El Frankfurter Allgemeine Zeitung, considerado el principal diario alemán, ha avisado del auge colonialista en España por la negativa a replantearse la parte oscura de su historia, al contrario de lo que hace Portugal. El rotativo detalla que la lectura crítica del pasado es un criterio que siguen Portugal, Francia y Bélgica, pero que en España el discurso españolista va en sentido totalmente opuesto. "Estos países se están reconciliando con el pasado colonial, pero en la vecina de Portugal, en España, reina el silencio. En este país los que hablan son los apologetas, y reivindican con orgullo el patrimonio español, con el argumento de que llevó la civilización, el idioma y el cristianismo a América Latina", detalla. El nacionalismo español está en plena ofensiva.
Según el diario, en Portugal, que tenía un pasado colonial parecido al español, se está realizando una lectura crítica del pasado. En Lisboa se está construyendo un monumento a los esclavizados por Portugal a lo largo de la Historia. "Un monumento a los esclavos españoles sería impensable en el centro de Madrid", sentencia. El rotativo explica que en el Campo das Cebolas de Lisboa se levantará una plantación de caña de azúcar de aluminio negro, que recordará los 400 años de esclavitud. Es cerca de donde desembarcaban los esclavos africanos, desde donde los portugueses los trasladaban a Europa o América Latina. En total pasaron por allí 6 millones de personas. "A la capital de la antigua potencia colonial no le faltan monumentos a conquistadores y descubridores. Pero el lado oscuro de la historia había quedado hasta ahora invisible. Por primera vez, el Memorial as Pessoas Escravizadas recordará a las personas esclavizadas por Portugal", explica.
El Frankfurter detalla que hasta ahora Portugal bebía del relato sobre el colonialismo de la dictadura de António de Oliveira Salazar, que explicaba un "cuento de hadas" y aseguraba que el colonialismo portugués fue mucho más benigno, y totalmente diferente del de Francia o Bélgica. "Una visión acrítica de la gloriosa historia de los descubridores portugueses", resume. Pero considera que eso está cambiando. "El año pasado, en el aniversario de la Revolución de los Claveles, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, de 73 años, hijo del último ministro colonial, hizo un llamamiento a los portugueses para que asuman la esclavitud, el racismo y el sufrimiento de las guerras coloniales: deberían mirar al pasado con los ojos de los colonizados y no sólo con los de los colonizadores, y advirtió de no caer en un "culto acrítico de glorificación del imperio portugués".
Según el diario, sin las revueltas coloniales de Angola, Guinea-Bisáu y Mozambique, que obligaron a movilizar a un millón de soldados, el régimen autoritario de Portugal difícilmente se habría acabado. "En 1975 todas las colonias se habían independizado y centenares de miles de personas volvieron a su pobre madre patria. En Portugal todavía se discute si eran retornados o refugiados. También por ellos, el pasado colonial está mucho más presente en Portugal que en la vecina España, que perdió Cuba y Filipinas a finales del siglo XIX", manifiesta.