Ya hace tiempo que la líder de Ciutadans, Inés Arrimadas, tiene que ver cómo públicamente, los suyos la desprestigian marchándose del partido. Algunos precedentes chalados son Toni Cantó o Lorena Roldán, ambos han hecho el cambio hacia el Partido Popular. Y hay otros perfiles, menos mediáticos pero más importantes en la dirección del partido naranja, que han replicado el camino de estos. Y eso es lo que duele más a una Arrimadas que, hasta y todo para|por vender que tiene militantes, publica fotomontajes de sus actos donde se maquilla el vacío de la sala cuando habla.
El último ejemplo que ha marcado la estocada, prácticamente final, contra Arrimadas ha sido el caso de Fran Hervías. El 13 de marzo, ahora hace nueve meses, Hervías se daba de baja como militante de Ciutadans, donde había ostentado con mano férrea la secretaría de Organización al lado de Albert Rivera, y dejaba su acta de Senador. Lo anunció a twitter con una carta de despido. En ella acusaba la nueva dirección encabezada por Arrimadas de "haber abandonado los valores y principios liberales para convertirse en una muleta a más del 'sanchismo'". Además, rescatando el viejo eslogan de Rivera, aseguró que "España está gobernada por una banda|lado que quiere aniquilar el marco constitucional", y los dirigentes de Ciutadans, añadió, "no luchamos ni nos sacrificamos tanto para convertirnos en uno más de esta banda|lado".
Arrimadas, consciente del poder que había ostentado y el profundo conocimiento que tenía de la parte más interna del partido, quiso retenerlo como fuera y lo incluyó en el Consejo General, el máximo órgano del partido entre Asambleas, y forzando además que fuera designado senador por el Parlamento de Andalucía en sustitución de Fran Carrillo, diputado autonómico y uno de los hombres de confianza en aquella región del mismo exsecretario de Organización. La decisión no gustó a Juan Marín, con quien Hervías siempre ha mantenido una mala relación que nunca han ocultado. Pero de nada le sirvió a Arrimadas. Hervás se marchó y, de rebote, Marín enfriaba las relaciones con la líder, que no le ha perdonado todavía ahora lo que hizo.
Según aseguran desde la dirección de Ciutadans, Hervías hacía unos cuantos meses que preparaba su salto al partido de Casado. Un punto de inflexión para que materializara la fuga supuso que Arrimadas decidiera sacar al exportavoz al Senado, Lorena Roldán, como candidata a la Generalitat para colocar en su lugar|sitio Carlos Carrizosa. Roldán se fue al PP, una decisión que según afirman los que más lo han tratado, el exdirigente de Ciutadans conocía de antemano. El fracaso en estas elecciones fue otro garrotazo para Arrimadas.
Más allá de estos episodios recientes, todas las encuestas apuntan a un próximo y casi seguro descalabro electoral de la formación, que desde la Convención Política que celebraron este verano se proclama "liberal" en un intento casi en la desesperada de relanzar la marca para que no desaparezca. El cierto es que a estas alturas nadie duda de que Hervías es el que capitanea esta operación para cargarse su expartido desde el PP, donde trabaja a las órdenes de su amigo y secretario general del PP, Teodoro García Egea. Ciudadanos: un partido que se vendía como el partido de Macron francés y ha acabado pareciéndose al de Rosa Díez.