La batalla por el liderazgo del PSOE, que culminará previsiblemente los días 17 y 18 de junio con el 39.º congreso, amenaza con infectar la herida que se abrió con la dimisión del exsecretario general Pedro Sánchez. Consciente de los peligros, el presidente de la gestora, Javier Fernández, ha intervenido durante el comité federal de este sábado para exigir "lealtad y unión" y dejar atrás la "dura y áspera pugna" de los últimos meses. Fernández ha criticado las voces discordantes de los pactos con el Partido Popular, asegurando que la caída de los socialistas era culpa de una "endogamia y juegos internos", que les bloquea, pese a que la aprobación del calendario con solo 5 votos en contra muestra ya indicios de cierre de filas.

"Después de junio todos los dirigentes del PSOE sabían qué se tenía que hacer, pero no cómo sin perder el congreso", ha dicho Fernández sobre la polémica en torno a la abstención que abrió los dos frentes entre los sanchistas –del no hasta el final del presidente Mariano Rajoy– y los críticos, liderados por la presidenta andaluza, Susana Díaz, quien finalmente orquestó el golpe contra Sánchez en el comité del 23 de octubre del 2016. Es ahí donde el líder provisional se ha quitado las vendas para sincerarse con que, en aquellas condiciones, él veía la abstención como la "menos mala de las intenciones".

Pero el toque de atención de Fernández no se corresponde con los susanistas –de quien sería más próximo–, sino con aquellos que habrían tomado "el monopolio de las buenas intenciones". El tono ha sido elevado por momentos, y el enfado se ha podido palpar en sus palabras, en un momento en que el exlehendakari Patxi López y el propio Sánchez amenazan con liderar una facción opuesta a Díaz. "Yo soy de los que no están seguros de tener siempre la razón, ni hablo en nombre de la verdad", ha remachado sobre la "demonización" –cómo la tildaron algunos barones– con que Sánchez habría tratado a las voces de la abstención.

Dentro de ese paquete de críticas, estaría la fecha del congreso, que también ha traído cola porque los sanchistas y otros críticos creen que es tarde. El discurso de Fernández ha ido en consecuencia orientado a legitimar la propuesta de la gestora de que el cónclave sea la segunda semana de junio. El dirigente ha expuesto que había que reflexionar "a lo largo de estos tres meses", hasta unas primarias que se prevén en mayo, sobre que la agenda del PSOE parece que ha dejado de ser "la agenda del país". De esta manera se defiende de los que creen que la fecha escogida es, en el fondo, una forma de "manipulación".

El mal interno sigue a flor de piel ya no solamente por la abstención, sino porque el PSOE ha suscrito varios pactos con el PP a lo largo de estos meses –bono social, déficit, educación–, cocinados en parte por la gestora, próxima a Díaz. "Estar en la oposición es lamentable, pero no va de repartir cargos, sino que de hacer mucho trabajo y ser útil para el país", ha denunciado Fernández. "Difícil es dar oportunidades a la gente y mantener la credibilidad, pero si hay que negociar con el Gobierno, se hace", ha insistido. En esta tesitura, ha reiterado que solo así se podría volver al poder. "Si hacemos oposición unidosgobernaremos unidos", ha concluído.

La falta de crítica en la gestora se ha visualizado entonces porque a lo largo de este tiempo muchas voces han insinuado que tomaba decisiones sin consultar. Por ejemplo, Francisco Ocón, miembro de la misma, aseguró hace unos meses que la relación con el PSC se estaba gestando al margen de toda la comitiva. En paralelo, otros decían que los pactos con el PP se firmaban en un círculo muy reducido. Y todo esto se producía mientras se apartaba a los díscolos en la investidura de los cargos de responsabilidad en el grupo parlamentario y la dirección de Ferraz, o se les multaba.

Pero con Podemos rivalizando con los socialistas, parte de la crítica se ha basado en ellos. Ha recordado que el PSOE es el partido más "viejo" de la democracia española y ha lamentado que la formación morada haya tomado la bandera de la "pureza ideológica". Incluso, el efecto se habría extendido al PSC. "Escucho que la resolución de Granada está muy bien, y después oigo soberanías compartidas y plurinacionalidad. Todo eso está fuera de Granada", ha denunciado, en un momento en que los socialistas catalanes cuelgan de un hilo en la elección del secretario general si no se mantienen cercanos a la gestora en esta carrera.