Este 28 de enero murió el Dr. Gene Sharp. Nominado al premio Nobel por la Paz varias veces, era hasta ahora el teórico más importando de la resistencia no violenta. Sus libros, entre los que destaca The Politics of Non-Violence (1973) y De la Dictadura a la Democracia. Un sistema conceptual para la liberación (1983) han sido determinantes para la práctica de activistas de todo el mundo.
Gene Sharp ya se hizo una reputación desde el principio. En 1953 rehusó participar en la guerra de Corea. Rechazó ser declarado objetor de conciencia por coherencia con sus principios, que lo llevaron a pasar nueve meses en la prisión. Fue entonces cuando el joven Sharp empezó a trabajar sus teorías, animado por una serie de intercambios epistolares con Albert Einstein, quien le había apoyado durante su prisión.
Sharp continuó desarrollando su pensamiento en colaboración con el filósofo Arne Næss en Noruega, donde escribió extensamente sobre Mohandas Gandhi en una época en que estaban de moda los "estudios para la paz". No obstante, Sharp siempre consideró que los movimientos pacifistas eran un poco "naifs y románticos" y que para ser verdaderamente efectivos tenían que poner en el centro del problema un concepto fundamental: el poder. Sharp centró su investigación en torno a este punto, y se doctoró con la tesis "La política de la acción no violenta: un estudio sobre el control del poder político" en la Universidad de Oxford. Su director era Alan Bullock, el primer biógrafo de Adolf Hitler.
Sus escritos –traducidos a 42 idiomas– pueden ser utilizados en decenas de situaciones diferentes, sea el derrocamiento de Milosevic en Serbia, pasando por las revueltas de la primavera árabe y las revoluciones de colores de Europa del Este
Sharp no fue el primero en dedicarse a escribir sobre la no-violencia. Son muy conocidos otros personajes como Henry David Thoreau, Mohandas Gandhi y Martin Luther King, entre muchos otros. Pero la contribución más importante de Sharp –que le valió la reputación de "Maquiavelo de la no violencia"–, es que sistematizó el corpus de teoría y práctica que hasta entonces estaba en estado fragmentario. Sus obras no se caracterizan por ser grandes tratados filosóficos ni obras históricas basadas en casos específicos de no-violencia, sino que se parecen más a manuales militares, en las que se priorizan los aspectos prácticos de la estrategia, que el mismo Sharp denomina un "análisis genérico".
Sharp escribió "De la Dictadura a la Democracia" específicamente para ayudar al movimiento democrático de Birmania (hoy Myanmar), que se enfrentaba a una junta militar que ya entonces había encarcelado a la –futura– premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. Pero Sharp no conocía las características particulares de Birmania ni las particularidades del movimiento cívico que se había propuesto derribar el régimen. Eso lo llevó a escribir un libro en formato manual, con el fin de ayudar a los activistas a determinar la estrategia independientemente de las características geopolíticas locales. Es justamente esta falta de contextualización lo que hizo que sus escritos –traducidos a 42 idiomas– pudieran ser utilizados en decenas de situaciones diferentes, desde el derrocamiento de Slobodan Milosevic en Serbia, pasando por las revueltas de la primavera árabe y las revoluciones de colores de Europa del Este y las ex-repúblicas soviéticas.
Advirtió que los movimientos cívicos comparten una característica básica: el elevado grado de frustración causado por la falta de capacidad técnica para derribar el régimen establecido
Sin embargo ¿cómo consiguió tanta influencia? Sharp advirtió de que los movimientos cívicos, a pesar de ser muy diferentes entre ellos, comparten una característica básica: el elevado grado de frustración causado por la falta de capacidad técnica para derribar el régimen establecido. Generalmente aducen razones muy potentes, exactamente insuperables: el adversario es demasiado violento, el movimiento no tiene lo bastante seguidores, no hay apoyo|soporte internacional, etc. Pero la fuerza de los escritos de Sharp radica en la premisa básica que las posibilidades de victoria no son determinadas por la naturaleza del adversario, sino que dependen de la capacidad que el movimiento cívico tenga para entender el funcionamiento del poder y para organizarse estratégicamente en consecuencia.
Sharp –también llamado el Clausewitz de la no-violencia–, parte del principio establecido por Étienne de La Boétie (1530-1563), amigo íntimo de Michel de Montaigne, que determina que todos los sistemas políticos jerarquizados requieren la cooperación de la población civil para funcionar. Esta "colaboración" es consolidada por unos "pilares de poder" que refuerzan la obediencia, tanto de forma voluntaria como bajo coerción. Estos pilares varían en cada contexto (¡pero siempre están!), y pueden incluir las fuerzas del orden, los poderes económicos, jurídicos, mediáticos, etc. Según La Boétie, cuando la gente deja de obedecer masivamente durante bastante tiempo, el poder se desintegra.
Sharp se inspira en La Boétie, que establece el principio que cuando la gente deja de obedecer masivamente durante bastante tiempo, el poder se desintegra
Como dice el mismo La Boétie, el tirano "para destruirte, solamente tiene el poder que tú mismo le otorgas. ¿De dónde ha sacado los ojos para espiarte, si no eres tú quien se los ha dado? ¿Cómo puede tener tantos brazos para golpearte, si no es a ti que los pide prestados? ¿Los pies que arrasan las ciudades, donde los consigue si no son tus propios pies? ¿Cómo tiene algún poder sobre ti, si no es que tú se lo das? ¿Cómo osaría atacarte si no tuviera tu cooperación"?
Por lo tanto, Sharp concluye que toda acción del movimiento no violento tiene que ir dirigida a desgastar las estructuras de poder del adversario mediante acciones planificadas y calculadas esmeradamente, hasta el punto que cae por su propio peso. Más detalles de la estrategia puedes verlos en esta serie en colaboración con Xavier Carmaniu y publicada por El Nacional.
Sharp no se limitó a la planificación estratégica, sino que detalló los aspectos prácticos de la no-violència, llegando hasta el detalle de identificar hasta 198 acciones de protesta que ponen en juego armas como las el condicionamiento psicológico, estrategias de movilización social o de desestabilización económica. "Siempre que sea posible, el grupo no violento" dice Sharp, "tendrá que escoger el tiempo, el problema y el curso de acción y buscar de mantener la iniciativa a pesar de la represión de los opositores. El grupo de liderazgo no violento tiene que poder controlar la situación y demostrar que tiene este control". El éxito o la derrota no la determinan nunca, según muestra Sharp, la fuerza del adversario, sino la voluntad del oprimido para organizarse, sobre todo para no engañarse respecto de la fuerza del enemigo, no subestimarlo, valorarlo en su justa medida, saber cuándo y cómo actuar; perseverar a pesar de las trabas y las ofensivas del enemigo y del desánimo. Y sobre todo, perseverar.
Eduard Peris Deprez es especialista en estudios de la guerra y doctorando del King's College (Londres) @misterperis.