Desde 1999 que la CUP no había dejado de crecer. Una tendencia al alza que se vio truncada el 21-D de 2017 y que ha tocado fondo en las municipales de este año. A raíz de este encadenamiento de malos resultados, la cúpula del partido ha hecho una profunda autocrítica que ha culminado con una ponencia política que tendrá que validar la asamblea nacional el próximo 14 de julio. El documento, de 28 páginas, es una enmienda a la actitud de bloqueo adoptada durante el último año y medio, desde que Torra es president, y aboga por "pasar de una oposición frontal a una oposición contundente pero propositiva". En el horizonte se mantiene la independencia, pero se endereza el rumbo para llegar.
A lo largo de los últimos años de procés, la CUP ha tenido un papel influyente y decisivo en muchos de los pasos que se han emprendido. En el 9-N de 2014, el rol de David Fernàndez apoyando a Artur Mas permitió superar las reticencias de ERC e hizo posible la consulta, meses después y encabezados por Anna Gabriel, la oposición de los cupaires a Mas forzó el paso al lado y la entrada en escena de Carles Puigdemont. A media legislatura, presionaron para modificar la hoja de ruta de Junts pel Sí e incorporar el referéndum. Todas, decisiones nada menores en la historia reciente de Catalunya. Ahora, sin embargo, empiezan a constatar que han llegado a un callejón sin salida y entienden que hay que rediseñar la estrategia partiendo de una premisa esencial: "Hoy no se puede mantener la ficción de que la ruptura es inminente", tal como recogen en su propuesta de ponencia política.
El documento lo han elaborado miembros del secretariado nacional, del grupo parlamentario y de las diversas asambleas territoriales. La militancia tendrá la última palabra en la asamblea de domingo 14 de julio. El análisis concluye que se ha superado un ciclo político, que iba del 15-M al 1-O y que ahora se ha empezado otro en el cual necesitan volver a ser un "actor político clave". Y eso pasa, según su punto de vista, por "salir de esta situación de bloqueo", porque "quizás hemos sido más un agente crítico que no propositivo". Ahora se emplazan a corregir esta tendencia, "sin dejar de ser críticas, queremos aportar nuestro grano de arena".
Iban lentos porque iban lejos
Se trata de un baño de realismo en toda regla. Se asume que "ni la CUP ni la izquierda independentista estamos hoy en condiciones de materializar este proyecto político", que "después de un último ciclo de gran aceleración política y social tenemos que resituarnos" y que "el ejercicio de la autodeterminación, el final de las políticas de austeridad y la consecuente construcción de una república independiente son un objetivo más lejano de lo que parecía ahora hace unos meses". Eso sí, avisan de que constatar este hecho no implica renunciar a los objetivos de la independencia. Iban lentos porque iban lejos, decía su famoso eslogan de campaña de 2015.
Desde la CUP lamentan haber quedado "con el paso cambiado" debido a la incapacidad para aportar un cambio de discurso en relación al nuevo momento político. Al mismo tiempo, reconocen que la táctica de bloqueo en la cual se han instalado esta legislatura "ha tenido un impacto mínimo y no ha dado frutos concretos aparte de afianzar el aislamiento parlamentario de la CUP".
La nueva estrategia pasa por rearmarse y aprender de los errores, pero también por identificar y potenciar las fortalezas. Entre los aciertos, destacan y apuestan por perseverar en la movilización y los procesos de autoorganización popular, que tuvieron su máximo exponente en el 1-O, y seguir tensando el Régimen del 78 y de la Unión Europea por medio de la desobediencia civil. Esta vez, la CUP considera que hay que dar un paso más y abre la puerta a "asumir responsabilidades institucionales allí donde haga falta", también en el Govern de la Generalitat si fuera necesario.
Sobre la conveniencia o no de impulsar un nuevo referéndum de autodeterminación unilateral, la CUP señala que hoy no se cumplen las condiciones óptimas para organizarlo y que si se acabara convocando habría que contar con un amplio consenso social y una acción previa para recoger el máximo de apoyos y complicidades internacionales. La clave es saber cómo afrontar un nuevo embate "en condiciones de victoria".
Durante los próximos días tendrán lugar las asambleas locales y territoriales donde se abrirá el texto a debate y a enmiendas. Veremos cómo cala este cambio de rumbo entre la militancia y el ala más dura del partido. Las asambleas de la CUP acostumbran a ser movidas. En menos de dos semanas, el desenlace.