La campaña contra el tabaco despertó más consenso que la que se quiere lanzar contra el vino y las bebidas alcohólicas. A priori, la sociedad compró, incluso los fumadores con resignación, la campaña del 'fumar mata' y todas las medidas restrictivas para combatir este vicio: subida de precios, etiquetado alertando de las graves consecuencias para la salud o la prohibición en ciertos lugares. Con el alcohol, a partir del lunes, se quiere emprender un camino similar que costará hacer entender. Así pues, la Comisión Europea estudiará etiquetar el vino y otras bebidas alcohólicas como cancerígenas, pero no prevé presentar una propuesta legislativa hasta el 2023. La Comisión lo estudiará de la mano de una cincuentena de expertos, pero de entrada, este mismo órgano, todavía no se ha posicionado y si se aprueba, no será vinculante hasta el año que viene. Ahora bien, los productores, especialmente de vino, han visto con sorpresa esta iniciativa. Por otra parte, se preguntan por qué centran las miradas en el vino y no se habla, a grandes rasgos, del alcohol y muchas de ellas con más graduación. Y las respuestas las hemos encontrado hablando con los promotores de este debate en Europa, organizaciones y médicos especializados y, obviamente, los que trabajan o viven de la viña.
"El vino es cancerígeno, independientemente de la cantidad que bebas"
María Luisa Marín Puig, doctora y presidenta de la Asociación Rauxa, lanza una premisa de entrada: "Que quede muy claro, el alcohol es cancerígeno. No es un cáncer si se toma en exceso, cualquier cantidad ya puede serlo, no hay un mínimo. La misma Organización Americana del Cáncer lo dice y también alerta de otras complicaciones: en el hígado, el cerebro, el aparato digestivo, etc. Es necesario que la gente lo sepa. También remarcan el tema de las calorías, el vino hace aumentar el peso, y esto entre la población joven ya va bien que se diga". Rauxa es una asociación que trabaja para combatir la exclusión social de aquellas personas alcohólicas que acaban en la calle viviendo en condiciones pésimas: "Nosotros hacemos todo el tratamiento integral de dependencia del alcohol, tabaco y otras drogas y también si derivan en problemas físicos y psíquicos. El perfil que nos llega mayoritariamente son hombres. Desde Rauxa, disponemos de una furgoneta para ir hablando con la gente que vive en la calle y hacemos un acompañamiento terapéutico para que cambien de hábitos. También ofrecemos terapias de grupo".
En este sentido, Xavier Albertí, presidente del Consejo Regulador DO Empordà, responde: "Con la salud hay que ser muy prudente, pero que —como decimos en catalán— que los ahorros no se nos coman los manteles. El grado de incidencia es muy pequeño y concentrado en los consumos elevados. Hace falta disfrutar de la vida, también con el vino, y cumplir con aquella máxima válida para toda la alimentación y en particular para las bebidas alcohólicas por otros efectos mucho más evidentes: 'consumir con moderación' es una máxima que hemos suscrito formalmente desde la DO a través de la plataforma FIVIN". Albertí toma también el lema del 'fumar mata' y lo compara con este debate: "Es fácil encontrar paralelismos, pero está claro que el calado es muy diferente. Mientras que la incidencia del tabaco en los cánceres de pulmón es mayoritaria y evidente, aquí todo es más etéreo. Si llegara a haber algún indicador, entiendo que tendría que ser disponiendo de unos parámetros muy confirmados y sin la crudeza del tabaco". Desde el sector, de momento, están tranquilos solo a corto plazo: "El estudio que se pone a aprobación el día 15 de febrero tiene solo carácter orientativo, no vinculante. No tiene ningún efecto legal, por lo que tengo entendido, pero sí es un precedente importante e inesperado".
¿Por qué atacan el vino?
