era una informe interno, dirigido a mi jefeAntonio Salinas, donde hacía reflexiones sobre el contenido de las resoluciones judiciales y la posibilidad de recurrir o no determinadas decisiones judiciales.
Se ha demostrado que la Casa Real no es intocable. Cuando surgió la figura de Urdangarín, se decía que acabaría absuelto. Y al final ha sido condenado.
¿Entiende que haya quien pueda pensar que Urdangarín ha sido el chivo expiatorio para no tocar el corazón de la familia real?
Yo no creo en teorías conspirativas. Además, en el procedimiento penal sólo puede tenerse en cuenta lo que se ha probado. Es muy fácil verbalizar una sospecha, pero después tienes que decir cómo, por qué, de qué manera, quién ha actuado... Eso no lo vemos nunca. Recuerdo a la representante del sindicato Manos Limpias ir a un programa de televisión y decir que había una confabulación de los aparatos del poder para salvar a Cristina de Borbón, y que lo habían amenazado y seguido. Es muy fácil acusar, y te deja en una situación de total indefensión.
¿La Casa Real sigue siendo intocable?
Se ha demostrado que no. Cuando surgió la figura de Iñaki Urdangarín, lo más común en los medios de comunicación era ver a gente que decía que acabaría absuelto. Y al final ha sido condenado.
También hubo la sensación de que la Casa Real le apartaba, que le lanzaba a los tiburones.
Sí, pero es otra elucubración. Dentro del procedimiento penal sólo se puede ver si los hechos son constitutivos o no de delito.