En una situación normal, el análisis del 17 de agosto un año después de los atentados habría contado con las entrevistas a los principales protagonistas de la gestión de la seguridad y la investigación posterior de los ataques a Barcelona y Cambrils: el conseller de Interior, Joaquim Forn, y el mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero. Pero el luto por los atentados coincidió con el contexto político previo al referéndum del 1 de octubre, y las consecuencias posteriores, con el proceso judicial al mayor Trapero y el conseller Forn —encarcelado, este último, desde el 2 de noviembre del 2017—. Ambos están pendientes de juicio. El primero por sedición, por no impedir el referéndum, y el segundo por rebelión, por proclamar la república.

Y en este contexto, el análisis de cómo trabajó la policía de Catalunya para desarticular la célula queda falto de los principales protagonistas. Joaquim Forn, desde la prisión de Lledoners, vincula la gestión de los Mossos con el contexto político y las posteriores consecuencias que ha tenido para la cúpula política y técnica del cuerpo, en un artículo en exclusiva para El Nacional, en el que, por primera vez, explica públicamente el contenido de la reunión celebrada el mismo 17 de agosto con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy: "Al acabar el encuentro, comento con algunos policías asistentes que esto no ha gustado nada al Gobierno y que tendrá sus consecuencias. No me equivoqué".

Por su parte, Trapero ofreció una hora de explicaciones sobre la investigación; era el único representante de los cuerpos policiales con información solvente y real sobre los hechos, la composición de la célula y las previsiones para desarticularla.

Un año después, desde Lledoners, Joaquim Forn recuerda cómo vivió las horas previas a los atentados, los hechos del 17 de agosto y los días sucesivos, en los que se desarticuló todo el grupo terrorista. Hace mención especial del trabajo de todo el cuerpo, del mayor Trapero y de la jefa de prensa entonces, Patrícia Plaja. Y tiene un recuerdo especial para las víctimas y sus familiares.

Forn hace un llamamiento a la convivencia y recuerda: "Los ciudadanos gritaron '¡No tengo miedo!' para demostrar que en nuestro país el bien más preciado es la convivencia y que no nos rendiremos ni a la amenaza ni al miedo".

A continuación presentamos el relato de Joaquim Forn desde la prisión de Lledoners.

"Esto no ha gustado nada al Gobierno y tendrá consecuencias"

El 17 de agosto del 2017 es una fecha que quedará en la memoria de mucha gente y también en la mía. Una fecha que incorporaremos a nuestra memoria colectiva y personal. Recordaremos siempre dónde estábamos aquel día y qué hacíamos. Es una fecha que todos los catalanes asociaremos a diferentes poblaciones de nuestro país: Alcanar, Barcelona, Cambrils, Ripoll y Subirats.

El destino quiso que yo viviera aquellos tristes hechos desde la Conselleria de Interior. Tan solo 33 días antes había sido nombrado conseller. Sabíamos que Barcelona y Catalunya podían ser objeto de un atentado terrorista yihadista. Quiero recordar que desde el año 2015, el nivel de amenaza terrorista en Catalunya era de 4 sobre 5. Que esta amenaza era una prioridad para nuestro gobierno lo demuestra que el 35% de horas de patrullaje en Catalunya y el 40% en Barcelona se destinaban a prevenirla en el marco del Plan Operativo Específico Antiterrorista.

Recuerdo que una de las primeras reuniones que tuve en el mes de julio fue precisamente con el Gabinete de Coordinación Antiterrorista. Aquel día, el mayor Trapero y otros mandos policiales me presentaban las últimas mejoras que se habían introducido en el Plan Antiterrorista. Bien poco podía imaginar que los nombres de Plan Cronos y Operación Gàbia me serían tan familiares pocas semanas después.

La madrugada del 16 al 17 de agosto volvía a casa sobre las doce y pico. Antes de meterme en la cama, recibía la llamada del director de los Serveis Territorials d'Interior a les Terres de l'Ebre que me informaba de que había habido una explosión en Alcanar y que los bomberos y los Mossos d'Esquadra estaban trabajando para determinar su origen. A primera hora del 17 de agosto se me comunicó el alcance de la explosión y que continuaban las tareas de desescombro por parte de los bomberos, y la investigación de la policía. No se descartaba ninguna hipótesis, pero tampoco había ningún indicio de que la explosión pudiera tener un origen terrorista.

El 17 de agosto, hacia las 15 horas, fui a visitar una exposición en el Saló del Tinell sobre la Reforma en Europa, Imatges per creure. Fui acompañado por su comisario. Entre las cuatro y las cinco de la tarde nos despedíamos y mi coche me recogía en la plaza de Sant Jaume. Cuando me dirigía hacia la conselleria noté bastante movimiento de vehículos policiales y de la Guardia Urbana. Enseguida recibí una llamada que me informaba de que había habido un atropello múltiple en La Rambla. La primera información era que una furgoneta había atropellado a un número indeterminado de peatones, pero en ningún caso se pensaba que tuviera nada que ver con un ataque terrorista. No fue hasta al cabo de unos minutos que esta hipótesis fue ganando peso.

