Génova intenta taponar la herida antes de que sea una hemorragia. Pero el Partido Popular sigue desangrándose. Ahora es el alcalde de Madrid y uno de los escuderos de Pablo Casado, José Luis Martínez-Almeida, quien se plantea bajar del carro. Según apuntan varios medios y confirman desde su entorno, se plantea dejar su cargo orgánico, el de portavoz estatal de la formación. Si bien "no hay nada oficiales todavía", según su entorno, sí que lo está meditando seriamente. Todo esto al día siguiente que miles de ayusers se manifestaran frente a sede del partido en Madrid para pedir la dimisión de la actual dirección.
Según fuentes de su entorno, Almeida hacía tiempo que quería dejar el cargo de portavoz para centrarse en Madrid, en su papel institucional de alcalde. Pero la guerra abierta entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, que le deja atrapado entre los dos bandos, es lo que habría acelerado el proceso. De esta manera, la intenció es buscar su salida como portavoz de común acuerdo con la dirección, en ningún caso de forma unilateral. Este mismo lunes se reúne el comité de dirección del partido en la sede de Génova. Justamente Casado intentó promocionarlo como candidato a presidente del PP de Madrid para competir con Ayuso.
Almeida también se ha visto en el ojo del huracán en esta crisis. Según las informaciones publicadas el pasado miércoles, el supuesto espionaje a Isabel Díaz Ayuso y su familia se canalizó a través del Ayuntamiento de Madrid. De hecho, fue el secretario general de coordinación del consistorio, Ángel Carromero, quien habría llevado las gestiones. Carromero dimitió la semana pasada alegando que así podría defenderse mejor de las acusaciones publicadas a los medios de comunicación.
Los ayusers en Génova
Este viernes, en plena guerra total en el PP, Pablo Casado convocó a Isabel Díaz Ayuso para una reunión en el despacho de Génova. Desde el entorno de la presidenta trasladaron que había sido "infructuosa" porque Casado le había exigido un comunicado diciendo que la formación no la había investigado. El entorno de Casado corrió a apagar el fuego: la dirección se daba por satisfecha con la información aportada sobre el contrato de las mascarillas y la comisión de su hermano Tomás. Era un intento de armisticio, que ha sido respondido por Sol con el silencio y por los ayusistas con inconformismo.
Centenares de personas, hasta 3.500, se reunieron este domingo, frente a la sede del PP, vacía y blindada, para pedir la dimisión del actual presidente del partido, del secretario general Teodoro García Egea y de su dirección. Y para hacer notar su calor a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que quieren hacer llegar hasta el Palau de La Moncloa. "No estás sola", gritaban los manifestantes, que llevaban carteles electorales ficticios: "Ayuso 2023".