En los últimos doce meses, el Partido Popular ha pedido la disolución de los partidos que promuevan un referéndum de autodeterminación, ha asegurado que el procés dio pie a imágenes de “terror”, ha equiparado el independentismo con la “kale borroka”, ha recriminado a Sánchez que pacte con el “prófugo” Carles Puigdemont y ha convocado concentraciones en las que se ha gritado «Puigdemont, a prisión». Más tarde, dirigentes del mismo partido han puesto de relieve la “coherencia” de Junts, han celebrado los acuerdos con los de Míriam Nogueras y han verbalizado que están “tremendamente orgullosos y satisfechos” de esta alianza. El viraje es evidente. Parecen expresiones de dos interlocutores contrapuestos, pero son vasos comunicantes. Dos platos de una misma balanza que se han equilibrado. Y es que el PP y Junts cierran 2024 exhibiendo una complicidad en el Congreso de los Diputados que hace tambalear la estabilidad y el futuro de Pedro Sánchez. Es una alianza que se circunscrive al eje socioeconómico (por ejemplo, para derogar el impuesto a las eléctricas, para bajar el IVA de los yogures al 4% o para intentar tumbar el impuesto a la producción eléctrica) y que confluye en la desconfianza y los recelos (con matices) de los dos partidos hacia el presidente español.
Hace un año, parecía impensable que la formación que había convocado concentraciones contra los pactos de los socialistas con el independentismo y que equiparaba la amnistía con el golpe de Estado de 23-F pudiera llegar a vanagloriarse de pactar con la formación de Carles Puigdemont. Un partido “coherente” (mientras que el PNV es un socio “estructural” del PSOE) con el que ha encontrado “cierta afinidad” y que es un “interlocutor válido”, reconocía Alberto Núñez Feijóo hace unos días en una conversación informal con periodistas. Días más tarde, uno de los hombres próximos al líder del PP, Miguel Tellado, se mostraba “tremendamente satisfecho y orgulloso” de los acuerdos en materia fiscal con Junts. Y el mismo Feijóo reivindicaba que no lo importa coincidir con los juntaires para “cumplir el programa electoral sin chantajes ni amenazas”. En definitiva, Génova despide 2024 dando carta de naturaleza a aliarse con Junts en el Congreso y habiendo convertido lo que era una “mayoría de rechazo” contra Sánchez en una mayoría con personalidad propia que es capaz de legislar.
Eso sí, el acercamiento entre Junts y el PP no permite avistar, a día de hoy, la posibilidad de que fructifique una moción de censura contra Pedro Sánchez. De entrada, Junts cierra la puerta a ello por completo: “Es una fantasía”, aseguraba Jordi Turull hace un mes en una entrevista en ElNacional.cat. “Es un supuesto, porque es un PP que va del brazo con Vox. No hace falta ni que nos lo insinúen”, añadía el secretario general de Junts. Semanas antes, Feijóo había alargado la mano a los socios habituales de la Moncloa para una moción de censura. El PP, consciente en todo momento que le faltan cuatro votos, no dará ningún paso adelante en falso. Ahora bien, puede ser diferente el recorrido de la cuestión de confianza exigida por Carles Puigdemont. En el primer aniversario del Acuerdo de Bruselas, el pacto entre Junts y el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez, Junts presentó una iniciativa al Congreso para emplazar al presidente español a someterse a una cuestión de confianza. De momento, el PSOE la ha congelado a la Mesa de la cámara baja mientras estudia si acepta que se debata (jurídicamente, los letrados lo han avalado). Y el PP se aviene a apoyarla.
Feijóo confesaba fuera de micrófonos ante los periodistas que no tiene “ningún interés en confirmar” al Gobierno. Y el líder del PP incluso interpeló directamente a Míriam Nogueras durante la sesión de control en el Congreso: “Por supuesto que Sánchez no es de fiar y los seguirá engañando. Se lo he dicho muchas veces y lo reitero hoy”. Asimismo, el portavoz del PP, Borja Sémper, aseguraba públicamente que no ve “motivos” para rechazarlo y la cara visible de los populares en el Congreso, Miguel Tellado, abrazaba a los juntaires: “Si Junts se ha dado cuenta ahora, bienvenido a este lado del muro desde donde creemos que Sánchez se equivoca y vive atrincherado”. A lo largo del próximo mes de enero la Mesa tendrá que decidir si acepta tramitar la iniciativa, que se debatiría y votaría previsiblemente durante el mes de febrero. Reeditar la pinza del PP y Junts (con el aval de Vox) supondría la derrota parlamentaria más sonada de la legislatura.