Hablé con el mayor Trapero, que ya estaba informado de los hechos y que se dirigía hacia Barcelona. Acordamos convocar el CECOR (Centro de Coordinación). Inmediatamente informé al president Puigdemont y al delegado del Gobierno de la activación del CECOR en el Departament d'Interior e invité a asistir al CNP y la Guardia Civil.

Poco más tarde de las 18 horas, teníamos el CECOR constituido y ofrecíamos la primera comparecencia informativa ante los medios con el mayor Trapero. Enseguida vimos claro que la información a la ciudadanía sería un elemento clave en la gestión de la crisis. Había que transmitir serenidad, seguridad y máxima transparencia, al mismo tiempo que evitar hacer especulaciones o dar información que pudiera dificultar la tarea policial. Quiero destacar en este aspecto el gran desempeño prestado por la responsable de comunicación del Cos de Mossos d'Esquadra, Patrícia Plaja.

No me extenderé en el relato de los hechos, que ya son lo bastante conocidos. Haré mención de algunos momentos que son importantes desde el punto de vista político o policial, los momentos vividos con más preocupación, como cuando se nos anuncia que un vehículo se ha saltado un control policial y ha herido a tres agentes en Sant Just Desvern, así como que se ha encontrado una persona muerta en el interior del vehículo; cuando se empiezan a tener indicios de una posible relación entre la explosión de Alcanar y el atropello en La Rambla; cuando recibimos la noticia de que en el paseo marítimo de Cambrils un vehículo ha embestido a una patrulla de los Mossos d'Esquadra y ha herido a una agente; cuando en Cambrils se produce un tiroteo que acaba con la muerte de cinco presuntos terroristas; cuando se inician las entradas y los registros en domicilios de Ripoll... A medida que van pasando las horas vemos que la acción de La Rambla no es un hecho aislado, que estamos ante un acto terrorista importante, con un grupo organizado y una alta capacidad de acción.

Al día siguiente del atentado se celebra en la plaza de Catalunya un acto en recuerdo de las víctimas. Asisten el Govern, la alcaldesa de Barcelona, el Gobierno y el jefe del Estado. Es una demostración contundente, un clamor de la ciudadanía en contra de la violencia y a favor de la paz. Una vez finalizado el acto, el president Puigdemont pide que nos reunamos con los representantes del Gobierno para poder informarlos de la investigación y de las actuaciones que se están llevando a cabo. La reunión se celebra en el Departament d'Interior. Asisten los presidentes Puigdemont y Rajoy con sus consellers y ministros, la alcaldesa Colau, representantes policiales, de Protección Civil y del Servei d'Emergències Mèdiques, entre otros. En esta reunión se hace patente que la intervención del Estado en la crisis es casi testimonial. Al acabar el encuentro comento con algunos policías asistentes que esto no ha gustado nada al Gobierno y que tendrá sus consecuencias. No me equivoqué.

Los días siguientes los esfuerzos policiales se centran en la búsqueda del presunto conductor y autor material de los atropellos de La Rambla. Recuerdo que estábamos en una reunión del Gabinete de Coordinación Antiterrorista cuando se nos informó de que una persona había sido abatida por la policía en Subirats. Todo indicaba que se podía tratar de Younes Abouyaaqoub. Una vez se confirmó su identificación, nos desplazamos con el mayor Trapero al Palau de la Generalitat para informar al president de la desarticulación de la célula terrorista.

Fueron unos días de mucha tensión, días intensos. El éxito policial no nos puede hacer olvidar que hubo 16 muertos y un gran número de heridos. Demasiadas familias rotas, que nunca podrán olvidar aquel trágico 17 de agosto del 2017. Mi recuerdo para todos ellos.

En el ámbito policial se demostró la capacidad técnica y profesional de la Policía de la Generalitat – Mossos d'Esquadra (CME). Mi reconocimiento para los 17.000 agentes y mandos. Un reconocimiento muy especial para el mayor Josep Lluís Trapero. Sin él, sin su profesionalidad y capacidad de mando, no habríamos podido hacer frente a una crisis de tal dimensión. Este éxito es fruto de muchos años de trabajo, de muchas personas del CME y de responsables políticos que siempre han creído que Catalunya debía disponer de instrumentos propios para garantizar su seguridad.

No puedo dejar de mencionar el gran trabajo prestado por los responsables de los servicios de Protección Civil, del Servei d'Emergències Mèdiques, de los bomberos, de los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona, de la Guardia Urbana, de las policías locales de Cambrils, Ripoll y Alcanar, de los colegios profesionales, etc., de tanta y tanta gente que desde el primer momento se puso al servicio de las administraciones, es decir, al servicio de la gente.

Finalmente, un agradecimiento a toda la ciudadanía de Catalunya, a la solidaridad que recibimos de todo el Estado y del mundo. De unos ciudadanos que gritaron "¡No tengo miedo!" para demostrar que en nuestro país el bien más preciado es la convivencia y que no nos rendiremos ni a la amenaza ni al miedo.

Joaquim Forn y Chiariello

Exconseller de Interior de la Generalitat de Catalunya