Cumplía órdenes. La fiscal jefe provincial de Madrid y también investigada por presunta revelación de secretos sobre la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Pilar Rodríguez, se escuda en la relación jerárquica con el fiscal general del Estado para justificar que le enviara los correos entre el fiscal del caso, Julián Salto, y el abogado de Alberto González Amador. Ante el juez Ángel Hurtado, ha negado que filtrara ella el correo del 2 de febrero (el que se está investigando) y ha asegurado que 60 personas tenían acceso a él. Es el que envió Carlos Neira a una dirección genérica de la Fiscalía de Delitos Económicos reconociendo que la pareja de Ayuso había cometido dos delitos contra la Hacienda Pública. También ha rechazado que difundiera la denuncia original y el expediente tributario de González Amador. Pilar Rodríguez ha relatado que el fiscal general del Estado, que ayer negó que él filtrara el correo, quería dar “información veraz” para proteger al fiscal Salto ante una información que no era verdad: le dio la instrucción de conseguir los correos, que ni el fiscal general del Estado ni ella tenían, y ella lo entendió como una “instrucción” y un “orden”, según informan fuentes jurídicas a ElNacional.cat. Ella estaba obligada a dar cuentas a su superior y a las 21.59 horas del 13 de marzo le envió los correos que le había facilitado el fiscal. En una declaración de casi dos horas, respondió solo a su defensa (ejercida por la Abogacía del Estado) y al magistrado (a diferencia de Álvaro García Ortiz, que se negó). No ha respondido a las acusaciones populares y al abogado de González Amador. Como ayer, la Fiscalía no ha preguntado porqué considera que los registros fueron nulos y cree que participar en el interrogatorio sería validar la investigación.

📝 El fiscal general del Estado niega “rotundamente” en el Supremo que filtrara el correo de la pareja de Ayuso

⏱️ De “no puede esperar” a “eso ahora no importa”: las 48 horas de la filtración sobre la pareja de Ayuso

 

Más fragmentos de su declaración. Ella es a quien la fiscal superior de la Comunidad de Madrid, Almudena Lastra, “riñó” por haber enviado los correos al fiscal general del Estado: “¿Pilar, por favor, por qué le envías los correos? Los filtrarán”. Sin embargo, Pilar Rodríguez ha señalado delante del juez que no recuerda que Lastra le dijera nada en este sentido: “No me lo dijo, absolutamente no”, ha subrayado. Y ha destacado que nunca se podía imaginar que la instrucción del fiscal general del Estado para conseguir los correos fuera para filtrarlos. Eso choca contra la tesis del juez, que arguyó que los “elementos para mantener su imputación” eran “ponerse a disposición de Álvaro García Ortiz, ser la persona que facilita a Diego Villafañe el expediente de Alberto González Amador, que acaba filtrándose el día 12 de marzo en elDiario.es, y prestarse a hacer llegar el correo del 2 de febrero en la Fiscalía General del Estado, conocedora de la finalidad que se perseguía con eso”.

Ella también es quien a las 21.43 h del 13 de marzo llamó al fiscal Julián Salto (el del caso de la pareja de Ayuso) y le puso prisas: “El fiscal general del Estado no puede esperar, lo necesita saber ya y conocer el contenido de los correos”. Preguntada por esta urgencia, ha contestado que a ella le dijeron que eran “informaciones inveraces” que había que replicar dando “información veraz a la ciudadanía”. Ha reconocido que no sabía qué estrategia se tenía que seguir y ha apuntado que si había urgencia, ella no lo cuestionaba. “No se me dan explicaciones, se me dan instrucciones”, ha subrayado. Y ha apuntado que no le pareció “extraño” que Álvaro García Ortiz le pidiera que le enviara a su correo personal porque “quizá a esas horas de la noche no tendría acceso al institucional”.

Y es la fiscal que avaló la nota informativa que se publicó el 14 de marzo y que reconoció, en un mensaje enviado a Álvaro García Ortiz, que tenía ganas de añadirle un «poco de cianuro». “Fue un desfogue porque la gente estaba poniendo en duda su imparcialidad y su profesionalidad”, ha respondido hoy al ser preguntada por esta cuestión. Asimismo, el juez ha vuelto a poner el foco en la nota informativa, aunque inicialmente consideró que no contenía “información indebidamente revelada, ante el conocimiento público de los hechos”. Sobre el contenido de la nota, Pilar Rodríguez ha asegurado que ella no “validó” la nota, sino que se limitó confirmar que “concordaba” con los hechos y que la información que recogía correspondía con la de los correos, y ha insistido en que no creía que fueran datos “confidenciales”.

El fiscal general del Estado niega “rotundamente” que filtrara el correo de la pareja de Ayuso

Ayer fue el turno del fiscal general del Estado. Álvaro García Ortiz negó “rotundamente” que participara en la filtración que investiga el Tribunal Supremo: aseguró que no filtró ningún tipo de información sobre Alberto González Amador a ningún periodista ni al Gobierno, afirmó que no dio órdenes a ningún fiscal para hacerlo y rechazó que intentara perjudicar a la pareja de la presidenta madrileña. Durante una hora y media, respondió solo a su defensa (ejercida por la Abogacía del Estado) y se negó a contestar al juez alegando que hay diligencias que no conoce y otras que el instructor ha impedido y que no puede ejercer el derecho de defensa porque todo está basado en el registro de la Guardia Civil en su despacho, que consideró que era un “allanamiento” que había sido “invasivo por los derechos fundamentales”.

Además, quitó hierro al hecho de haber cambiado de móvil una semana después de que el Supremo lo encausara: relató que ha cambiado de teléfono seis veces en cuatro años porque tiene datos personales y de relaciones institucionales e internacionales. En relación con la conversación con la fiscal superior de la Comunidad de Madrid, Almudena Lastra (él le respondió “eso ahora no importa” cuando le preguntó si había filtrado el correo), respondió con ambigüedad y no concretó si la conversación se produjo.