Gorka Knörr Borràs (Tarragona, 1950), de padre vasco y madre catalana, exdiputado y exdirigente de Eusko Alkartasuna (EA), es uno de los tres miembros de la Mesa del Parlamento de Euskadi, junto con Juan María Atutxa, el presidente de la Cámara, y Kontxi Bilbao, que fueron condenados por el Tribunal Supremo —en una sentencia validada por el Constitucional— por haberse negado a disolver el grupo parlamentario de Sozialista Abertzaleak. Ahora, el Tribunal Europeu de Derechos Humanos les ha dado la razón y ha condenado a España. Knörr, que reside en Barcelona desde el 2005, valora la decisión de Estrasburgo en esta entrevista concedida a El Nacional.
¿Cómo valora la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos después de haber sido condenado por la justicia española?
Un amigo íntimo me acaba de enviar un mensaje que dice "¡Zorionak Europa!". No es la primera vez que en muchas causas tiene que ser un tribunal europeo quien determina nuestros derechos democráticos. Es una satisfacción y al mismo tiempo es una vergüenza. Estamos muy contentos porque se ha demostrado que se han vulnerado unos derechos incluso reconocidos por la Constitución española.
No es la primera vez que tiene que ser un tribunal europeo quien determina nuestros derechos democráticos. Es una satisfacción y una vergüenza.
Fue un procedimiento largo, con absoluciones, y finalmente esta condena que ahora ha sido revocada. Cómo lo recuerda?
Sí, después de ser absueltos dos veces por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco nos condenó el Tribunal Supremo de una manera increíble porque por el medio se había producido la doctrina Botín, unos meses antes, según la cual, si no hay más que la acusación particular no hay juicio oral. En nuestro caso se aplicó justamente lo contrario, porque nosotros éramos un caso especial. Nos condenaron sin darnos audiencia, que es el punto fuerte en que nuestra defensa ha basado su argumentación en el sentido de que no se han respetado los derechos constitucionales y además se ha vuelto a revisar un juicio sin escucharnos. Con nuestro equipo jurídico pensamos que eso era lo bastante fuerte para ganar y no fuimos a un proceso más complejo sobre si estábamos en ejercicio de la soberanía parlamentaria o no. Basamos nuestra defensa en la vulneración de los derechos constitucionales de manera palmaria.
¿Cree que hay paralelismos con el tratamiento judicial del proceso catalán?
Palmariamente, sí. No sólo se están vulnerando los derechos de los parlamentarios sino que, además, la justicia va cambiando las reglas del juego y las adapta a su conveniencia. Se están vulnerando los derechos de opinión y de expresión política y se están adaptando las reglas del juego a la conveniencia política.
En el caso catalán, la justicia va cambiando las reglas del juego y las adapta a su conveniencia
La Fiscalía llevó el peso de las actuaciones judiciales en el caso Atutxa y también en el procés.
En nuestro caso, el Fiscal General del Estado, evidentemente por impulso del gobierno Aznar, nos acusó y se autodescalificó muchísimo porque se estaba hablando de disolver un grupo parlamentario. Y todo el mundo sabe que aunque parezca lo mismo que un partido, no lo es. Y se tiró a la piscina. A pesar de que el juez Garzón ya había pedido previamente una opinión y el propio fiscal general del Estado ya le había dicho que no se metiera. Pero aún así se metió. Y cuando cambiaron las tornas, con el gobierno Zapatero, el fiscal general del Estado se retiró de la acusación. Desgraciadamente, aquí lo que da miedo es que el Partido Socialista, en un caso similar, no se desmarque de la posición de la fiscalía del Partido Popular.
En el caso de Cataluña…
Sí, el Partido Socialista tendría que ser mucho más beligerante con el tema de la Justicia. Esto no se puede hacer. No se puede llevar al tribunal a una Mesa del Parlament por eso [permitir votar]. Y aquí, el Partido Socialista no ha tenido la osadía de decir: hasta aquí hemos llegado y a esto no apoyamos.
¿Cómo le afectó políticamente y personalmente la sentencia, que los inhabilitaba y los condenaba a pagar una multa?
Tuve que pasar por el trago que mi propio partido, Eusko Alkartasuna, no me presentó a las listas del Parlamento, en las elecciones de 2005, por un tema de protagonismo de la presidenta. Se produjo una inhabilitación antes en mi casa que por el propio tribunal. Esto me hizo mucho daño. Después, una vez ya hubo la sentencia condenatoria, el 2008, se me ofreció la posibilidad de ir al Parlamento Europeo en 2009, pero por pocos días no podía ir. La inhabilitación acabó al poco de las elecciones europeas. Pero en aquel momento ya tenía pensado que yo no actuaría más en la primera línea política. El 2006 había abandonado el partido por la jugada que me hicieron
¿Ha hablado con sus compañeros de la Mesa del Parlamento vasco después de conocer la decisión de Estrasburgo?
Sí, con Atutxa sí, no he podido localizar todavía a Kontxi. Con el presidente Atutxa ha sido una conversación muy impactante. Estaba muy emocionado. Y yo también. Soy una persona muy sensible. Hemos tenido un momento de decir "bien, estamos muy contentos...", hemos ganado pero para mí ha sido sobre todo una expresión de gratitud, por haber estado siempre a mi lado, como Kontxi Bilbao, y hoy he tenido en la cabeza a toda la gente que en estos años tan duros ha estado a mi lado. No es fácil.
Forcadell ganará en los tribunales, pero espero que antes Catalunya haya encontrado su camino y no haga falta
¿Qué le diría a Carme Forcadell y el resto de miembros de la Mesa del Parlamento de Catalunya contra los cuales pesan querellas de la Fiscalía, o al expresidente Mas y los miembros de su gobierno condenados por el 9-N?
Estoy convencido que un día u otro, si eso finalmente acaba en los tribunales, se ganará. Será un proceso muy largo. Pero yo espero que antes de eso Catalunya haya encontrado su camino y que no haga falta. Comparto con todo el corazón con la presidenta del Parlament y el resto de miembros de la Mesa su situación, su sentimiento. Al fin y al cabo, lo que se está vulnerando es la capacidad de un Parlamento para hablar.