El director general de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, ha revelado que la fiscalía Anticorrupción ha archivado la denuncia que presentó como víctima de la operación Catalunya. "Me habría gustado otro trato de la Fiscalía", ha lamentado en una entrevista esta noche en la Cadena SER. Trapero denunció una persecución injusta de las cloacas del estado después de conocer que Jorge Fernández Díaz orquestó un montaje para intentar implicarlo en un caso sobre tráfico de drogas. "Eran unas cuantas páginas y no acostumbro a decir nada que no pueda demostrar", ha asegurado. En este sentido, ha denunciado que Anticorrupción no le ha dado ninguna explicación: "Me habría gustado tener el mismo trato. Si yo, cuando he sido procesado, he dado la cara y he dado explicaciones, me habría gustado que la Fiscalía también". Además, ha reprochado a la Fiscalía no que lo haya tratado con la misma intensidad como víctima que como procesado por la causa del 1 de octubre y ha lamentado que "decimos que tenemos que esmerarnos con las víctimas… Me hubiera gustado que la fiscalía tuviera ahora otro trato conmigo". 

Defensa de la actuación en el 1-O

En su primera entrevista en 4 años, Trapero también ha hablado sobre el papel de los Mossos d'Esquadra durante el procés y el 1 de octubre del 2017, cuando él era el máximo responsable del cuerpo. En este sentido, ha asegurado que el día del referéndum actuaron como tocaba. "Es consecuencia de un modelo policial no solo democrático, sino avanzado que defiendo". El mayor de los Mossos ha recordado que el objetivo de los cuerpos policiales era impedir las votaciones, y ha defendido la eficacia de su modelo. "La policía, a veces, lo único que puede hacer es estropear las cosas", a pesar de que, ha recordado que el uso de la fuerza no era adecuado. Mantiene, también, las discrepancias de entonces con mandos de otros cuerpos policiales, y rechaza las acusaciones de servirse de la prudencia como estratagema para no cumplir la orden judicial. "Es ofensivo", ha dicho.

Según ha detallado, el 1-O y los atentados de la Rambla de Barcelona y de Cambrils de aquel mismo año son los dos episodios más destacados de su etapa al frente del cuerpo. En el primer caso, ha defendido de forma tajante que el imán es-Satty, el presunto autor intelectual de los atentados y supuesto confidente del CNI, murió a la explosión de la casa de Alcanar, ante las dudas que la cuestión encarta suscita en algunos círculos. "La policía demostró que había muerto sin lugar a dudas, y lo evidencia también la justicia. Hoy en día se comparan hechos demostrados científicamente con opiniones. En este aspecto no entro. Pero no tengo ninguna duda que la persona murió allí. Se encontraron los restos. No es compatible con la vida encontrar un trozo de esternón en una pared", ha relatado de forma muy gráfica.

Juicio en la Audiencia Nacional

Josep Lluís Trapero ha dicho que el reconocimiento social que obtuvo el cuerpo por la manera como gestionó los atentados "se vivió con orgullo", pero ha subrayado que no tuvo mucho tiempo para saborearlo, porque poco después, a raíz del 1-O, pasó "de héroe a traidor", y empezó un proceso profesional y personal con una campaña de desprestigio enmarcada por el juicio contra él, del cual finalmente acabó absuelto. "Sentí dolor mucho tiempo, pero ahora ya no estoy instalado allí", ha confesado. "Hice un proceso muy largo que me sanó; me permitió salir mejor como profesional y como persona. Y tiene un nombre: 190 sesiones de psicólogo. No me avergüenza decirlo". Es el resultado de los tres años de cuestionamiento profesional que supuso para él el juicio en la Audiencia Nacional, en el que llegaron a pedirle 11 años de prisión por rebelión y acusaban al cuerpo autonómico de alinearse con el Gobierno de Carles Puigdemont para permitir el referéndum. "Yo sentí que estaba en la cárcel; olía la cárcel en la terraza de mi casa", ha confesado.

En medio del periplo judicial, Trapero tuvo una hija que tuvo problemas de salud. "Aquello puso las cosas en su lugar, y toda la cuestión del procés pasó a un segundo término", ha dicho. "No soy de religión, pero creo que a veces pasan cosas porque alguien las ordena. Y alguien lo ordenó". Trapero ha confesado lo que sintió durante todo el proceso donde también se juzgaba la reputación de los mossos. "Me sentía muy ultrajado. Se me insultaba cada día. Se construyó un personaje que no era real, no se correspondía con quien soy, como siento, como vivo," ha lamentado. "Hay castigos gratuitos. Yo lo viví, como les ha pasado a otras personas. Y a algunos les han pasado por encima", ha reflexionado.

El 20 de octubre del 2020, la Audiencia Nacional absolvió a Trapero y, tal como ha explicado, rompió a llorar de la emoción, acompañado de su mujer y su jefa de gabinete y persona de confianza, Patricia Plaja. Según ha relatado Trapero, lo que peor le hizo fue el papel de algunos mandos de otros cuerpos durante el juicio: "Me cuesta entender la sobreactuación y la mentira en un policía, y hubo bastante de eso". Con todo, ha asegurado que no les guarda rencor, como al entonces teniente coronel Daniel Baena. "Nosotros cometimos errores. Pero no solo nosotros. Y creo que fuimos muy bien para tapar otros errores," ha detallado.