El debate es con las bebidas alcohólicas, pero los impulsores se han esforzado en poner el vino como ejemplo donde verter todos los males. La relación no es casual si tenemos en cuenta que en el sector agrícola de la Unión Europea, la viña es muy importante, especialmente en Francia, Italia y España. El impulsor de esta iniciativa que llega a la Comisión Europea es la ONG Eurocare, una alianza de organizaciones no gubernamentales y de salud pública de Europa que nació en los países nórdicos y ha abogado para la prevención y la reducción de daños relacionados con el alcohol. La misión de Eurocare es promover políticas que prevengan y reduzcan los daños relacionados con el alcohol. Su mensaje es claro: "cuanto menos, mejor". La doctora Marín explica que su asociación, Rauxa, pertenece a Eurocare: "Estamos totalmente de acuerdo, lo que pretenden es modificar lo que se establece actualmente en esta materia en el Parlamento Europeo. Eurocare empezó por hacer presión a la Eurocámara para que sean claros en toda esta cuestión".
Detrás de centrar la mirada contra el vino, aseguran que hay dos motivaciones: la salud y el exceso de ayudas que recibe este sector desde la UE. En este último aspecto, remarcamos las conclusiones del informe 'El derrame de vino de mil millones de euros de Europa' donde se pone de manifiesto los problemas de la ineficiencia de costes, los riesgos para la salud pública, los anuncios de alcohol dirigidos a los jóvenes y el mal uso de fondo. La secretaria general de Eurocare, Mariann Skar, es contundente: "La promoción del vino en la UE se ha ido de las manos. Es el momento de desmontar este costoso apoyo al sector vitivinícola, que asciende a más de 250 millones de euros anuales. El vino ya está muy subvencionado con el dinero de los contribuyentes de la UE". El informe propone cinco recomendaciones concretas para limitar lo que consideran que es una mala gestión de las subvenciones y garantizar que se tengan en cuenta las perspectivas de salud pública. Skar añade: "Durante décadas, la industria vitivinícola europea ha recibido generosas subvenciones a la política agrícola de la UE, que constituye casi el 40% del presupuesto total de la Unión. El objetivo de esta política ha sido dar apoyo a los medios de vida de los agricultores y el desarrollo rural sostenible. Al canalizar miles de millones de euros en la producción de vino, la política provocó una gran sobreproducción para la cual no había demanda. Ahora, la UE parece decidida a drenar estos lagos de vino intentando impulsar las exportaciones a terceros países. Hasta ahora, este esfuerzo no ha tenido éxito. La exportación total de vino de la UE en países no comunitarios ha aumentado menos que la cantidad gastada en vinos de promoción al extranjero", explica Skar.
"El problema del alcohol se centra en la Europa del Este y Asia, donde el vino no es el protagonista"
Una mirada que contrasta con las voces del sector vinícola. Desde la DO Empordà, Albertí responde al informe: "A modo de ejemplo, el estudio tan solo habla de la producción y subvenciones del vino. La verdad es que esta advertencia nos ha cogido a todo el mundo por sorpresa. Yo mismo desconocía prácticamente que pudiera haber alguna conexión entre vino y cáncer y, con toda la prudencia, todavía dudo de que un consumo moderado tenga ningún efecto mínimamente relevante. Es curioso que se ponga en evidencia que donde se producen proporcionalmente más casos presuntamente atribuibles es en el Este de Europa y Asia, donde precisamente es habitual el consumo (a veces excesivo) de bebidas muy alcohólicas, pero no de vino". Y más allá de los datos problemáticos sobre el alcoholismo, también toma el pulso, en el terreno, donde Albertí es un especialista: "Globalmente es un sector maduro, sin incrementos de consumo y que se ha visto gravemente afectado por la covid, por la vertiente vinculada a la restauración. Por otra parte, en términos catalanes, si bien la viticultura orientada al cava sufre un problema de valoración, también es cierto que es un sector ágil y en proceso de transformación, donde las Denominaciones de Origen y los productores pequeños y medios de calidad toman mucha más importancia. Tenemos buenas perspectivas cualitativas y la gente del país ama cada vez más a su vino por todo aquello que lleva asociado, más allá del consumo hedonista: es ecología, es cultura, es tradición, es reivindicación de la agricultura de proximidad... Con todo el juicio, tenemos que procurar que nada nos saque este buen sabor de boca".
