De una multa de 9.000 euros a 2 años de prisión. La fiscal Pilar Izaguirre ha elevado la petición de castigo que pide para el periodista Saül Gordillo, exdirector de Catalunya Radio y de la ACN, por| una agresión sexual a una redactora del Principal, donde también era el director, en el juicio que se ha celebrado en el juzgado Penal 7 de Barcelona, durante casi seis horas este martes. La fiscal ha argumentado este cambio, con petición de prisión, porque "los hechos no son de menor entidad y no se han expuesto circunstancias personales para aplicar una atenuante". Inicialmente, la Fiscalía sostenía que los tocamientos fueron en un ambiente distendido en un ambiente festivo. La acusación de la redactora, ejercida por Noemí Martí, ha mantenido la petición a 4 años de prisión para Gordillo. Por el contrario, el abogado de Gordillo, Carles Monguilod, ha solicitado su absolución porque "entendió que ella flirteaba con él".
En la vista, Gordillo ha asegurado que fue la periodista, quien aquella noche, en la celebración de la fiesta de Navidad de 2022 de la empresa en la sala Apolo, lo buscó y le dio a entender que podía tocarle las nalgas y la vagina por encima de la ropa. "Tuvimos una conversación amistosa antes. En la discoteca ella llevaba la iniciativa, me acercó su cuerpo y su cara e incluso parecía que me quería dar un beso", ha declarado Gordillo a la magistrada. Por el contrario, la periodista, Mar, ha negado que le diera el consentimiento. "Me quedé paralizada, en shock. Era mi jefe y podría ser mi padre", ha asegurado, protegida detrás de una mampara. Al acabar el interrogatorio, la denunciada se ha puesto a llorar de forma desconsolada. Antes del inicio del juicio, Mar, ha dado la cara y ha deseado que haya justicia.
Gordillo tiene que afrontar un segundo juicio, acusado de agresión sexual, horas después de la primera, y a una segunda trabajadora del mismo digital. En este caso, la Fiscalía le pide cuatro años de prisión.
Interrogatorios crispados
La fiscal Izaguirre ha estado incisiva en el interrogatorio de Gordillo y le ha preguntado varias veces: "¿Qué le dio a entender que le podía tocar las nalgas y la vagina por encima de la ropa?" Gordillo le ha respondido: "Vi a una persona empoderada, exultante y que sabía lo que hacía. Ella cortaba el bacalao, me cogió de la mano y me llevó a la pista, entendí que había consentimiento y lo satisfice. Soy un hombre casado y consentí." El periodista ha admitido que le tocó las nalgas, pero no la vagina: "La cogí de la cintura y le toqué el abdomen, no la vagina." Gordillo ha insistido que "las imágenes" del interior de la discoteca le dan la razón. Sin embargo, en el informe final, la fiscal ha asegurado que "coger de una mi a una persona no es consentir."
Con todo, Gordillo ha lamentado que "dos años después se encuentre así". Mar presentó la denuncia el 20 de diciembre, casi un mes después de los hechos, y Gordillo fue despedido el 5 de enero del Principal, digital que ha cerrado.
En el juicio, también ha habido momentos de crispación entre el abogado Monguilod y la magistrada, Maria de Pilar Calvo. El defensor de Gordillo se ha quejado de que no le permitía ejercer la defensa al cortarle el interrogatorio a la víctima sobre que "su denuncia no encaja con las imágenes".
Padecer un shock es no reaccionar
En el juicio, compañeros del Principal han explicado que no vieron los tocamientos de Gordillo a Mar, pero cuatro de ellos sí que han descrito el estado de angustia y ansiedad que ella tenía después. “Saül me ha tocado, me ha tocado, decía, y se tocaba las partes íntimas", han declarado redactores y redactoras. “No podía respirar y me apretaba la mano muy fuerte”, ha relatado uno de sus superiores, que le dio una pastilla para que se relajara y marchó a casa en taxi.
La defensa de Gordillo -a través de una pericial sobre las imágenes- ha insistido a afirmar que ella no rechazó los tocamientos, y se quedó mirando su móvil un buen rato, hasta que después explicó la agresión a los compañeros.
Los dos psicólogos que la han examinado, pero, han desmontado la tesis de la defensa. Han asegurado que sufrir un shock significa que tardas a reaccionar sobre un hecho que no quieres o rechazas; y lo han comparado con el efecto de cuando se oye un trueno y después se ve el rayo.
En su exposición magistral, los psicólogos han diferenciado el estado de shock con el de pánico, el cual -han precisado- te puede paralizar el cuerpo por miedo a sufrir mal. Y han expuesto que es normal que la víctima tenga un relato fracturado, que se acuerde de algunas cosas y otras no.
Los psicólogos han concluido que Mar no sufre ninguna patología anterior a los hechos y que su versión es "verosímil, coherente y que no ha fabulado". Sufrió un trastorno agudo, derivado después en un trastorno postraumático.