El PP proponía en enero disolver los partidos que impulsen un referéndum de autodeterminación
Este entendimiento emergente entre las dos formaciones contrasta con la línea de actuación del PP para empezar el año. Justo el 3 de enero, los populares registraron la enmienda a la totalidad a la ley de amnistía. Su hoja de ruta era clara: más Código Penal para combatir el independentismo introduciendo la posibilidad de disolver partidos políticos que impulsen un referéndum de autodeterminación o proclamen la independencia. “Les han dejado las manos libres para volver a hacerlo si es que es lo que quieren y los independentistas dicen que eso es lo que quieren”, lamentó Miguel Tellado, que puso de relieve la voluntad de los populares de “rearmar el Estado”. Ahora bien, dejó claro que “no se puede perseguir un partido por las ideas”. Durante el debate en el pleno, que tumbó la propuesta del PP, la secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, denunció que su propuesta iba en la línea de lo que “hacen las democracias modernas cuando están en peligro” y reprochó a Pedro Sánchez que permita que “aquellos que quieren romper el orden constitucional sean los que condicionen el futuro del país”.
📝 El PP propone disolver los partidos o entidades que impulsen un referéndum de autodeterminación
“En Catalunya hubo días de puro terror y puro fascismo”
Durante el primer trimestre de 2024, el PSOE y el independentismo estuvieron perfilando el redactado de la ley de amnistía. Una de las preocupaciones de ERC y Junts era blindar las maniobras de la justicia española para esquivar la norma del olvido penal con acusaciones de terrorismo sin fundamento. Y el PP se tiró en tromba contra ello relacionando sin complejos (y sin argumentos) el procés con el terrorismo. “El terrorismo es terror, y en Catalunya hubo momentos y días de puro terror y puro fascismo, porque la gente no podía salir a la calle”, verbalizó Feijóo en una entrevista en Antena 3 a finales de enero, en la que calificó las protestas de octubre de 2019 de “kale borroka independentista”. “El terrorismo ni se tapa ni se perdona, se investiga y se condena hasta el final”, sostuvo al líder del PP después del primer acuerdo entre el PSOE, Junts y ERC para enmendar el artículo de la amnistía referente al terrorismo.
El terrorismo es terror, y en Cataluña hubo puro terror y fascismo. pic.twitter.com/Xie1cZwxrv
— Partido Popular (@ppopular) January 31, 2024
Feijóo celebra la alianza con Junts en el Congreso: “Es lo que tiene que hacer alguien que quiere optar a la presidencia”
Lejos de estas declaraciones, hace tres días, durante el balance de 2024, Alberto Núñez Feijóo sacó pecho de su relación con Junts. “El Partido Popular reúne mayorías y saca leyes adelante no de cualquier manera y no a cualquier precio: sin ceder a chantajes, sin subastar el Estado y sin cambiar de principios”, reivindicó de entrada. E interrogado explícitamente por la cuestión, mostró plena comodidad a aliarse (“coincidir en algunas votaciones”, dijo) con los de Carles Puigdemont en el Congreso: “No me importa coincidir para cumplir mi programa electoral sin chantajes ni amenazas”. Y puso de relieve que eso es “lo que tiene que hacer alguien que quiere optar a la presidencia del Gobierno”. Sin embargo, quiso marcar distancias con los pactos que alcanza Pedro Sánchez con el independentismo: “Quien acepta fotografiarse con una persona a quien tendría que detener es Sánchez”, aseveró en alusión a la posible futura reunión entre el líder de Junts y el presidente español.
