FASCISMO: "El catalán, vasco, gallego son lenguas aldeanas. El vasco sirve para hablar a la vaca". pic.twitter.com/OlticUblxU
— Aritz AM (@arytzam) 13 de noviembre de 2016
La sensibilidad lingüística del espacio 'El gato al agua', de la cadena televisiva Intereconomía TV -que desde hace tiempo no emite en Catalunya- queda perfectamente reflejada en las opiniones de uno de sus comentaristas estrella, Eduardo García Serrano, que en una emisión reciente, ha considerado "atroz, perverso y aberrante" que se pueda igualar constitucionalmente una lengua universal", en referencia al castellano, "con lenguas locales", en referencia al catalán y otras lenguas.
Visiblemente ofuscado, García Serrano ha defendido que el castellano lo hablan "600 millones de personas", una cifra que le parece de bastante peso argumental como para compararla al catalán y el resto de lenguas que se hablan en el Estado, a las que a tildado de "lenguas aldeanas".
"Poner una lengua aldeana en el mismo lugar que el español es una aberración", ha añadido, eso sí, dicho con "todo el con respecto a las lenguas vernáculas de mi infancia", en referencia al vasco que hablaba su padre y el catalán que hablaba su madre.
"Coño, si lo que se habla en todo el mundo es el español", ha continuado el comentarista, para criticar el "bilingüismo", tildando de "imbecilidad constitulegal" la actual situación lingüística en el Estado español.
Supremacía del castellano
Con todo, más allá de sus aspavientos García Serrano demuestra poco conocimiento de la Constitución Española, que lejos de equiparar las diferentes lenguas consagra la supremacía del castellano en su artículo tercero, cuando asegura que 'todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla', unas características que no otorga a ninguna de las otras lenguas que simplemente, según el texto constitucional, pueden llegar a tener reconocimiento de cooficial sólo en los respectivos territorios y siempre y cuando así lo declaren los respectivos estatutos de autonomía.
De hecho, la obligatoriedad explícita de entender el español es un extremo que no aparece en ninguna constitución de los países integrantes de la Unión Europea a excepción de Bulgaria, que también obliga a entender el búlgaro.