Hace seis años una oleada de movimientos sísmicos, más de 500, sacudió el litoral del Delta del Ebro y Castellón. La mayoría fueron inperceptibles, pero alguno superó el nivel 4 en la escala de Richter. El origen, según quedaría acreditado meses después por el Instituto Geográfico Nacional, era la actividad del almacén submarino de gas Castor, una obra adjudicada a la empresa Escal UGS, propiedad en un 66% de la famosa ACS de Florentino Pérez. Este lunes, el mediático empresario y presidente del Real Madrid ha comparecido en la comisión de investigación del Parlament sobre este caso. "Ha sido una fatalidad que todos hemos sufrido" y "me solidarizo con los afectados, pero todo esto se ha politizado", son dos de las frases que resumen la comparecencia.
De entrada, sus primeras palabras han sido para descartarse de cualquier responsabilidad. "Estoy sorprendido de que me hayan citado aquí a hablar de este tema, yo soy el presidente ejecutivo de un grupo que lo componen más de 1.200 empresas y que tiene 10.000 obras vivas", ha afirmado. Para justificar que no puede estar informado del detalle de este caso, ha explicado que Castor representa una parte ínfima de los 36.000 millones anuales de facturación de ACS "es sólo un 1% de la facturación de mi grupo, poco les puedo aclarar". Al mismo tiempo ha añadido que "ha sido efectivamente una cosa muy desgraciada, todos estamos muy consternados, pero no me pregunten cosas que yo no sé".
Hecha esta breve aclaración, los grupos parlamentarios han procedido a formularle las preguntas que llevaban preparadas, como es habitual en estas comisiones de investigación. En el caso de estas sesiones, la mesa decidió que se agruparían todas las preguntas y que el compareciente respondería al final del turno de los diputados. Él, sin embargo, indignado con algunas de las intervenciones, especialmente la de Maria Sirvent de la CUP, ha intentado interrumpirles y enfrentarse. Cuando el presidente de la comisión le ha intentado cortar recordándole que no era su turno, Pérez le ha cogido el brazo, un gesto que ha repetido hasta tres veces, para que no le sacara el micrófono. "Yo no estoy acostumbrado a que me hablen así", ha exclamado.
"Nos vinieron a buscar, hemos perdido dinero"
"Parece que yo sea el demonio", se ha quejado Pérez, que ha narrado su versión de los hechos. Según ha explicado, fue el Gobierno, entonces en manos de José Luís Rodríguez Zapatero, el que quiso poner remedio al hecho de que España era uno de los países europeos donde en caso de necesidad, de escasez, había menos almacenaje de gas para abastecer a la población, menos de 15 días. Un plazo que quisieron ampliar a 50 días. Aquí es donde llega el encargo del gobierno, según ha explicado, a una empresa canadiense. Esta compañía tenía allí en el Delta una plataforma petrolera, construida durante los años 90 y la estructura se repensó para guardar el gas. "El proyecto lo encarga el gobierno, y no hay mucha gente en España capacitada para hacer esta obra, nos vienen a buscar (los canadienses)", ha afirmado.
Florentino Pérez ha querido poner en valor su grupo empresarial. "Todo lo que hacemos es para dar satisfacción a los ciudadanos", ha señalado. Para demostrarlo, ha sacado pecho de los números de ACS, que "da trabajo a 200.000 trabajadores, 10.000 de los cuales discapacitados, mujeres maltratadas o expresos". Y ha añadido que "yo no estoy acostumbrado a hacer daño a nadie, estoy acostumbrado a trabajar las 24 horas del día y a mejorar la calidad de vida de los trabajadores".
La polémica indemnización
Cuando a raíz de los seísmos el gobierno decidió retirar la concesión a ACS, pagó una indemnización de 1.350 millones de euros a la empresa de Florentino Pérez. Lo hizo en cumplimiento de una cláusula del contrato de adjudicación que preveía una contrapartida en caso de que se rescindiera el contrato de explotación, como pasó, y aunque hubiera habido negligencia por parte del concesionario. "Necesitábamos una garantía porque hay un riesgo geológico que nadie asume en ningún sitio del mundo", ha justificado.
Sobre el pago, ha querido denunciar que "dicen mi nombre porque soy conocido", pero ha explicado que los 1.350 millones no han ido a su empresa, sino a pagar a aquellos que financiaron la obra. "Habríamos podido vivir sin esta obra, hemos perdido dinero", ha remachado.
El también presidente del Real Madrid ha subrayado durante la comparecencia que no le han citado en ninguno de los procesos judiciales abiertos por el caso Castor.
La CUP en palco del Bernabéu y los mítines de CiU
Quien más ha crispado a Florenitno a lo largo de la sesión, que se ha alargado más de una hora y media, ha sido Maria Sirvent, de la CUP. Por ejemplo, cuándo ha afirmado que su empresa, ACS, "figura en la lista de donantes de los papeles de Bárcenas". Él, airado, la ha interrumpido asegurando que mentía y que "al señor Bárcenas no lo he conocido en mi vida".
Poco a poco, sin embargo, Florentino ha ido pasando de la indignación a la ironía. Cuando Sirvent le ha recordado que el palco del Bernabéu es un lugar oscuro donde se cierran negocios, él le ha contestado que "en el palco del Bernabéu entra todo el mundo, también diputados de ERC y de Podemos, Usted también está invitada". Al acabar, la diputada cupaire le ha regalado, y dedicado, el libro 'Castor: la burbuja sísmica'. Un gesto que el presidente de ACS ha agradecido.
Y todavía otro momento para la posteridad. Cuando Florentino Pérez ha confesado a los diputados que "yo he ido a todos los mítines de CiU hasta que fui presidente del Real Madrid, que tuve que decirle a mi amigo Miquel Roca que ya no podía ir; yo monté con él el Partido Reformista, luché para que un catalán fuera presidente del gobierno".