📝 Feijóo, sobre la alianza con Junts en el Congreso: “No me importa coincidir sin chantaje ni amenazas”
Por cierto. Este no es el primer giro que exhibe Feijóo en su visión de Junts. En febrero, en una conversación con un grupo de periodistas, el líder del PP confesó que estaría abierto a conceder un indulto condicionado a Carles Puigdemont si rinde cuentas ante la justicia española, cumple la condena, pide la medida de gracia y renuncia al referéndum y a la independencia por la vía unilateral. Además, reconoció que los populares estudiaron durante 24 horas la legalidad de la ley de amnistía cuando abordaron con Junts la constitución de la Mesa del Congreso. De hecho, en aquel momento, uno de los dirigentes del PP, Esteban González Pons, expresó que “no está en duda la tradición y la legalidad” de Junts. Eso sí, los populares no iban al unísono. Elías Bendodo consideró que Junts “hace tiempo que decidió estar fuera de la Constitución” y Borja Sémper insistió que “está fuera de la racionalidad política”.
“En todo lo que coincidamos estoy seguro de que Junts encontrará nuestros votos”
Feijóo no ha sido lo único que ha celebrado la alianza con Junts. El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, aseguró que está “tremendamente satisfecho y orgulloso” de sumar con los juntaires, agitó los “recelos” de un PSOE “tremendamente preocupado” con esta alianza y se mostró dispuesto a mantener y alargar la complicidad: “En todo el que coincidamos estoy seguro de que Junts encontrará nuestros votos y nosotros encontraremos los suyos”. “Con Junts tenemos relación en el ámbito parlamentario, y está aquí donde se hace política”, añadió. Y cerró la puerta a reunirse con Carles Puigdemont en Waterloo: “Mal es que haya que ir a Waterloo o a Suiza a decidir el futuro de España. Nosotros hacemos política para España y desde el Congreso de los Diputados”.
Alejandro Fernández recela del acercamiento a Junts: “Puigdemont es tóxico y radiactivo”
Sin embargo, no todo el mundo está alineado con la seducción a Junts. Desde Catalunya, el líder del PP catalán, Alejandro Fernández apuesta por distanciarse de los juntaires. La semana pasada, pidió quitar la “llave” de la política española a Carles Puigdemont alegando que el presidente de Junts es “tóxico y radiactivo” y que la formación que encabeza es un partido “antiespañol que quiere destruir la democracia española”. No eran unas palabras nuevas. El dirigente popular ha chocado en más de una ocasión por este motivo con Alberto Núñez Feijóo. De hecho, quince días después de ser confirmado como candidato el 12-M, cerró tajantemente la puerta a cualquier conversación con Junts: “No tengo nada que hablar con prófugos golpistas, es de Barrio Sésamo”. “Un partido con una tesis esencial que es que España es una dictadura dirigida por un rey fascista. Que alguien me diga de qué se tiene que hablar con ellos”, había esgrimido en agosto de 2023. “Junts sí que es mi rival”, proclamó en otro momento, horas después de que Feijóo dijera que no era “rival político e ideológico” de Junts.
La presidenta de la Comunidad de Madrid y una de las voces con más ascendencia en el PP, Isabel Díaz Ayuso, también recela de aliarse con Junts. “Ya saben lo que opino de los independentistas y de lo que están haciendo con la España de todos”, afirmó esta semana. Y apostó por perimetrar la complicidad entre los juntaires y los populares: coincidir en algunas votaciones no implica que hagan “pinzas” o establezcan una “estrategia”. “Más allá de eso, si tienen que pactar a futuro cualquier otra cuestión, gracias a Dios, como no me toca a mí, no me tengo que meter”. “Yo no iría con Junts ni a la esquina”, dijo en febrero en una entrevista a Telecinco.
Pero Alberto Núñez Feijóo tiene otra estrategia: va con Junts más allá de la esquina y tiene mucho que hablar (en la carpeta socioeconómica) con los de Míriam Nogueras. En Génova se muestran encantados de sumar Junts en su estrategia para noquear a Pedro Sánchez. Las últimas semanas han servido para romper el hielo y la complicidad que han exhibido hace intuir que en 2025 la alianza parlamentaria entre ambos partidos tendrá nuevos capítulos. Veremos de qué magnitud.