A pesar de todo, otras voces aseguran que el problema del vino está más silenciado de lo que nos pensamos. La doctora Marín nos cita casos reales que se encuentra en su día a día: "Cuando hablamos de problemas graves, te pongo ejemplos: el síndrome de Korsakoff, es decir, el cerebro no discierne la realidad; la pérdida de memoria; una fibrosis que acaba en un cáncer de hígado; una pancreatitis que también puede comportar una diabetes; neuropatías como la pérdida de coordinación o de movilidad directamente... El alcohol es muy tóxico porque también provoca depresión y ansiedad. La peor complicación es el intento de suicidio y este se da en el 50% de los casos cuando lo han combinado con la cocaína". Si ponemos datos, en Catalunya, entre un 5% y un 8% de las personas tienen problemas con el alcohol. Por otra parte, 1 de cada 10 alcohólicos recibe tratamiento específico. Además, cada vez empiezan antes, y Marín asegura que "prácticas como el botellón lo aceleran todo". Por eso, "la familia es muy importante para abrir conciencia, ya que cuanto antes se empieza, peor. El cerebro todavía es inmaduro y puede provocar más problemas". Desde Rauxa, advierten que el desenlace de un alcohólico, si no se recupera, siempre puede derivar en cuatro salidas posibles: "Sufrir problemas psiquiátricos, vivir en la calle, ingresar en un hospital o directamente acabar en el cementerio". Rauxa asegura que cada vez hay más personas que, a pesar de disfrutar de un buen vino, "lo dejan por convicción, por la conciencia de que consumir es cancerígeno." Por otra parte, las víctimas también son pasivas. Normalmente es la familia del alcohólico la que lo sufre, "una media de cuatro a cinco personas que lo ayudan, son los bebedores pasivos".
Las cifras actuales
Los productores catalanes apuestan, cada vez más, por la producción a pequeña escala y trabajan en una cultura de vinos artesanales, lejos de las grandes industrias. Como Eurocare centra el debate en la salud y también en el impacto económico, es importante tener en cuenta las dos vertientes. Más allá de las afectaciones en el estado de las personas, los programas nacionales de apoyo al vino llegaron a los 6.024 millones de euros entre los ejercicios 2014 y 2018. Las subvenciones se dirigen cada vez más a la promoción de vinos europeos con el objetivo de mejorar su competitividad en el exterior. En el periodo citado, 1.009 millones de euros del total, se destinaron a medidas de fomento, duplicándose respecto del periodo anterior, 2009-2013. Eurocare lo considera desproporcionado: "La financiación de la UE para la investigación del cáncer ascendió a 1.500 millones de euros del 2007 al 2013".
Pero en este aspecto, también se tiene que ver el impacto económico posterior. Los principales países productores de vino son Francia, Italia y España y se quedan con la mayor parte del pastel en materia de subvenciones, un 90% de los fondos. El Consejo El Reglamento (CE) 2702/1999 establece que las medidas "no estarán dirigidas a marcas particulares, ni favorecerán los productos de ningún Estado miembro". Eurocare, nuevamente, lo ve desproporcionado: "Una auditoría del año 2014 concluyó que 'las acciones de promoción se utilizan a menudo para consolidar mercados, en lugar de ganar nuevos mercados o recuperar mercados antiguos. Así, los grandes productores se hacen todavía mayores'. Y el plan de promoción del vino de la UE pone contra las cuerdas a los pequeños productores de vino de la periferia y viola su propio núcleo de principios".
Por todo ello, a pesar de no ser vinculante, el 15 de febrero se inicia el camino para debatir tres grandes aspectos: El vino, como producto científicamente probado con riesgos para la salud, ¿se tiene que considerar un producto prioritario? ¿Se tiene que financiar la promoción de publicidad que exponga a los jóvenes al alcohol, en particular mediante el uso de las redes sociales? ¿El etiquetado del vino y las bebidas alcohólicas tiene que llevar una advertencia sobre el peligro de cáncer? ¿La Unión Europea tiene que aplicar un control más estricto de los fondos desembolsados para combatir un uso desproporcionado de las subvenciones? El debate va para largo.